El matrimonio Arnolfini es una obra de Jan Van Eyck realizada en 1434 y de la que podemos disfrutar en la National Gallery de Londres. El cuadro ,de sobra conocido por todos, representa el momento en que contraen matrimonio Giovanni Arnolfini y su esposa, Jeanne Cenami, según la teoría de Erwin Panofsky. Giovanni Arnolfini fue un rico mercader italiano que se asentó en la ciudad de Brujas donde prosperó, como podemos ver en esta escena costumbrista gracias a la cantidad de objetos representados. Se trata de un verdadero testimonio documental de lo cual da fe el pintor con su firma debajo del espejo: “Joanes Eyck fuit hic” (J.Eyck estuvo aquí). Van Eyck pertenece a los llamados primitivos flamencos, un grupo de pintores distinguidos por la minuciosidad microscópica, el naturalismo y el tratamiento de la luz en sus obras.
Dos elementos pictóricos destacan con especial fuerza en esta imagen: la perspectiva y la luz. Todas las líneas convergen hacía el fondo, por tanto, contemplamos una perspectiva lineal que aquí se amplía por el efecto del espejo. La luz aparece también de forma activa, brillante y con veladuras, gracias a la técnica del óleo, parece que hasta se ha representado el aire, podemos respirarlo.
La escena es célebre, precisamente por todos los detalles simbólicos que posee, es posible hacer un análisis de la obra en la que nada es arbitrario.El esposo tiene un gesto serio mientras que parece bendecir a su mujer y le sostiene la mano. Ambos están vestidos con una ampulosa vestimenta. La mujer se sostiene el vientre y aunque hay variedad de opiniones, parece que no estaba embarazada (se sabe que el matrimonio no tuvo hijos) aunque si deseosa de estarlo. Todos los ornamentos que aparecen en la estancia nos hablan del poder económico del matrimonio: la cama, la alfombra, los zuecos, la lámpara, los rosarios, el espejo y las naranjas; símbolo de su poderío (eran muy preciadas en el norte de Europa en esta época en que escaseaban) que aparecen matizadas por una luz prodigiosa.
Los detalles que habitan la escena son una vez más un homenaje del artista a la naturaleza, a lo sencillo, a la belleza natural, sin artificio. Van Eyck nos acerca a un rincón del mundo real en un intento de mostrar la naturaleza tal y como aparece ante nuestros ojos; una belleza de verdad, por que lo bello se encuentra a nuestro alrededor.
16 comentarios:
Es uno de mis cuadros favoritos, una maravilla...
Cuanta incultura tengo, no conocía ese cuadro. Pero gracias a ti y a tu explicación, me gusta.
Y por cierto, gracias por la receta! ;)
Coincido con Miriam, es uno de mis cuadros favoritos, puede que mi entusiasmo por él sea porque su simbología me sumerge en la época en la que se pintó. La fotografía de la naranja es preciosa.
Un pudding delicioso, tiene una textura y una presencia estupenda!! te ha quedado divino.
Besosss
Me acuerdo perfectamente de ese cuadro.Os tocó en un examen en COU,porque el año antes lo habían puesto en selectividad...jajaja.Un saludo.
Este cuadro siempre me ha gustado! És impresionante si te paras a estudiarlo con detalle, toda la información que puedes ver. El puding también fantástico! Besos guapa
Me encanta este cuadro, es una de esas cosas que aprendes en Historia del arte en el instituto (Se sigue dando esa asignatura????) y van contigo de por vida :)
Gracias por recordárnoslo.
Increíble la de detalles e información que da el cuadro!
El puding en formato así pequeño me parece genial.
Veni a visitarme que te deje un regalo!. besos
Me ha encantando tu blog, la receta y los comentarios del cuadro, yo era de ciencias pero sí lo recordaba
me he pasado por aquí de casualidad y este blog me ha parecido interesantísimo
El tono verde del vestido de la Señora Arnolfini es una maravilla, es un cuadro enigmático aunque la escena sea simple y costumbrista.
Delicioso además el pudding y ese reflejo color verde que tu mano retrata como una Van Eyck fotográfica :-)
Un abrazo,
que gracia, este cuadro me calló en un examen de selectividad, lo adoro,,,un besazo linda susan
Gracias a todos.No sabéis como me animan vuestros comentarios. Un beso
Es curioso la cantidad de gente a la que este cuadro maravilla desde la primera vez que se encuentran con él. Aparte de la carga simbólica que encierra y el recurso del espejo, donde se puede apreciar al mismo Jan Van Eyck enfundado en su misterioso turbante rojo, el cuadro emana luz y vida. No me canso de contemplarlo, y año tras año los alumnos a los que se lo explico se quedan literalmente mudos de asombro. No dejar de despertar pasiones. Como tu blog, cada día me sorprende más.
Un besote
This is fantastic!
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