A todos los que tenéis la amabilidad de leer este blog, os quiero decir que estaremos un tiempo en ayuno. Nos leemos en unas tres semanas. Dsifrutad del verano.
sábado, 31 de julio de 2010
sábado, 24 de julio de 2010
¿Dónde está Wally?
Aliño de pulpo
200gr de pimiento rojo
200gr de pimiento verde
2 tomates enteros
1 cebolla
400gr de pulpo cocido
2 ajos
aceite
2 cucharaditas vinagre de Jerez
½ cucharadita pimentón
sal
La caída
Pieter Brueghel, el Viejo es otro de mis pintores favoritos. Nació en Breda (Países Bajos) en 1525, murió en Bruselas en 1569 y es considerado uno de los grandes pintores del siglo XVI. Trabajó como maestro en el gremio de pintores de Amberes, viajó a Roma donde aprendió de los maestros renacentistas, y finalmente se estableció en Bruselas. Pertenece a una generación de pintores (fue padre de Pieter Brueghel, el Joven y Jan Brueghel, el Viejo; ambos siguieron la profesión de su progenitor).
Brueghel es conocido principalmente por sus pinturas de paisajes y su mayor influencia fue el artista Hyeronymus Bosch, El Bosco con quien comparte la representación de animales fantásticos como podemos ver en la imagen de la que hablamos más abajo o en el Jardín de las delicias de El Bosco; obra de la que podemos disfrutar en el Museo del Prado.Entre las pinturas más conocidas de Brueghel podemos hablar de la Torre de Babel, El triunfo de la muerte o El censo en Belén.
La caída de los ángeles rebeldes fue realizada aproximadamente en 1562, en ella podéis ver la figura del arcángel San Miguel con una armadura (uno de los atributos que suele acompañarle), espada y escudo con la cruz roja de la Resurrección. Se encuentra luchando contra Satanás y su séquito de ángeles, que se habían rebelado contra Dios. Estos caen desde el cielo, desde la luz mezclados con los ángeles triunfantes vestidos de blanco. Los que descienden están metamorfoseando por criaturas monstruosas, demoníacas, mitad hombres mitad animales; entre ellos, ¿encontráis la mitad del pulpo?
200gr de pimiento rojo
200gr de pimiento verde
2 tomates enteros
1 cebolla
400gr de pulpo cocido
2 ajos
aceite
2 cucharaditas vinagre de Jerez
½ cucharadita pimentón
sal
Cortamos en cuadraditos el pimiento rojo, el pimiento verde, los tomates y la cebolla. Cocemos el pulpo y lo partimos en trocitos. Mezclamos todo y en un cuenco aparte hacemos la vinagreta con el ajo picado, el aceite, el vinagre y el pimentón. Lo batimos todo bien hasta emulsionar y lo añadimos al resto de los ingredientes. Metemos al frigorífico hasta que enfríe y tenemos una receta fantástica para este verano.
La caída
Pieter Brueghel, el Viejo es otro de mis pintores favoritos. Nació en Breda (Países Bajos) en 1525, murió en Bruselas en 1569 y es considerado uno de los grandes pintores del siglo XVI. Trabajó como maestro en el gremio de pintores de Amberes, viajó a Roma donde aprendió de los maestros renacentistas, y finalmente se estableció en Bruselas. Pertenece a una generación de pintores (fue padre de Pieter Brueghel, el Joven y Jan Brueghel, el Viejo; ambos siguieron la profesión de su progenitor).
Brueghel es conocido principalmente por sus pinturas de paisajes y su mayor influencia fue el artista Hyeronymus Bosch, El Bosco con quien comparte la representación de animales fantásticos como podemos ver en la imagen de la que hablamos más abajo o en el Jardín de las delicias de El Bosco; obra de la que podemos disfrutar en el Museo del Prado.Entre las pinturas más conocidas de Brueghel podemos hablar de la Torre de Babel, El triunfo de la muerte o El censo en Belén.
La caída de los ángeles rebeldes fue realizada aproximadamente en 1562, en ella podéis ver la figura del arcángel San Miguel con una armadura (uno de los atributos que suele acompañarle), espada y escudo con la cruz roja de la Resurrección. Se encuentra luchando contra Satanás y su séquito de ángeles, que se habían rebelado contra Dios. Estos caen desde el cielo, desde la luz mezclados con los ángeles triunfantes vestidos de blanco. Los que descienden están metamorfoseando por criaturas monstruosas, demoníacas, mitad hombres mitad animales; entre ellos, ¿encontráis la mitad del pulpo?
sábado, 17 de julio de 2010
Sajetnel (Las lentejas de las antípodas)
Ensalada de lentejas
200g de lentejas
100 de judías verdes
2 cebolletas
Brotes de alfalfa
Yogur griego
Aceite
Una cucharada de comino y cilantro molido
Piel y zumo de limón
100 de judías verdes
2 cebolletas
Brotes de alfalfa
Yogur griego
Aceite
Una cucharada de comino y cilantro molido
Piel y zumo de limón
Cocemos las lentejas en una cazuela con agua durante 15 minutos o hasta que estén tiernas (también se puede utilizar las previamente cocidas). Escurrimos.
Cocemos las judías (podrían utilizarse tirabeques) y pasamos por agua fría.
Mezclamos las lentejas, las judías y la cebolleta en una ensaladera. Calentamos aceite en un cazo con una cucharada de comino y cilantro molido hasta que desprendan aroma.
Añadimos esto a las lentejas, el yogur y la ralladura y zumo de limón. Para presentar cubrimos con brotes de alfalfa y servimos.
Elizabeth Costello
Elizabeth Costello es una novela publicada por el premio Nóbel de literatura Coetzee en el año 2003. John Maxwell Coetzee es un escritor nacido en Sudáfrica en 1940 y nacionalizado australiano, país donde reside actualmente. Vivió en Ciudad del Cabo y Worcester durante su infancia donde se licenció en matemáticas e inglés. Ha trabajado como programador informático, y profesor en la Universidad de Nueva York y Ciudad del Cabo. Actualmente reside en Adelaida (Australia) y ejerce como investigador en la Universidad de esta ciudad.
La obra tiene una estructura bastante original, Costello es una anciana escritora australiana que se dedica a viajar por el mundo dando conferencias fundamentalmente sobre literatura y los derechos de los animales. Cada una de estas ponencias son un capítulo del libro en los cuales podemos descubrir algunas de las ideas por las que esta mujer ha luchado toda su vida, esto es: el vegetarianismo, la sexualidad durante toda la vida, el lenguaje y el mal.
Coetzee es, sin duda, un escritor excelente y también polémico por algunos de los pensamientos plasmados en libros como este. En la novela de la que hablamos se llega a comparar el daño que se hace a los animales con el holocausto judío, algo que resultará desmesurado para casi todos los que estéis leyendo esto. ¿Cuál es la sutileza de Coetzee? Que estas ideas las pone en boca de Costello, una anciana frágil y desvalida que puede despertar hasta cierta ternura.
Es esta mujer senil quien también alza la voz contra el mal y hace un discurso moral de la literatura. Los escritores, según ella, deben hacer al hombre mejor; por eso ciertas afirmaciones en un supuesto libro de un supuesto escritor a las que se refería Costello provocaron que Mario Vargas Llosa escribiera el artículo ¡Cuidado con Elizabeth Costello!.
Toda esta discusión la provoca Coetzee a través de la mirada de uno de sus personajes y como el mismo afirma en otro de sus libros, Juventud, cuando su novia curiosea en su diario:
“Si tiene que censurarse la expresión de emociones innobles-el resentimiento ante la invasión de su apartamento o la vergüenza ante sus errores como amante-, ¿cómo van a transfigurarse nunca tales emociones y convertirse en poesía? Y si la poesía no ha de ser el medio que lo transfigure de innoble a noble, ¿para qué interesarse por la poesía? Además, ¿Quién dice que los pensamientos que escribe en su diario son sus sentimientos verdaderos? ¿Quién dice que mientras mueve el bolígrafo está siendo en todo momento él mismo de verdad? Puede que en un momento sea el y en otro esté inventando. ¿Cómo puede estar seguro? ¿Por qué tendría que querer estarlo?”
¿Debemos hacer un discurso moral de la literatura?
Etiquetas:
Literatura,
Salado
sábado, 10 de julio de 2010
Tras la sombra, compulsión de luz
Pastelitos de cerezas
Pasta brisa
Cerezas
Media taza de azúcar
Media taza de harina
Cerezos en flor
Cerezos en flor fue estrenada en 2008 y dirigida por la alemana Doris Dörrie, la película fue ganadora de la Aguja de Oro del Festival de Seattle y candidata al Oso de Oro en Berlín y a la Espiga de Oro en Valladolid. Dörrie nació en 1955 y también ha trabajado como productora y escritora aunque es conocida en gran medida por su filmografía en donde destaca además de la que hoy nos ocupa, Hombres y Nadie me quiere.
En Cerezos en flor los protagonistas son un matrimonio que realizan un viaje para visitar a sus hijos. Durante su salida uno de ellos muere y a partir de entonces el fallecido habita en el vivo, quien se encargará de llevar a acabo el más preciado sueño de su pareja durante toda una vida: viajar a Japón y estudiar la danza “butoh”, la danza de las sombras (una metáfora de la vida: intentamos desprendernos del dolor a través de la danza y encontrar un cuerpo nuevo); y de esa forma compartirlo los dos.
Pasta brisa
Cerezas
Media taza de azúcar
Media taza de harina
Con un vaso o cortapastas hacemos un círculo que será la base de nuestros pastelitos. Los colocamos en un molde para magdalenas e intentamos subir la masa con un vaso de tubo. Añadimos las cerezas, previamente deshuesadas, y una o dos cucharaditas de la mezcla de azúcar y harina.
Volvemos a cortar otra circunferencia de pasta brisa para colocar encima, añadimos un poco de azúcar en la parte superior. Lo dejamos en el horno a unos 180ºC durante 15 o 20 minutos.
Volvemos a cortar otra circunferencia de pasta brisa para colocar encima, añadimos un poco de azúcar en la parte superior. Lo dejamos en el horno a unos 180ºC durante 15 o 20 minutos.
Cerezos en flor
Cerezos en flor fue estrenada en 2008 y dirigida por la alemana Doris Dörrie, la película fue ganadora de la Aguja de Oro del Festival de Seattle y candidata al Oso de Oro en Berlín y a la Espiga de Oro en Valladolid. Dörrie nació en 1955 y también ha trabajado como productora y escritora aunque es conocida en gran medida por su filmografía en donde destaca además de la que hoy nos ocupa, Hombres y Nadie me quiere.
En Cerezos en flor los protagonistas son un matrimonio que realizan un viaje para visitar a sus hijos. Durante su salida uno de ellos muere y a partir de entonces el fallecido habita en el vivo, quien se encargará de llevar a acabo el más preciado sueño de su pareja durante toda una vida: viajar a Japón y estudiar la danza “butoh”, la danza de las sombras (una metáfora de la vida: intentamos desprendernos del dolor a través de la danza y encontrar un cuerpo nuevo); y de esa forma compartirlo los dos.
Es una película basada en la cotidianeidad, en los pequeños detalles que muchas veces se nos pasan de largo, disfrutar de la vida, de lo efímero, de lo fugaz, como la flor del cerezo. Todo ello viene acompañado por una reflexión sobre la huella (o la sombra, como la danza “butoh”) que las personas que nos dejan ejercen sobre nosotros. Se transmite con ternura la soledad que nos inunda y la confusión que nos acecha, aunque también es posible verlo como un nuevo comienzo…
Hablamos de una historia intimista y lírica donde no existe una trama intrigante, ni grandes sobresaltos; solo es el paso de la vida y también un canto a la belleza, a lo transitorio, a lo cotidiano, a los detalles que podemos apreciar todos los días si prestamos un poco de atención y que se reflejan en la fantástica labor de fotografía.
Hablamos de una historia intimista y lírica donde no existe una trama intrigante, ni grandes sobresaltos; solo es el paso de la vida y también un canto a la belleza, a lo transitorio, a lo cotidiano, a los detalles que podemos apreciar todos los días si prestamos un poco de atención y que se reflejan en la fantástica labor de fotografía.
viernes, 2 de julio de 2010
El peso del azul ausente
Pizza cuatro estaciones*
Anchoas limpias
100 gr. mejillones
4 tomates pelados
50 gr. de jamón cocido
Corazones de alcachofa
Sal y pimienta
Para la masa
250 gr. de harina y algo más para espolvorear
½ cucharadita de sal
15 de levadura fresca
120 ml de agua tibia
Marcus Rothkovich nació en 1903 en Dvinsk (Rusia, hoy Letonia) en el seno de una familia judía que se vio obligada a emigrar a Estados Unidos debido al creciente antisemitismo manifestado en los progromos. Ya en este país su padre cayó enfermo de cáncer y murió cuando Mark tenía 10 años.
Una vez independizado de su familia se instala en Nueva York en 1925 y allí decide dedicarse al arte en la “New School of Design” donde comienza a ver en este una forma de expresión emocional y religiosa. Poco a poco fue abriéndose camino en este mundo, comenzó a dar clase a niños judíos y conoció a Adolph Gottileb y Barnett Newman entre otros; además realiza sus primeras exposiciones.
Sobre 1938, cuando el nazismo se encontraba en pleno avance, se le concede la nacionalidad estadounidense y se cambia el nombre a Mark Rothko. Mientras tanto busca una nueva forma de expresarse que no llega a encontrar hasta la década de los 40 cuando abandona los elementos figurativos y aparecen manchas de color.
A partir de entonces sus cuadros comienzan a venderse y sus precios aumentan, es entonces, alrededor de 1958 cuando recibe el encargo del restaurante Four Seasons por el que se le ofrece 35.000 dólares. El pintor acepta el proyecto y comienza a trabajar en unos murales gigantescos pero un viaje a Europa (donde estudia fundamentalmente la obra de Miguel Ángel, cuya Biblioteca Laurenciana está recreada en esta serie) y una visita al restaurante le hacen cambiar de idea y espera “haber pintado algo que le quitara el apetito a cualquier miserable que comiera en esas salas”; por tanto, rompe el contrato y los cuadros son diseminados por diferentes partes del mundo, algunos de ellos (nueve en concreto) son los que hoy nos ocupan y estan expuestos en la Tate Modern.
El pintor sigue trabajando en otros proyectos pero ve incrementado su alcoholismo, su adicción al tabaco y su pesimismo. Finalmente acaba con su vida el 25 de febrero de 1970.
La serie realizada para el restaurante muestra un cambio en la obra de Rothko los colores dejan de ser tan brillantes, se pasa al marrón, rojo oscuro y negro, por otro lado, se pasa de las líneas verticales a las horizontales; se intenta recrear una atmósfera opresiva, algo claustrofóbica para empujar a una contemplación profunda de sus pinturas.
Las pinturas de Rothko, y sobre todo, estas últimas tienen un sentido de lo trágico que siempre acompañaba al artista, quería llevar al Four Season la tragedia humana, solo expresar emociones humanas; su intención no era dejarnos fuera, sino abrazarnos con estos enormes lienzos.
Rothko es uno de mis pintores favoritos, una de mis debilidades, una de mis pasiones y ante estas siempre me acecha el temor de estropearlas hablando de ellas y relacionándolas con una receta. Pero al pensar sobre ello y con cierta ayuda, he llegado a la conclusión de que precisamente porque no pueden comparase (porque para mi resulta bastante superior la obra de Rothko que cualquier receta), porque no están al mismo nivel es por lo que pueden relacionarse. Espero que os guste.
“Si he de depositar mi confianza en algún sitio, la otorgaría a la psique del observador sensible y libre de convecciones del entendimiento. No tendría ninguna aprensión respecto al uso que este observador pudiera hacer de estas pinturas al servicio de las necesidades de su propio espíritu; porque, si hay necesidad y espíritu al mismo tiempo, seguro que habrá una auténtica transacción”
Anchoas limpias
100 gr. mejillones
4 tomates pelados
50 gr. de jamón cocido
Corazones de alcachofa
Sal y pimienta
Para la masa
250 gr. de harina y algo más para espolvorear
½ cucharadita de sal
15 de levadura fresca
120 ml de agua tibia
Tamizamos la harina y la sal en la superficie de trabajo y formamos un volcán. Echamos la levadura en el agua y la volcamos en el interior del volcán. Amasamos hasta que la preparación quede homogénea. Formamos una bola y la dejamos 3 horas reposar en un lugar cálido. Pasado el tiempo la allanamos y la colocamos encima de la bandeja.
Precalentamos el horno a 200º C y ponemos papel vegetal en la bandeja. Extendemos la masa y esparzamos el tomate por toda la superficie, con el cuchillo hacemos cuatro partes en la masa: disponemos las anchoas en un cuarto, los mejillones en otro, el jamón y la mozarella en otro y las alcachofas en otro. Salpimentamos y dejamos unos 15 o 20 minutos en el horno.
*Hay muchas versiones de la pizza cuatro estaciones, en mi caso, he optado por la de La cuchara de plata, “la Biblia de la auténtica cocina italiana”
Precalentamos el horno a 200º C y ponemos papel vegetal en la bandeja. Extendemos la masa y esparzamos el tomate por toda la superficie, con el cuchillo hacemos cuatro partes en la masa: disponemos las anchoas en un cuarto, los mejillones en otro, el jamón y la mozarella en otro y las alcachofas en otro. Salpimentamos y dejamos unos 15 o 20 minutos en el horno.
*Hay muchas versiones de la pizza cuatro estaciones, en mi caso, he optado por la de La cuchara de plata, “la Biblia de la auténtica cocina italiana”
La obra principal que ilustra esta entrada pertenece a la serie de cuadros que pintó Mark Rothko para el restaurante Four Seasons en el Edificio Seagram de Nueva York, titulada Negro sobre granate, uno de los cuadros más dramáticos del artista, que se encuentra expuesto en la Tate Modern de Londres.
*Negro sobre granate
Marcus Rothkovich nació en 1903 en Dvinsk (Rusia, hoy Letonia) en el seno de una familia judía que se vio obligada a emigrar a Estados Unidos debido al creciente antisemitismo manifestado en los progromos. Ya en este país su padre cayó enfermo de cáncer y murió cuando Mark tenía 10 años.
Una vez independizado de su familia se instala en Nueva York en 1925 y allí decide dedicarse al arte en la “New School of Design” donde comienza a ver en este una forma de expresión emocional y religiosa. Poco a poco fue abriéndose camino en este mundo, comenzó a dar clase a niños judíos y conoció a Adolph Gottileb y Barnett Newman entre otros; además realiza sus primeras exposiciones.
Sobre 1938, cuando el nazismo se encontraba en pleno avance, se le concede la nacionalidad estadounidense y se cambia el nombre a Mark Rothko. Mientras tanto busca una nueva forma de expresarse que no llega a encontrar hasta la década de los 40 cuando abandona los elementos figurativos y aparecen manchas de color.
A partir de entonces sus cuadros comienzan a venderse y sus precios aumentan, es entonces, alrededor de 1958 cuando recibe el encargo del restaurante Four Seasons por el que se le ofrece 35.000 dólares. El pintor acepta el proyecto y comienza a trabajar en unos murales gigantescos pero un viaje a Europa (donde estudia fundamentalmente la obra de Miguel Ángel, cuya Biblioteca Laurenciana está recreada en esta serie) y una visita al restaurante le hacen cambiar de idea y espera “haber pintado algo que le quitara el apetito a cualquier miserable que comiera en esas salas”; por tanto, rompe el contrato y los cuadros son diseminados por diferentes partes del mundo, algunos de ellos (nueve en concreto) son los que hoy nos ocupan y estan expuestos en la Tate Modern.
El pintor sigue trabajando en otros proyectos pero ve incrementado su alcoholismo, su adicción al tabaco y su pesimismo. Finalmente acaba con su vida el 25 de febrero de 1970.
La serie realizada para el restaurante muestra un cambio en la obra de Rothko los colores dejan de ser tan brillantes, se pasa al marrón, rojo oscuro y negro, por otro lado, se pasa de las líneas verticales a las horizontales; se intenta recrear una atmósfera opresiva, algo claustrofóbica para empujar a una contemplación profunda de sus pinturas.
Las pinturas de Rothko, y sobre todo, estas últimas tienen un sentido de lo trágico que siempre acompañaba al artista, quería llevar al Four Season la tragedia humana, solo expresar emociones humanas; su intención no era dejarnos fuera, sino abrazarnos con estos enormes lienzos.
Rothko es uno de mis pintores favoritos, una de mis debilidades, una de mis pasiones y ante estas siempre me acecha el temor de estropearlas hablando de ellas y relacionándolas con una receta. Pero al pensar sobre ello y con cierta ayuda, he llegado a la conclusión de que precisamente porque no pueden comparase (porque para mi resulta bastante superior la obra de Rothko que cualquier receta), porque no están al mismo nivel es por lo que pueden relacionarse. Espero que os guste.
*Estudio para el Four Seasons
“Si he de depositar mi confianza en algún sitio, la otorgaría a la psique del observador sensible y libre de convecciones del entendimiento. No tendría ninguna aprensión respecto al uso que este observador pudiera hacer de estas pinturas al servicio de las necesidades de su propio espíritu; porque, si hay necesidad y espíritu al mismo tiempo, seguro que habrá una auténtica transacción”
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