domingo, 23 de diciembre de 2012

Una noche en silencio




Silver and Gold es el nuevo disco de Sufjan Stevens en el que recopila todos los volúmenes que ha ido sacando de temas navideños; en total, 58 villancicos. Es un trabajo lleno de contrastes: canciones alegres y tristes, marchosas y lentas, fantásticas y realistas. Como ya lo indica título es una unión de contrarios: el oro imagen de la luz del Sol, el símbolo de todo lo superior, significa felicidad y lujo; la plata es más modesta, símbolo del valor material, imagen de la Luna, de la noche, del azul; se vincula con la elegancia y la discreción. 

Sufjan Stevens nació en Detroit y desde pequeño se interesó por la música y por algunos instrumentos exóticos como el banjo. Comenzó  a tocar en una banda folk y mientras estudiaba en la Universidad publicó su primer álbum. Posteriormente, se mudó a Nueva York donde ha seguido trabajando y publicando discos de diferentes estilos. Este es un músico de grandes proyectos; el más llamativo es el de los cincuenta estados de su país: propone hacer un disco sobre cada uno de los estados americanos; y por supuesto, este que nos ocupa con canciones navideñas.



Una obra ingente como mis Navidades desde hace un tiempo, llenas de discrepancias, llenas de choques. En estas fechas se mezclan momentos alegres, aunque a ratos amargos, se reúnen todos esos sentimientos y sensaciones que Stevens ha sabido plasmar en todas sus versiones navideñas. También en gastronomía mezclamos sabores y texturas como en esta receta el suave chocolate con la crujiente galleta interior y esos contrastes no anulan su sentido sino que lo hacen más profundo. Vuelven estos días festivos: somos los mismos, pero tal vez somos otros, quizás hemos aprendido algo durante el año, a lo mejor hemos sido capaces de descubrir nuevos matices en la vida; también en la cocina vuelven las recetas de siempre, con toques nuevos, como esté turrón de chocolate contrastado con las especias de la galleta interior, una sorpresa, algo nuevo y regreso al punto de partida recordando que la belleza siempre es nueva.  En Navidad, al menos yo, siempre vuelvo al pasado, regresan recuerdos de la infancia, el calor de la familia. Sabes que el tiempo ha pasado y cargas algunos momentos malos, eso que te prestan una máscara de insensibilidad tal vez porque solo quieres protegerte de tu vulnerabilidad. El desamparo que te acecha cuando alguien se va y que a la vez te empuja a sobreponerte, a vivir como él hubiera  querido: acogiendo a los que quieres. Por eso, estos días van a ser silenciosos, pero llenos de esperanza como este villancico versionado por Sufjan Stevens: una noche silenciosa, Silent Night.

 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

A dos manos


                                                                                                                                    En el invierno viajaremos en un vagón de tren
                                                                                                                                            con asientos azules
No más tuppers de mamá es el nombre de un fantástico blog en el que Carlos desarrolla toda su creatividad y su gusto por la cocina. Admiro mucho su actividad constante en el blog  y su capacidad para reinventar algunos platos tradicionales junto con tros innovadores, además siempre acompañados por una selección musical fantástica. Recientemente, por cierto, es la "comidilla" de todo el mundo "gastronómico-blogueril"; mi enhorabuena por eso. Bueno, este chico, es tan creativo que me hizo una proposición interesante: hacer un cadáver exquisito, pero  gastronómico. El cadáver exquisito es un juego en el que se unen palabras o imágenes por parte de diferentes personas hasta formar una historia; en este caso hemos elegido ingredientes y cada uno hará una receta. Los ingredientes son: canela, miel, pasas, nueces, cacahuetes, naranja y jengibre.

Después de pensar un poco, me di cuenta de quienes eran los primeros que habían utilizado el cadáver exquisito, los surrealistas, en concreto, Rimbaud. Jean Nicolás Arthur Rimbaud  es uno de los grandes poetas franceses. A los 15 años comenzó su relación con la poesía; poco después abandona el seno familiar y comienza una vida tormentosa que lo llevará  de un sitio a otro. El joven Rimbaud no conocerá descanso, de hecho, sus amigos se refieren con frecuencia a él como el hombre de las suelas de viento. Una de las personas más influyentes para Rimbaud fue Verlaine a quien envía una carta con sus primeros poemas, entre ellos, El barco ebrio, Verlaine le responde con un billete a París. Mantienen una relación tan intensa y turbulenta que termina mal, incluso Rimbaud llega a disparar a Verlaine, que había abandonado a su esposa para compartir vida y aventuras con el jovencísimo poeta.


Hay un momento de ruptura en la vida de Rimbaud: deja Francia y se embarca, parece ser, hacia el norte de Europa, pero acaba encaminando sus pasos hacia Egipto, tal vez huyendo de su turbulento pasado. Acaba recalando en Chipre, donde encontrará trabajo como encargado de una cantera de piedra en Potamos Liopetriou, cerca de Larnaca (Chipre). Después de varias idea y venidas regresa a Chipre donde consigue un trabajo como capataz de una obra, salé de allí precipitadamente tal vez por matar a un obrero accidentalmente. Para entonces, ya había abandonado la poesía y su intención era ganar suficiente dinero para poder dedicarse a a esta al fin de su vida. Lamentablemente (aunque ganó bastante dinero como traficante de armas), un dolor en su rodilla degeneró en un carcinoma y murió a los 37 años. Hay algo enigmático en la existencia de este hombre, que con veinticuatro años, en plena juventud y en pleno éxtasis creativo, decide abandonar su mundo e iniciar una vida nueva, diferente. Sin duda en sus primeros años había dado suficientes quebraderos de cabeza a su familia, especialmente a su madre, y tal vez quiso cambiar para no hacer sufrir más a los que le querían. De hecho, sus últimos años en Francia, tras el inicidente y la detención en Inglaterra, parecen no tanto un fracaso, cuanto un continuo asomarse en el abismo. Quizás vio algo al fondo de ese abismo…se hace duro imaginar sus dos años finales.

Rimbaud no habla mucho de comida en su correspondencia puesto que le acosaban necesidades más urgentes; sin embargo, allí donde fue, como dan testimonio sus cartas, se interesó por la población autóctona y sus costumbres. Sin duda en Chipre probó platos de la comida tradicional como las serpentinas de hojaldre con frutos secos; un postre tan excesivo como Rimbaud, como su vida y con todos los ingredientes de nuestro cadáver exquisito.






























1080 es el futuro. Una odisea en la cocina.



Hoy se publica mi foto en 1080 fotos de cocina.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Un soplo de aire



À bout de soufflé o Al final de la escapada es una película de 1960 dirigida por Jean Luc Godard; era su primer largometraje.  Sin aliento, también conocida así, recibió el Oso de Plata al mejor director en el Festival de Berlín y es un icono de los años 60. Los protagonistas son Jean Paul Belmondo y Jean Seaberg, una pareja de cine.


Michel es un delincuente que está en Marsella y a su regreso a París comete varios delitos. En la Ciudad de la Luz quiere encontrase con su amiga americana, Patricia, a la que intenta convencer para marcharse a Roma. El argumento es tan habitual como cualquier noticia del periódico, y fue una noticia la que utilizó Truffaut para hacer el guión junto con Godard.

Los actores son una parte muy importante del film, él (Belmondo) siempre imitando a Bogart y ella  (Seaberg) podía ser una nueva Bacall, pero ambos intentaron tanto ese parecido que se han convertido en unos nuevos mitos del cine negro.

La historia es trepidante aunque de una ligereza enorme, entre otras cosas, por las referencias a la música clásica, cine, etc; incluso puedes llegar a perderte; resulta también vibrante por los cameos de Godard, de Trufaaut, y, además, por la belleza visual de la película,  que es maravillosa, París siempre es preciosa, pero casi nunca como aquí y en blanco y negro…

Supongo que lo que verdaderamente atrae de la historia es el mensaje: “vive peligrosamente”, es decir, vive rápido y bien, muere joven y guapo. Muere joven y haz un exquisito cadáver, como decía en la misma época James Dean. Una idea que, tal vez,  a todos nos ha pasado por la cabeza alguna vez y que tiene ese aire romántico y bohemio que tanto nos atrapa, nunca mejor dicho.

Este soufflé también es un clásico, he escogido la receta de Julia Child, ligero pero de sabor denso por el queso, también como la película y, a diferencia de ella , con una apariencia efímera, aunque también hermosa: debemos comerlo pronto si no se desinfla, baja; de nuevo el momento álgido de la vida, el momento álgido del soufflé. Y para hacerlo subir un poquito más de peligro, algo de calor.  Una receta tan romántica y bohemia como la película.
Gracias por la traducción a Katie Stearns.