domingo, 25 de mayo de 2014

El futuro es tu propia vida



A veces, y sin darnos cuenta, en nuestro trabajo, en nuestras actitudes y aficiones adelantamos algo que ni siquiera nosotros sabemos que vamos a vivir o a hacer. Es como sí estuviéramos rumiando pensamientos, ideas o actos que finalmente terminamos materializando.

Si observamos las fotografías de Francesca Woodman podemos adivinar cual sería su final porque en ellas aparece y desaparece; parece que estuviera presente y a la vez se difuminara, se diluyera en el espacio y en los decorados decadentes.



Woodman es una fotógrafa americana que apunto de cumplir los 23 años se suicidó, cosa que, seguramente, ni ella sabía cinco minutos antes, pero sus fotos y su trabajo plasman eso. Anticipan sus actos.

Ciertamente, sus imágenes tienen algo desasosegaste e inquietante que no podemos dejar de mirar. Su cuerpo es protagonista, pasa a ser mesa, objeto colgante, recipiente...



Tengo para mi que fue su temprana muerte lo que la convirtió en una artista de culto; no obstante, nació en una familia de creadores: su padre, pintor y fotógrafo; su madre, ceramista y su hermano, video artista (hay un documental sobre esta familia llamado Los WOODMANS que podéis ver aquí). Francesca nació en 1958, acabó con su vida en 1981 y hasta cinco años después sus padres no dejaron atrás el luto para exponer la obra de su hija. Ellos gestionan un archivo de más de 800 imágenes de las que sólo se han expuesto 120. La aceptación de sus fotografía fue en aumento y las exposiciones se multiplicaron (tuve la suerte de ver en La Fábrica en septiembre del 2009 una de ellas) incluso se organizó una gran retrospectiva en el Guggenheim.



Su primera fotografía la hizo con una Rollei de medio formato a los 13 años; desde entonces escribía también un pequeño diario que nos ayuda a comprenderla algo mejor: "una parte de este libro contiene ideas que quiero organizar en series. La lista de alimentos que he comido, por ejemplo. Los pasteles son mi forma de arte favorita; yo preparo magníficos panecillos de jengibre, trufas de chocolate, pasteles de melocotón y flanes de zarzamora. No hay nada más relajante que quedarse a solas con un buen libro de cocina y las palabras"




Pues eso...


"Una parte de este blog contiene ideas y muchas recetas que organizo por temas y sabores. La fotografía es mi forma de arte favorita y preparo recetas. No hay nada más relajante que quedarse a solas con un buen libro de cocina, las palabras y la fotografía. También yo hago magníficos panecillos de jengibre: aquí tenéis uno."


domingo, 11 de mayo de 2014

Los efectos son las causas


En el arte, como en muchas otras cosas, las modas ponen de actualidad a un autor que se tenía olvidado o no se conocía.  Hace un tiempo que empezó a ocurrir eso con un artista que hoy todo el mundo conoce: Gustav Klimt.  El austríaco es considerado un autor simbolista y modernista, participó en el  movimiento secesionista junto con otros artistas que adoro como Egon Schiele y Oscar Kokoschka.


Si por algo me ha llamado la atención este pintor es por la paleta de colores que utiliza: morados, dorados…; por sus formas sinuosas y sensuales y por su representación del cuerpo humano. Según von Balthasar el arte es “el todo en el fragmento” y sinceramente, muchas veces no creo que Klimt se pueda asociar a esto; en algunas de sus piezas hay un rasgo de efectismo que no me convence del todo, otras sin embargo, me provocan admiración.  

Seguro que todos conocéis el famosísimo lienzo llamado El beso y también habéis visto alguna vez representada Dánae y la lluvia de oro, pero como decía la paleta morada me produce una especial atracción y son obras como Retrato de Emilie Flöge y Unterach a orillas del Lago los que mantiene mi mirada fija en sus detalles.




La receta de hoy es morada, como estos cuadros de Klimt, quizás también algo efectista porque en realidad es sólo un puré de patatas con setas, eso sí, de patata morada o violeta, y claro los ojos se nos van detrás. A veces, también en la  cocina se busca el deslumbramiento que en muchos casos puede quedar sólo en eso (la impresión se desvanece o difumina en el primer bocado), pero en otros el sabor de un producto de calidad sin ninguna extravagancia añadida sobrepasa con creces nuestras expectativas. Que lo disfrutéis.