domingo, 21 de febrero de 2016

Perder es fácil

Como siempre, son varias las cosas que me traen hasta aquí. En los últimos días han confluido: Tirez sur le pianiste, un artículo de @guardian_el_ llamado Todo el mundo vive en Melrose Palce y un poema de Elizabeth Bishop titulado Un arte. A todos le encuentro un sentido parecido, una voz similar…



En el poema Bishop desgrana la importancia de vivir con menos, de perder las cosas, incluso lo importante o muy importante: el reloj de tu madre, tus casas, tus amantes…Entrénate en el sufrimiento de perder las llaves de tu casa, las del coche…quizás no es para tanto. Todo esto dice Bishop:


Un arte

No es difícil dominar el arte de perder;
Tantas cosas parecen llenas del propósito de ser perdidas,
Que su pérdida no es ningún desastre.

Perder algunas cosas cada día. Aceptar aturdirse por la pérdida
De las llaves de la puerta, de la hora malgastada.
No es difícil dominar el arte de perder.

Después practicar perder más lejos y más rápido:
Los lugares, y los nombres, y donde pretendías
Viajar. Nada de todo esto te traerá desastre alguno.

He perdido el reloj de mi madre. Y, ¡mira!, voy por la última
-quizás la penúltima- de tres casas amadas.
No es difícil dominar el arte de perder.

He perdido dos ciudades, las dos preciosas. Y, más vastos,
Poseí algunos reinos, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue ningún desastre.

Incluso habiéndote perdido a ti (tu voz bromeando, un gesto
Que amo) no habré mentido. Por supuesto,
No es difícil dominar el arte de perder, por más que a veces
Pueda parecernos (¡escríbelo!) un desastre.



Cuando llegan a mis manos poemas con los que me identifico tanto, siempre intento saber más de su autor, localizar todas sus obras, hundirme en ella. Como decía el otro día a propósito de esto, para saber si ellos sienten lo mismo que yo, si puedo aprender algo. Bishop vivió de niña la pérdida de su padre; posteriormente, la de su madre. Estuvo al cuidado de su abuelos, en un orfanato y finalmente, se independizó, viajó a lugares remotos y se ganó la vida con lo que más le gustaba: la escritura. Quizás su vida nos lleve a comprender sus poemas y a identificarnos con ellos: su falta de certezas, su sentido de lo provisional, su búsqueda constante; eso es lo que me atrae de ella.


Yo quiero entrenarme en el arte de perder, quiero vivir con menos porque, como le pasa a @el_guardian, me quedo inmovilizada ante todas las opciones que tengo en las manos, me apabulla el derroche, me da grima lo barroco; y sobre todo, no quiero equivocarme.



Tirez sur le painiste es una película de cine negro dirigida por François Truffaut, pero también todo lo contrario. El protagonista (Charles Aznavour) no es atractivo, ni encantador, mas bien enclenque y tímido. Fue un gran concertista de piano y ahora trabaja tocando este instrumento en un cabaret. Se desprendió de todo por razones que no voy a desvelar.




A veces lo realmente importante es tener un bocado sencillo que llevarnos a la boca y, sobre todo, poder compartirlo. Hoy he perdido la receta, pero seguro que todos sabéis cómo hacerlo. El arte de perder es fácil.