sábado, 9 de febrero de 2013

Aquí y ahora


Hay libros que pueden leerse a trompicones y este del que os quiero hablar hoy es uno de ellos. Durante un tiempo lo he estado disfrutando a ratos: tomando un café, mientras hacía tiempo o esperaba a alguien; por eso es maravilloso, por su pesada liviandad.  Es un libro ligero aunque no exento de enjundia, entretiene y hace pensar. Quizás tengan que ver en eso dos de mis escritores favoritos: John Coetzee y Paul Auster. 

El libro en cuestión es una recopilación de la correspondencia que se han enviado estos dos amigos desde partes lejanas del mundo, llamado Aquí y ahora. Cartas (2008-2011). Algo curioso, por ejemplo, es el “falso romanticismo” que desean mantener no utilizando el correo tradicional pero tampoco el correo electrónico, sino ¡¡el fax!! 

Obviamente, esta lectura puede recordarnos a otras de “viejos escritores” que departen sobre lo divino y lo humano con una lucidez impresionante. Como digo, se discurre sobre temas variopintos: deportes, política, literatura, proyectos y, como no, cocina y gastronomía. Me ha hecho reflexionar y pensar en gran medida por algunas opiniones vertidas  que me parecen de una absoluta claridad. 

“…no puede hacer mucho tiempo -digamos que como máximo cincuenta o cien años- que se han desarrollado a gran escala las relaciones problemáticas con lo que comemos o lo que dejamos de comer. 

Pero yo me pregunto si está versión es cierta. Me pregunto si no será posible tener relaciones problemáticas con la comida también condiciones de escasez(…) Pero ¿acaso alguien está explorando los significados más profundos que tiene la comida en su vida? Que yo sepa, no.” 

Estas son palabras de Coetzee, que continua reflexionando sobre los tabúes alimentarios y hasta que punto son la razón de que un grupo se mantenga unido. Coetzee es vegetariano, por lo tanto, tendría su grupo. Le replica Auster recordado como Kafka (otro vegetariano) “es un ejemplo extremo de martirio alimentario, pero convengo contigo en que casi todos tenemos “cuestiones” con la comida”,  que según el  escritor americano muy probablemente se remonten a nuestra infancia. 

Por supuesto, yo también tengo “cuestiones” con la comida, y de una forma no completa pero si constante ,desde que era muy joven, estoy en el camino verde. La información que ha ido llegando a mis manos me ha reafirmado en ello y, soy consciente de que a mucha gente no le importa el sufrimiento animal, pero yo me siento bastante vulnerable ante él.

La comida Kosher, por ejemplo, supone evitar el sufrimiento de los animales y eso me lleva a reflexionar sobre la comida y la cultura. Tradicionalmente  cada civilización ha tenido sus alimentos preferidos y ha rechazado otros.  Hoy, en una edad de la globalización económica, parecen también haberse globalizado los gustos, al menos de manera superficial (pienso en el sushi, en las especias de la India y el picante mexicano). Muchos lo llaman “fusión”; pero yo me pregunto si no se habrá perdido algo en el camino.; porque, desde luego, ya no tenemos apenas relación con la tierra de la que nacen nuestras verduras. Lo encontramos todo perfectamente empaquetado en las tiendas y el hecho de comer, que nos ligaba a la tierra, ¿a qué nos une ahora?

Todos tenemos tabúes y decidimos que menú escoger, hoy me he animado por una ensalada de invierno con centeno, zanahorias, ciruela nueces  y requesón…; enérgica para combatir el frío que a ratos nos envuelve. 


12 comentarios:

Catypol dijo...

Preciosa entrada y buena reflexión, aunque para mi la comida kosher es desconocida, no conozco sus reglas y seguro que yo me las salto casi todas, así que soy pecadora, jeje
Estoy acostumbrada al centeno pero a la harina, no sé que tal será en ensalada, tendría que probar, me intriga el sabor

Besitos guapa

AllColorsAreBeautiful dijo...

Todo me gusta hoy de tu entrada, la ensalada, el libro y la reflexión final.... Pero no crees que últimamente se está tendiendo a mimar lo propio también, a recuperar lo perdido? También es verdad que esto lo veo en un reducidísimo y privilegiado sector de la sociedad...

Besos

PD. Eso es requesón o Cottage Cheese? Fusión.

Manuel Durán dijo...

Debe estar deliciosa...

Aurélie dijo...

Linda, un debate muy interesante. Aunque yo como de todo, respeto cada forma de abordar la comida y le tengo mucho respeto a la gente que es capaz de controlar su instinto por sus convicciones.
En todo caso, es cierto que ya no comemos acorde con las temporadas ni los alimentos de nuestra zona. Es una riqueza a la vez un desgaste inútil de nuestros recursos...
Trato al menos de comer de temporada pero es difícil saber qué es de temporada ahora que hay de todo, todo el año...
En fin, una cuestión muy interesante...
Un beso,
Aurélie

Miss Migas dijo...

Vaya, nunca he utilizado el centeno de esta manera, me sorprende muchísimo. La ensalada es absolutamente bestial y me encantaría probarla.
La verdad es que estoy totalmente de acuerdo con esa parte del kosher, el no sufrimiento de los animales. Tan importante!

Besotes

antonia dijo...

Me encanta Paul Auster, no conozco este libro, pero me ha encantado ese "falso romanticismo" de las cartas por fax!
La primera foto es preciosa...

Anónimo dijo...

Pienso que cuando una persona no puede comer no se plantea "cuestiones" con la comida...el problema los tenemos "aquí y ahora". Por lo demás, me gusta el género espistolar y la ensalada debe estar deliciosa.

Mayte dijo...

Yo creci parte de mi vida en el campo mis bisabuelos y abuelos por parte de Padre fueron hombres de campo y libertad, y el respeto por los animales, tanto como por la tierra y sus regalos viene conmigo desde hace mucho. Todo ese aprendizaje, ese contacto con lo que tenemos ha de traducirse en coherencia con lo que consumimos, sin importar cual sea la preferencia de cada uno {yo convivo con personas que no consumen nada animal, como con otras que no viven sin algo "carnico" en su dieta}, ante todo ha de prevalecer el respeto por la tierra, por las personas y por la forma en que cada uno nutre no solo el cuerpo, sino el alma y la mente.

La ensalada es una delicia, los granos enteros cocinados y servidos de esta forma se vuelven una fuente de energía fabulosa y deliciosa además ;)

Un beso grande Linda, sabes que siempre disfruto de tus entradas en todos sentidos.

Coses de Llàbiro dijo...

Creo que falta una educación desde niños donde se les enseñe respeto por la naturaleza, como tener una buena alimentación, etc. Son cosas que se pasan por alto y así nos va.
No he probado el centeno, así en grano sólo la avena.
Besos.

Luisa Morón dijo...

Una receta estupenda y como sp. una buena reflexión. El centeno creo que no lo he probado nunca. Besotes.

Elena - delicious stories dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada por la receta, que es deliciosa, y por ese tema tan complejo sobre el que reflexionas. No puedo reducir mis ideas acerca del tema en este comentario, pero sí me gustaría abogar por el respeto en general. Respeto a la naturaleza, que desde mi punto de vista no está reñido con el consumo de animales, y también respeto a la opinión y la elección de los demás. En cuanto a la comida kosher, la forma de matar al animal para que no sufra es sólo uno de los aspectos que se tienen en cuenta. Hay muchas otras reglas y animales que se prohíben ( o permiten) según los preceptos de la Torá. En fin, que religión y hábitos culinarios es un tema apasionante del que podía estar hablando contigo horas.

Aima dijo...

Wow... será para el invierno, pero a mí se me está haciendo la boca agua AHORA. Y no descarto hacer algo parecido la semana que viene, antes de que apriete el calor de verdad. Maravillosa. :)

Publicar un comentario