Andreas Gursky
es un fotógrafo alemán muy conocido por el orden y las líneas en su fotografía.
Claramente influenciado por sus maestros, Bernd y Hilla Becher, y por sus
compañeros de la Escuela de Düseldorf como Cándida Höfer, Thomas Ruff y algunos
otros.
La fotografía de
la que quiero hablarlos es una de las más cara del mundo; se llama 99 cent y plasma una gran superficie
llena de paquetes de colores, casi todo chocolatinas de diferentes marcas y
variedades. Por supuesto, la foto tiene su significado: la denuncia de nuestro
mundo consumista y globalizado. Me parece especialmente interesante la visión y
la idea de este fotógrafo que trabaja con cámaras de gran formato, pero aún más
la paradoja que se da con esta pieza: una fotografía que ha resultado ser
carísima denuncia el consumismo que nos rodea. La paradoja es sólo aparente, pues
quien quiera ser un artista relevante debe poner sus obras en el mercado: el
capitalismo absorbe incluso aquello que lo critica, pues de ese modo lo
convierte en una mercancía y, por ende, en algo irrelevante.
Se trata de un díptico
vendido por más de tres millones trescientos mil dólares, que despierta muchas
controversia y nos hace pensar.
Esa es la impresión
que tengo muchas veces: nada es imprescindible y, por supuesto, nada es
original. Como decía, el sistema
económico y la sociedad en que vivimos hace que al final todo tenga su
equivalente y si desaparece un tipo de chocolatina, al día siguiente
encontraremos una más novedosa y parecida que nos hace olvidar la
anterior. Claro, esto ocurre con todo lo
que nos rodea: la tan traída y llevada
obsolescencia programada…
Por eso hago
unas chocolatinas caseras que no son perfectas, no son todas iguales, no
podemos comprarlas cuando nos apetezca, no son tan baratas como cualquiera del
supermercado y no están envueltas en papel de colores pero sí son diferentes, son especiales y, al menos para mi eso las
hace ganadoras.
13 comentarios:
Prefiero las chocolatinas caseras que además tienen siempre algo diferente. Y las fotos me encantan.
Nieves.
No conocía esa foto, ni su significado/reflexión. Y estoy de acuerdo contigo.
Nos traías literatura, arte, cine, música y ahora fotografia, cocina y crítica socio-económica. Maravilloso post, colorido y crítico en estos tiempos donde casi todo esta a la venta. Menos tus fotografías. Una lástima.
Un post muy colorido pese a la crítica que hace -muy acertada- a la sociedad de consumo.
Todo un placer.
Virgilio
El negocio antes que el arte, el arte después de todo, la delgada línea que todos tememos, de la que algunos huimos, no rendirse al consumismo, y aún así disfrutar de cada momento, de la belleza y la sencillez que la vida trae a pesar de todo...eso lo consigo cuando vengo a verte.
Me fascinan tus chocolatinas, porque son hechas con arte y alma.
Beso!
hay cosas imprescindibles y tremendamente originales que no se compran con dinero, ni siquiera tienen precio. tu chocolate ♥
Esto de que el capitalismo no puede sobrevivir sin convertir en mercancía todo lo que toca, o todo lo que tocamos o empieza a interesarnos a los hombres, lo tengo muy claro incluso cuando elegimos hacer la compra en tiendas especiales, concienciadas y supuestamente sensibles.... la rueda no se para ante nada, otra vez caemos en la trampa del consumismo aunque sea con un packaging "responsable"
La chocolatina es adorable....
Umm que pinta mas deliciosa que tiene!!besos
dezazu.blogspot.com.es
Qué curioso lo de la fotografía! La verdad es que da qué pensar pero me quedo con tu chocolatina y tus fotos que, a diferencia del díptico, transmiten serenidad.
Me ha encantado que esta vez analicemos una obra fotográfica, y más aún con todo el sentido implícito que conlleva ésta.
Conocía la obra pero no el autor y, como siempre, ha sido muy instructivo.
¿Qué podemos añadir a lo que has comentado tú? No mucho, aparte de que sea muy triste que nuestra sociedad sea así. Somos (y me incluyo) dependientes del consumismo, por mucho que lo aborrezcamos. Acordamos una importancia desmesurada a lo material, sin embargo, queda mucha gente que exprese su vida interior a través del arte, sea cual sea, por lo que hay ezperanza ;-)
Y tus chocolatinas al natural, me encantan, mucho muchísimo, con o sin desperfectos, son perfectas!
Un beso,
Aurélie
Estoy totalmente a favor de la imperfección casera, me encanta!
Besos.
No se porque cuando leo el texto y me recreo en la foto me quedo sin palabras y me hace pensar...gracias. Las chocolatinas caseras me encanta, me gustan muuuuuuucho.
Tampoco conocía la fotografía pero al mirarla he visto en primer lugar a las personas que aparecen. Cuestión de prioridades, pienso (¡y no será que no me gusta el chocolate!)
ideales para el fin de semana! besos
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