sábado, 24 de abril de 2010

Fiebre bananífera

Magdalenas de plátano

Ingredientes

250 gr harina
250 gr de plátanos
125 gr de azúcar
1 huevos
80 ml de aceite vegetal
250 gr de yogur natural
una cucharadita de levadura
media cucharadita de bicarbonato



Precalentamos el horno a 180 ºC y preparamos los moldes para las magdalenas. Pelamos los plátanos, los trituramos. Después, mezclamos con la harina, la levadura y el bicarbonato.
Batimos un huevo y añadimos el azúcar, el aceite, el yogur y los plátanos triturados. Incorporamos a la mezcla de harina.
Rellenamos los moldes y horneamos todo durante aproximadamente 30 minutos.
Se le puede añadir alguna cobertura (aunque están muy buenas sola), yo opté por nata montada para la presentación.

Un día perfecto para el pez banana

Originalmente Un día perfecto para el pez banana fue un relato publicado en la revista The New Yorker en 1948 aunque posteriormente fue incluido en la antología Nueve cuentos de Salinger.

Jerome David Salinger nació en 1919 y ha muerto recientemente, el 27 de enero de 2010. Se convirtió en un escritor mundialmente conocido desde la publicación en 1951 de El guardián entre el centeno. El escritor se crió en una familia judía de Manhattan (su padre era comerciante de quesos “kosher”). Estudió en la Universidad de Columbia y desde muy pronto comenzó a escribir crítica de cine. Participó en II Guerra Mundial, estuvo presente en el desembarco de Normandía, lo que posiblemente ha dado el carácter pesimista a algunos de sus cuentos.

Un día perfecto para el pez banana cuenta la historia de Seymour Glass (un componente de la familia Glass, tratado por Salinger en otros cuentos), un recién casado que acaba de volver de la guerra y está pasando la luna de miel con su esposa.  Seymour se encuentra en la playa con una niña a la que le cuenta la historia de los peces bananas:



“Los peces bananas tienen debilidad por las bananas. No es una forma de decir. Las bananas hacen salir a flote toda la debilidad de los peces banana. Se lo pasan rastreando pozos en los que haya bananas. Cuando encuentran uno, se aproximan a él como si fueran peces comunes. Pero una vez que entraron, se comportan como cochinos. Se ha escuchado de peces banana que fueron capaces de comerse, en su ataque de gula, setenta y ocho bananas. Lo que ellos ignoran mientras están en pleno festín, es que mientras comen, engordan. Y tanto, que cuando quieren salir del pozo ya no pueden. Contraen fiebre bananífera y mueren.”


Lo verdaderamente interesante de este cuento es la interpretación que puede darle el lector, lo que no se cuenta es lo importante. La tragedia del protagonista es invisible para los demás, se ha silenciado y en una situación en que todo es aparentemente normal, donde debería reinar la paz y tranquilidad, reaparece la tragedia.

Porque Seymour estuvo en la guerra (como Salinger) porque sobrevivió a lo que no debió sobrevivir, al horror. Porque ante este, como bien sabía Paul Celan, solo valen las metáforas.

“UN ESTRUENDO: la
verdad misma
ha comparecido entre
los hombres,
en medio del
remolino de metáforas.”





sábado, 17 de abril de 2010

El salto inglés

Pan irlandés

4 tazas de harina
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de bicarbonato
1 ¾ tazas de suero de leche



Precalentamos el horno a 220 ºC
Tamizamos la harina, la sal y el bicarbonato en un cuenco. Hacemos un hueco en el centro y vertemos casi todo el suero de leche. Mezclamos bien  y amasamos. Debemos intentar formar un círculo de unos 20 cm. de diámetro y lo pasamos a la bandeja del horno.
Mantenemos durante 25 o 30 minutos hasta que esté dorado y suene a hueco al golpearlo con los nudillos. Lo dejamos en una rejilla metálica hasta que se enfríe.


Dublinesca

Enrique Vila Matas es un escritor catalán que acaba de publicar su último libro, Dublinesca, con una estructura narrativa típica en una novela, algo raro en él. No puedo disimular mi debilidad por este autor, creo que lo que más me fascina de él es su capacidad para descubrirnos y recordarnos constantemente artistas maravillosos (no hablo sólo de escritores, también directores de cine, artistas, músicos,…) todos sus libros son una fuente de conocimiento, están llenos de referencias culturales.

De Dublinesca ya se ha dicho mucho,  sus menciones a  Joyce y Beckett, el funeral por la literatura… Pero siempre encontramos un mensaje positivo en el crepúsculo del protagonista, Samuel Riba: el amor por ella (“escribir y olvidar”) y por los libros también como objetos; ellos son los protagonistas, como no podía ser menos.

Y, por supuesto, la poesía, que es el origen, el principio y está presente en todo el relato. Sobre todo unos versos de la poeta uruguaya Idea Vilariño (aún más que los de Larkin, que dan título a la novela) que a mi también me emocionan


Fue un momento,
un momento
en el centro del mundo



sábado, 10 de abril de 2010

Un día rojo*

Cruasanes

2 yemas de huevo
250 gr. de harina/
125 gr. de leche templada
40 gr. de mantequilla en pomada
20 gr. de azúcar
8 gr. de levadura fresca
una pizca de sal

Para pincelar
yema de huevo
leche
mantequilla


Deshacer la levadura en un poco de leche. Amasar todo los ingredientes durante 10 minutos. Dejar reposar la masa taparla y esperar más o menos una hora, hasta que doble su volumen. Estirarla, con un grosor de 1/2 cm. Pincelarla con un poco de mantequilla derretida y dejarla reposar 10 minutos. cortarla en triángulos y enrollar cada uno sobre sí mismo empezando por el lado más largo. Pincelar la superficie de cada cruasán con una mezcla de yema y leche. Dejar leudar en un lugar cálido hasta que doblen de volumen. Cocer a 180º hasta que estén doraditos.
No es la masa de hojaldre auténtico pero quedan buenísimos.


 
  












Desayuno con diamantes

Originalmente, Desayuno con diamantes es una novela de Truman Capote donde nos cuenta la vida de una chica que vive en el Upper East Side newyorkino. El narrador, un aspirante a escritor (muy parecido a Capote en el relato), nos cuenta como Holly Golightly se dedica a salir con hombres de la alta sociedad durante 1943-45. Fue publicada en 1958.

La verdad es que lo que ha hecho mundialmente conocido este relato ha sido la película del mismo nombre dirigida  y adaptada por Black Edwards y protagonizada por  la inolvidable Audrey Heppburn (¡qué pena que se esté convirtiendo en una marca!) . Se estrenó en 1961 y fue ganadora de dos Óscars, a la mejor banda sonora y a la mejor canción por “Moon river”. Por eso, tampoco podemos olvidar al maravilloso Henry Mancini.

La película, desde luego, es una adaptación libre de la novela. El personaje interpretado por George Peppard (el narrador en el libro) fue totalmente transformado. También la ubicación temporal: en la película, comienzos de los 60, en la novela, después de la Segunda Guerra Mundial. Además de otros muchos cambios, quizás menos importantes.

El filme tiene imágenes inolvidables, pero como podéis imaginar, me quedo con la inicial: Holly aparece en una taxi con un elegante traje de noche y unas enormes gafas de sol. Saca un cruasán, un café y se queda extasiada mirando el escaparate de Tiffany`s.

Lo interesante de la historia es que un mundo aparentemente frívolo y superficial se encierra el miedo a la soledad y al fracaso, la búsqueda de la felicidad y finalmente el triunfo de esta bien entendida. Una delicia, como los cruasanes.


* ”Los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe porqué. Cuando me pasa, lo único que me viene bien es ir a Tiffany's (…)  porque nada malo puede ocurrirme allí.”