viernes, 19 de julio de 2013

Destellos de verano



Estos primeros días de verano pasan como segundos: mil cosas por hacer, disfrutar y olas de altibajos; esa sensación de los días calurosos, te aplanas pero sólo con pensar o ver algo inspirador te llenas de entusiasmo. Algo así ha conseguido Jarvis Cocker conmigo, leyendo unas pocas líneas de su libro: Madre, hermano, amante. El cantante de Pulp se refiere a esa sensibilidad de buscar lo hermoso en sitios o lugares no habituales; lo que tenemos delante y no percibimos.  Hallar la belleza en lo que desechamos, colar lo que arrojamos, los despojos, incluso de nosotros mismos y ahí, justo ahí, encontrar las cosas bonitas: la belleza.


Una forma de filtrar, de extraer lo maravilloso del día a día, de la cotidianeidad es anotar ideas, experiencias, sensaciones… en un cuaderno  porque así además somos conscientes de nuestra vida y la vivimos de pleno; pegar recortes, entradas, tarjetas y obtener un dietario “voluble”. Un ejemplo maravilloso de esto lo tenemos en los diarios de grandes escritores como Kafka, Musil, Virgina Woolf, Alejandra Pizarnik; también recuerdo ahora mismo, la entregas continuas de El salón de los pasos perdidos de Andrés Trapiello, y, por supuesto, mi admirado Vila Matas a quien ya he hecho un guiño.


*Cuaderno de Nick Cave y Keith Harring. 

*Delacroix


Todas estas ideas enlazadas han llenado mi cabeza observando detenidamente las ilustraciones  de Les Très Riches Heures du Duc de Berry, un libro de horas medieval, aunque no es un libro cualquiera , porque es considerado por muchos el libro más valioso del mundo.


Un libro de horas es un conjunto de ideas, como estos cuadernos o diarios de los que hablaba más arriba, puesto que mezcla salmos, rezos, calendarios y numerosas ilustraciones.  Habitualmente, se realizaba para la nobleza; este, como podéis imaginar, fue hecho para el Duque de Berry por los Hermanos Limbourg en el siglo XV. Es especialmente interesante por la minuciosidad y ornamentación de sus miniaturas; doce en total que recrean los meses del año y cada una de ellas igual de maravillosas.

Pongo mi atención en las miniaturas de julio y agosto, que nos demuestran, como las demás, que las cosas no han variado tanto.  La siega, el esquileo para refrescar también a los pobres animales de este calor estival, la marcha, los viajes y los baños en cualquier lugar con cierta cantidad de agua. Al final, lo importante es lo que permanece, lo necesario: uno días de asueto, cerca de algún lugar con agua,  un viaje reponedor… lo único que nos falta es un cuaderno donde anotarlo y una receta refrescante.


En este caso la receta lo es y no deja de lado la belleza, al menos es llamativa, un destello más que anotar y pegar en nuestro cuaderno este verano. Feliz verano a todos, disfrutadlo.