jueves, 25 de agosto de 2011

Un verdadero genio

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John Kennedy Toole (1937-1969) es el autor de La conjura de los necios, Premio Pulitzer de 1981. Cualquier persona observadora se preguntará la razón de este premio tardío: la madre fue la que luchó, tras el suicidio de su hijo por sacar el libro a la luz. Toole se había quitado la vida tras la negativa de varias editoriales pero la insistencia de su madre consiguió que obtuviera este maravilloso resultado. 


El delirante personaje central de la novela es Ignatius J. Reilly, de unos treinta años, que aún vive con su madre y se ve obligado a buscar trabajo para pagar una deuda. Las peripecias por las que pasa son innumerables y los trabajos que consigue también. Uno de esos trabajos consiste en vender salchichas con un carro ambulante. La trama se desarrolla en Nueva Orleáns y es, sobre todo, en el barrio francés donde Ignatius se come todas las salchichas porque vender, vende pocas…

Por supuesto, mis salchichas tienen que ver con esto y con el buen rato que pasé este verano leyendo esta novela. Pero no relaciono a Ignatius con este alimento simplemente porque llegó a venderlo sino porque me ha llevado a pensar que quizás muchas veces somos lo que comemos o, en otras ocasiones, comemos lo que somos. Las salchichas son un alimento popular, cotidiano, corriente que a veces nos parece incluso vulgar aunque todo depende de cómo se cocine. De la misma forma, Ignatius puede resultarnos un poco grosero o tosco pero en poco tiempo descubrimos exactamente lo contrario: las apariencias nos confunden (si Freud levantara la cabeza). Por eso el protagonista quedará en mi memoria por algunas de sus notables frases:
“Su total ignorancia de lo que profesa enseñar merece pena de muerte. Dudo que sepa usted que a San Casiano de Imola le mataron sus propios alumnos atravesándole con sus estilos. Su muerte, un martirio perfectamente honorable, le convirtió en santo patrón de los profesores.

Encomiéndese a él, tonto extraviado, pseudopedante que se dedica a decir: “¿alguien para el tenis?” y a jugar a golf y a trasegar bebidas alcohólicas, pues necesita usted realmente un santo patrón. Aunque sus días están contados, no morirá usted como un mártir (pues no defiende usted ninguna causa santa), sino como el perfecto imbécil que en realidad es.”

Por último no he hecho referencia al título del libro y a su razón  de ser. Toole lo tomo de un frase de Johnathan Swift que dice: “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.” Toole lo vivó en su carnes.


lunes, 1 de agosto de 2011

...y ayuno

Estaremos un tiempo de ayuno. Nos leemos en una tres semanas. Disfrutad del verano.