jueves, 2 de enero de 2014

COMIDA`S: hasta el infinito

¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?

Sé que vengo de una familia en la que la alimentación era (y es) muy importante. En mi casa siempre nos hemos preocupado por comer bien; así lo he vivido aunque con la edad una ha ido tomando decisiones y haciendo mis propias opciones.  Hay alimentos y recetas que tengo asociados directamente con recuerdos, días de fiesta o estaciones; algunos que adoro; otros los rechazo con rotundidad, pero de todo eso he aprendido.

Hay cosas que tengo muy claras y sé con certeza: me gusta cocinar, me relaja y me evade, como también lo hacen la fotografía, la lectura, el  arte y la música.




Vengo de un blog  en el que recreo esas realidades, como decía en el anterior post, mis cosas bonitas, y no, no voy a dejarlo, como mucho me habéis preguntado porque entre otras cosas me da vida.  La letra con salsa entra seguirá adelante con todas esas cosas bonitas y alguna más que va a ir apareciendo y os quiero contar.




Quizás como fruto de este placentero trabajo  ahora soy colaboradora de una nueva revista digital llamada COMIDA`S, una publicación “basada en el acto de comer”.  En ella colaboran entre otros  Pedro Álvarez ( fundador de gastromedia.es @zampus), Jaime Victoria (co-fundador de Panes y Peces @dejvictoria), Jorge Guitián (@jorgeguitian), Iñigo Aguirre (@umamimadrid). Vuelvo al inicio y hasta el infinito.


Un puñado de arroz
(lo más pequeño dura),
el olor a manzanas,
la luz esquiva que huye en los cristales,
el asombroso tiempo que nos pone
en las manos el don de no olvidar.
Nos queda todo eso,
como si nos quedara el infinito.


Carlos Pujol 

jueves, 26 de diciembre de 2013

Metamorfosis

Hasta ayer era un personaje de esta novela, era la Linda Susan pero en realidad ni soy Linda, ni soy Susan y mucho menos un personaje de Bryce Echenique. Soy Ernestina Causse: encantada.


¿Por qué Linda Susan? Porque es uno de los personajes de Un mundo para Julius y me encanta. ¿Por qué un adulto vuelve a su infancia? Porque siente nostalgia de ella, pero no de cómo fue, sino de cómo le hubiese gustado que fuera. Recordamos el pasado para construir el futuro: sabiendo de dónde venimos podremos imaginar adónde vamos. ¿No llamamos a eso experiencia? Construimos nuestra identidad a base de recuerdos. Lo mejor está siempre por venir y recordar es una forma de decirnos a nosotros mismos quiénes somos. Julius elige sus recuerdos.

Yo elijo un bocadillo de Nocilla porque son las largas tardes de verano saltando por la casa; también las cortas de invierno, al calor de Pumuky. Nocilla blanca, siempre preferí la blanca: era más dulce  y yo siempre (tuve debilidades) fui de dulce. Era el  mejor momento del día.

Julius es un niño peruano miembro una familia acomodada. Su padre muere muy joven y su madre, la linda Susan, se vuelve a casar. Todos lo dejan solo, como su hermana Cinthia, que no volvió de Boston, su padre, y su madre que está siempre de cóctel en cóctel. Julius se construye un mundo para él, un mundo para Julius, y descubre la “crueldad” del de los adultos a medida que va creciendo.

Yo me construí un mundo de cosas bonitas, un mundo de mis cosas bonitas, las cosas que me gustan, reunidas en este blog que tantas alegrías me ha proporcionado: fotografía, cocina, literatura, música, arte, cine… Por La letra con salsa entra he conocido a gente maravillosa, he disfrutado mostrando las realidades que me apasionan, las verdades que me obsesionan y me dan qué pensar. En este blog he invertido tiempo, mi tiempo, que es mi vida y en él están ya algunos de mis recuerdos: los guardo con cariño porque ellos me dicen también quién soy y de dónde vengo.



He vivido en este árbol durante tres años largos; pero como Julius, también he crecido, con el tiempo se han desplegado mis alas y ha llegado la hora de empezar algo nuevo. Como dice Jorge Drexler: "Cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da, nada es más simple, no hay otra norma: nada se pierde, todo se transforma" y esto sigue adelante pero de otra manera, ¿me acompañáis?

jueves, 19 de diciembre de 2013

Aquí llega el sol...




                                                                      

                                                                       A veces nos llamamos uno al otro  ángel, luz, sol 
                                                                                                                  Nicola Madzirov


 ¿Qué es el Sol? El Sol es calor, el Sol es vida, el Sol es la vida. Los hombres de todas las épocas han contemplado con admiración al sol y si hacemos un poco de memoria para remontarnos a tiempos pasados, la Navidad, esta que ahora celebramos en algunos lugares del mundo, festeja la llegada del Sol, pues en el hemisferio norte estamos a punto de alcanzar el solsticio de invierno.



Una de las obras que más me conmocionó cuando comenzaba a estudiar  arte fue el crómlech de Stonehengue, un monumento megalítico de finales del Neolítico. Los cromlech son túmulos funerarios en su origen, formados por menhires que dibujan un círculo. Hay muchos estudios sobre la finalidad concreta de los cromlech: templos religiosos, monumento funerarios y hasta observatorios astronómicos.  Parece cierto, desde luego, que guardan relación con los cultos solares no sólo por su alienación, sino también porque el sol aparece asociado a la muerte y a la resurrección, y estas construcciones es muy probable que en principio estuvieran dedicadas a enterramientos.



Todas las culturas de la Antigüedad festejaban de una manera u otra el solsticio. Ya en la época romana se  celebraba con las saturnalia o saturnales la llegada del Sol. El diecisiete de diciembre comenzaban  de estos días de fiesta:  el grano almacenado después de la recolección se entregaba para  el consumo. Se ofrecía algún tipo de sacrificio público ante el templo de Saturno y había ritos privados en todas las casas. A continuación se celebraba un gran banquete donde se establecían unos ritos de inversión social: los hombres servían a las mujeres y los amos a sus esclavos rindiéndoles el gran homenaje de compartir después la comida con ellos. Por supuesto, el cristianismo recogió todos estos rituales y los adaptó la Navidad.


Hay veces que una receta me lleva a un  libro, una película o una canción; hay otras que una obra de arte me acerca a un determinado plato. Unas veces las relaciones llegan rápido: son relámpagos en mi mente, conexiones; hay otras que debo reflexionar más. En cualquier caso, el crómlech apareció pensando en esta Navidad y aunque buscando y buscando hallé esta maravilla de Arzak; he querido darle mi toque personal: verduras asadas, frutos de la tierra a la que nos mantenemos pegados, asadas con fuego y espolvoreadas con queso rallado.



 


Por eso, tenemos que estar felices, porque ya llega el Sol que ilumina y da calor a nuestros cuerpos y almas. Aunque ahora es pequeño, como un niño; pero pronto crecerá: el frío quedará atrás y sentiremos su calor acariciando nuestros rostros. Igual lo hace esta maravillosa canción de George Harrison  (como dice mi amigo @Romantxus, puro amor) versionada hasta la saciedad, aunque me quedo con dos porque también son puro amor. Here comes the sun, sí: aquí viene el sol, vuelven las ilusiones y sentimos que de mil maneras diferentes crecemos. Acompañados por los hombres de todas las épocas, podemos celebrar este acontecimiento sabiendo que celebramos nuestras propias existencias. Disfrutad de la vuestra.