lunes, 20 de mayo de 2013

Llévame de nuevo al principio





Hace aproximadamente un mes recibí una invitación para hacer una entrevista. ¿Una entrevista? ¿Yo? Pero ¿por qué? Y, ¿sobre qué? Pues  porque  Mª Ángeles Torres de Secocina ha tenido una idea fantástica y ha escrito un libro maravilloso que se llama Sin receta. Una guía para descubrir tu creatividad en la cocina. Partiendo del libro, mi además nueva compañera en 1080 fotos de cocina, ha hecho una serie de entrevistas a personas afines a ella y a su forma de entender la cocina.



La idea del libro es ayudar al lector a adaptar cualquier receta, a seguir su inspiración y su creatividad con unos poco ingredientes: algo que ella hace en este volumen con auténtica maestría.

He tomado una de esas recetas para darle la vuelta: los almendrados. Pero más tarde pensando en la entrevista y mis respuestas, me hice otra pregunta ¿y si volvemos al principio?

Los almendrados son típicos del sur de España (Andalucía y La Mancha) y tienen su origen el la cocina sefardí, de ahí he tomado la receta original, de una experta en cocina judía de la que ya os he hablado en otras ocasiones, Claudia Roden.

De manera que volvemos al principio, a las raíces que tienen que ser fuertes para sostener el árbol, al inicio de los tiempos, al comienzo de la vida, a mirarlo todo como si fuera la primera vez porque la belleza siempre es nueva y nos acompañará el resto de nuestra vida.

Volver al principio no puede ser desandar el camino que hemos recorrido con tanto esfuerzo. Volver al principio es profundizar en nosotros mismos y en nuestras raíces para encontrar aquello que dejamos intacto. No se trata de agotar la vida, sino de hacerla más fértil.  Como en nuestra cocina, en casa, cuando recordamos lo que hacíamos y, de repente, nos vemos entre los cacharros recreándolo: haciéndolo igual pero diferente, cambiando este o aquel ingrediente y descubriendo que la belleza, aunque sea antigua, es siempre nueva. En la cocina y en la vida no debemos renunciar a la ilusión, a lo que nos ha llevado  a lo nuevo. Allí, en aquel impulso, sigue nuestra fuerza; lo que fuimos e hicimos nos conduce a lo nuevo. Nunca repetimos y nunca cocinamos dos veces un plato idéntico: volver al principio para seguir caminando.



Cada día de nuevo
Reconstruimos el mundo:

Aquí estarán las montañas,
Más allá las ciudades
Esta tarde los ríos
Cruzarán nuestro salón.

Y mañana, otra vez
A empezar desde el principio.


Nikola Madzirov



lunes, 13 de mayo de 2013

Olas como relámpagos





Hace un tiempo que venía rondando mi cabeza hacer un post sobre Junip, en concreto sobre Line of fire, una de las canciones perteneciente a su nuevo disco. Junip es un grupo sueco formado en 1999 cuyo principal componente es José González (de origen argentino) al que acompañan Elías Araya y Tobías Winterkon. Los tres publicaron su primer trabajo en el año 2000 pero hasta 2010 no volvieron a las andadas;  desde entonces se puede decir que han tenido continuidad porque su nuevo álbum, Junip,  es de este mismo año.




La banda se caracteriza por su eclecticismo musical (González habla de hip hop y ejerce como dj).Reciben influencia de Silvio Rodríguez, Caetano Veloso y Simon & Garfunkel hasta la cadencia brasileña o Nick Drake.


Su método se basa en la improvisación y después  “de encontrar algo” cada uno de ellos trabaja en solitario. González, por ejemplo, escribe los textos, que suelen ser bastante ambigüos basados en la música que ya está compuesta y en sus vivencias. Precisamente en este disco los temas insisten en el crecimiento o maduración, en las responsabilidades y en los momentos en que cambia la vida.


Line of fire es eso: línea de fuego, el momento en le que te paras en el límite y te das cuenta que es imposible volver y mirar al futuro requiere RESPIRAR, tomar impulso para salir corriendo con la fuerza y el empuje necesarios para  hacer frente a la vida y comerte el mundo.


De pie, sobre lo alto, cuando escuchas sonidos y te das cuenta  de que sólo es viento. ¿Qué harías si todo te golpea? Cada cresta de las olas brillante como un relámpago. Convéncete a ti mismo, a alguien más, y lucha desde el mundo. Mira a través de tus lugares más recónditos: te refugias contra la pared dando un paso atrás de la línea de fuego.

Nunca sabemos dónde estará nuestra línea de fuego y con frecuencia nos sorprende pensar qué haremos ese momento: ¿Avanzar o retroceder? Depende de cada uno de nosotros, pero yo os propongo tomarnos un respiro y disfrutar de la belleza contemplando lo que nos rodea, no dejarnos agobiar por la existencia y comernos uno de estos merengues que nos darán fuerza para seguir adelante y comernos el mundo y la vida a bocados.






What would you do
if it all came back to you?
Each crest of each wave
bright as lightning.

What would you say
if you had to leave today?
leave everything behind
even though for once, you're shining.

Standing on higher ground
when you hear the sounds
you realize it's just the wind.
And you notice it matters
who and what you let under your skin.

Put to the test
would you step back from the line of fire?
Hold everything back
all emotions set aside it.

Convince yourself
someone else
and fight from the world
your lack of confidence.
What you choose to believe in
takes you much too far
takes you much too far.

No one else around you
no one to understand you

no one to hear your calls.
Look through all your dark corners
you're backed up against the wall
step back from the line of fire.

What would you do
if it all came back to you?
each crest of each wave
bright as the lightning
do the same as you do
do the same as you do
do the same as you,
do the same as you.

I do the same as you,
Do the same as you
do the same as you do
What you choose to believe in
takes you much too far

No one else around you
no one to understand you
no one to hear your calls.
Look through all your dark corners
you're backed up against the wall
Step back from the line of fire















miércoles, 8 de mayo de 2013

"La vie en rose"






Los paraguas de Cherburgo es la película dirigida por Jacques Demy en 1963 que se hizo con la Palma de Oro en el Festival de Cannes y lanzó a Catherine Deneuve, una de sus protagonistas, a la fama.

Demy era un admirador del género musical y quiso darle una vuelta de tuerca con la película que hoy os presento; por eso, se ha convertido en una película de culto. El largometraje impactó no sólo por su tratamiento del melodrama romántico sino también pro el procedimiento musical, casi una ópera además de por su belleza pictórica y fotográfica.

La trama tiene como protagonista al amor de los dos personajes principales y las diferentes etapas en la relación amorosa: partida, ausencia y regreso; y por ello, puede parecer que cae en la sensiblería y lo cursi: nada más lejos de la realidad, porque con los ingredientes a los que me he referido transforma toda la historia en una realidad superior. Tenemos una trama banal que se convierte en excepcional a través de otros sentidos: la vista y el oído, los colores y la música.


Los colores son importantísimos en el film: el amor y la felicidad se representan con una gama cromática viva y luminosa: rosas, turquesas, amarillos; mientras que las despedidas tienen unos tonos grises, ocres y apagados. Con la música ocurre lo mismo: es una fuente de emociones y ahí es donde reside la grandeza de Los paraguas de Cherburgo.



Los sentidos tienen un gran poder evocador: todos tenemos un olor relacionado con esas estupendas vacaciones o unos colores asociados a nuestra infancia, que, como decía Rilke, es nuestra verdadera patria. Cuando somos niños tenemos una relación especial con ellos y la comida; rechazamos los colores azules o morados porque los relacionamos con los productos en mal estado y lo amargo (claramente asociado con el veneno).En cambio, el rosa, por ejemplo, nos transporta a un mundo de sueños y fantasías donde nada malo te puedo suceder; nos conduce a lo dulce, a lo delicado y azucarado; el algodón de azúcar y esos conocidos pastelillos para la gente de mi generación: los pantera rosa.


Porque nuestra infancia es nuestra patria, porque los colores son evocadores y porque muchas veces tenemos que refugiarnos en lo seguro, en lo conocido y en lo que nos trae bonitos recuerdos, hoy hago estos pastelillos que, como cuando éramos niños, nos darán un empuje, unos instantes de placer y alegría para impulsarnos otra vez a lo más alto.


También para nosotros es posible el reencuentro con lo que dejamos en el pasado: traer aquí esta pantera rosa,  con su color de alegría nos puede llevar al tiempo en que saltábamos sin preocupaciones y, como por una maravilla, estábamos más  cerca de las nubes, nuestra infancia.


Por otro lado, estos pastelillos se identifican  con la vida, con la realidad: puede que no te salgan a la primera; pero como en la vida se pueden intentar varias veces para obtener un mejor resultado. Aún así, seguro que no quedan perfectos y pensaréis que no era eso exactamente lo que queríais, como los protagonistas de la película:  a lo mejor esta es la mejor opción aunque no haya sido la deseada.