Como siempre, son varias las cosas que me traen hasta
aquí. En los últimos días han confluido: Tirez
sur le pianiste, un artículo de @guardian_el_ llamado Todo el
mundo vive en Melrose Palce y un
poema de Elizabeth Bishop titulado Un
arte. A todos le encuentro un sentido parecido, una voz similar…
En el poema Bishop desgrana la importancia de vivir
con menos, de perder las cosas, incluso lo importante o muy importante: el
reloj de tu madre, tus casas, tus amantes…Entrénate en el sufrimiento de perder
las llaves de tu casa, las del coche…quizás no es para tanto. Todo esto dice
Bishop:
Un arte
No es difícil dominar el
arte de perder;
Tantas cosas parecen llenas
del propósito de ser perdidas,
Que su pérdida no es ningún
desastre.
Perder algunas cosas cada día.
Aceptar aturdirse por la pérdida
De las llaves de la puerta,
de la hora malgastada.
No es difícil dominar el
arte de perder.
Después practicar perder más
lejos y más rápido:
Los lugares, y los nombres,
y donde pretendías
Viajar. Nada de todo esto te
traerá desastre alguno.
He perdido el reloj de mi
madre. Y, ¡mira!, voy por la última
-quizás la penúltima- de
tres casas amadas.
No es difícil dominar el
arte de perder.
He perdido dos ciudades, las
dos preciosas. Y, más vastos,
Poseí algunos reinos, dos
ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no
fue ningún desastre.
Incluso habiéndote perdido a
ti (tu voz bromeando, un gesto
Que amo) no habré mentido.
Por supuesto,
No es difícil dominar el
arte de perder, por más que a veces
Pueda parecernos
(¡escríbelo!) un desastre.
Cuando llegan a mis manos poemas con los que me
identifico tanto, siempre intento saber más de su autor, localizar todas sus
obras, hundirme en ella. Como decía el otro día a propósito de esto,
para saber si ellos sienten lo mismo que yo, si puedo aprender algo. Bishop
vivió de niña la pérdida de su padre; posteriormente, la de su madre. Estuvo al
cuidado de su abuelos, en un orfanato y finalmente, se independizó, viajó a
lugares remotos y se ganó la vida con lo que más le gustaba: la escritura.
Quizás su vida nos lleve a comprender sus poemas y a identificarnos con ellos:
su falta de certezas, su sentido de lo provisional, su búsqueda constante; eso
es lo que me atrae de ella.
Yo quiero entrenarme en el arte de perder, quiero
vivir con menos porque, como le pasa a @el_guardian, me quedo inmovilizada ante
todas las opciones que tengo en las manos, me apabulla el derroche, me da grima
lo barroco; y sobre todo, no quiero equivocarme.
Tirez sur le
painiste es una película de cine
negro dirigida por François Truffaut, pero también todo lo contrario. El protagonista (Charles Aznavour) no es
atractivo, ni encantador, mas bien enclenque y tímido. Fue un gran concertista
de piano y ahora trabaja tocando este instrumento en un cabaret. Se desprendió
de todo por razones que no voy a desvelar.
A veces lo realmente importante es tener un bocado sencillo
que llevarnos a la boca y, sobre todo, poder compartirlo. Hoy he perdido la
receta, pero seguro que todos sabéis cómo hacerlo. El arte de perder es fácil.