sábado, 27 de febrero de 2010

CUÉNTAME CON LAS ALMENDRAS


Galletas de mandarina y almendra


1 clara de huevo
1 pizca de sal
1 mandarina: zumo y piel
100 gr. de azúcar
200-250 gr. de almendra cruda molida

Precalentar el horno a 150ºC
Montar la clara con la sal y 1 cucharadita del zumo (guardar el resto), hasta que esté a punto de nieve. Añadir el azúcar y mezclar bien; incorporar el resto del zumo y la ralladura de la mandarina. Por último, añadir 200 gr. de la almendra y trabajar hasta obtener una masa homogénea. Se trata de hacer pequeñas bolas a mano. Con una cucharilla de café, tomar porciones de masa e ir formando bolitas con la palma de las manos. Colocarlas sobre una bandeja engrasada o cubierta con papel vegetal.
Hornear a 150ºC entre 15-25 minutos. Dejarlas enfriar. Preparar un glaseado con el zumo de otra mandarina y unas cuantas cucharadas de azúcar glas, hasta que coja densidad. Pintarlas (o bañarlas directamente) y dejar secar.







Cuenta las almendras,
cuenta lo que es amargo y te mantuvo en vela,
cuéntame con ellas:

yo busqué tu ojo cuando lo abriste y nadie te miraba,
hilé aquel hilo secreto
por el que el rocío que pensaste
resbaló hasta los cántaros
que protege un proverbio que de nadie encontró el corazón
sólo allí entraste enteramente en ese nombre que es el tuyo,
avanzaste con pie firme hacia ti,
libres batieron los mazos en la cabeza de campana de tu silencio,
llegó a tu encuentro lo bien oído,
también lo muerto ciñó con su brazo, y los tres os fuisteis a través de la tarde.

Hazme amargo.
Cuéntame con las almendras.


CALLAR PARA DECIR


Acabáis de leer un estremecedor poema de Paul Antschel, conocido como Paul Celan. Nació en 1920 en Czernowitz (hoy Rumania) donde quedó atrapado por el estallido de la Segunda Gran Guerra. El territorio fue asimilado por la URSS y los judíos de este lugar fueron llevados a un gueto cuando Hitler lo invadió. Sus padres murieron mientras que Celan fue liberado por los rusos en 1944.

La mayoría de su vida la pasó en París con Gisélè Lestrange (artista dedicada al grabado), una existencia llena de altibajos que lo llevaron a estar recluido en una clínica psiquiátrica durante algún tiempo.
Sus poemas (que escribía en alemán) dan la impresión de ser oscuros, indescifrables, crípticos aunque para mi expresan la imposibilidad de comunicación del ser humano y por supuesto todo el dolor que el poeta sufrió en su propia carne. Aunque, desde luego, como Hans-Georg Gadamer afirma: “Cada lector debe llenar a partir de su experiencia propia lo que es capaz de percibir en el poema. Sólo eso significa: entender un poema.” Quien no lo ha hecho suyo no puede entenderlo.
Con el tiempo sus versos se van convirtiendo en hondas punzadas casi monosilábicas, dando gritos en silencio, anunciando su suicidio. Lleno de dolor y de angustia, sobrepasado por la vida, se arrojo al Sena desde el puente Mirabeau el 20 de abril de 1970.


EL OLVIDO ES PARTE DEL RECUERDO




domingo, 14 de febrero de 2010

"TÚ ERES YO"

Tarta Sacher Afinidades Vienesas



Ingredientes:


Ingredientes para el bizcocho:
- 50 g. de caco puro
- 130 g. de harina.
- 1 cucharadita de azúcar vainillado.
- 2 cucharaditas de levadura Royal.
- Un pellizco de sal
- 160 g. de azúcar.
- 120 g. de mantequilla.
- 4 huevos.


Para el relleno:
- Mermelada de naranja, fresa, frambuesa o albaricoque (yo usé de naranja amarga)

Para la cobertura:
- 200 gramos de chocolate fondant.
- 200 ml. de nata líquida.
- 75 gramos de mantequilla.



Precalentar el horno a 180º. Poner en un vaso la harina, el cacao, la levadura, el azúcar vainillado y la sal. Batir todo, verter en un cuenco y reservar.
Por otro lado, batir los huevos y el azúcar.
Añadir la mantequilla y los huevos con el azúcar la mezcla de harina.

Engrasar y enharinar un molde alto de 24 cm. de diámetro, verter la mezcla e introducirlo en el horno durante 25 minutos aproximadamente.
Desmoldar sobre una rejilla y dejarlo enfriar.
Una vez frío, cortarlo por la mitad horizontalmente y rellenar con la mermelada.
Colocar la rejilla sobre un plato o una fuente. Cubrir con la cobertura de chocolate que hemos hecho poniendo la nata en un cazo y cuando comience a hervir, echar el chocolate en trocitos, una vez derretido, agregar la mantequilla hasta que quede todo bien mezclado. Se debe poner sobre el bizcocho cuando aún esté caliente.


“Tú eres yo” le dijo una vez Adolf Loos a Ludwing Wittgenstein. Se trata de una de las concomitancias que Joseph Casals Navas, profesor de Estética y Teoría del Arte en la Universidad de Barcelona, plasmó en su libro Afinidades vienesas, galardonado con el XXXI Premio Anagrama de Ensayo en el 2003. Y no se trata de la única relación porque en la Viena “fin de siècle” (período que comienza aproximadamente en 1880, es decir, la etapa finisecular) se reunieron tal número de pensadores y artistas que podemos hablar de explosión cultural. Me refiero a Hoffmansthal, Klimt, Wittgestein, Musil, Broch, Otto Wagner, Kokoschka , mi adorado Zwieg y muchos otros sobre los que también han escrito Claudio Magris, Carl Schorske y José María Valverde.

Resulta tan profundamente atractiva esta etapa no sólo por los artistas, también porque se trata de una cultura periférica, en su gusto por lo extraño o diferente y en su ignorancia por lo que estaban viviendo: “la quiebra del sujeto y del lenguaje como espejo del mundo”. Y me resulta aún más seductor que en un momento de decadencia como este, todos estos genios sepan sobreponerse a la crisis sin añorar lo que ha sido destrozado y mirando el mundo desde esa grieta. Schöeberg lo llamó La noche transfigurada

¿No es eso lo que deberíamos hacer?



domingo, 7 de febrero de 2010

PREFERIRÍA NO HACERLO

PAN DE JENGIBRE BARTLEBY






Ingredientes

3 tazas de harina ( 360 gramos )
3 cucharaditas de levadura
pizca de sal
1/2 taza de azúcar
2 cucharadas de jengibre fresco rallado
1/2 taza de miel ( 125cc. )
100 gramos de mantequilla
1 huevo
3 cucharadas de leche

Preparación

Mezclar la harina, la levadura y la sal.Poner en un tazón e incorporarle el azúcar moviendo todo muy bien. Agregar el jengibre rallado. Derretir la mantequilla junto con la miel. Agregar el huevo y la leche para mezclarlo con los ingredientes secos. Volcar en un molde de cake untado previamente con mantequilla.Dejar en el horno (previamente precalentado a 180 º C) durante unos 30-40 minutos.









Bartleby, el escribiente es un relato de Herman de Melville publicado por primera vez en Putnam´s Magazine en 1853. Ha sido considerado el precursor del existencialismo y la literatura del absurdo, por tanto, es aún plenamente moderno. Muchos autores se han referido a esta obra de Melville; Camus lo considera una de sus influencias y, mi admirado Vila-Matas, se basó en ella para escribir Bartleby y compañía en el año 2000, al igual que Saul Bellow o Arthur Miller. Resuenan, además, ecos kafkianos como se encargo de señalar Jorge Luis Borges.

El relato cuenta la historia de un abogado dueño de una oficina en Nueva York donde le ayudan tres empleados Turkey ("Pavo"), Nippers ("Tenazas") y Ginger Nut ("Bizcocho de jengibre"). Los dos primeros son escribientes pero no dan abasto con el trabajo de la oficina. Bartleby entra como nuevo empleado, aunque ante los encargos de su jefe, responde inmediatamente: “Preferiría no hacerlo”, de modo, que renuncia a la labor para la que ha sido contratado. La forma de abandonarse me resulta profundamente atractiva e inquietante. Hablamos de la soledad del ser humano y la imposibilidad de comunicación entre las personas. La negación del mundo.

¿No somos todos “bartlebys”?