sábado, 23 de julio de 2016

Nos espera septiembre






Poco a poco nos vamos adentrando en la profundidad del verano, un verano cada vez más amarillo, aunque sabemos que en septiembre llegarán nuevos colores, nuevos olores y sabores. En septiembre comienza una nueva etapa, sí, otra más de este blog; cambiamos imagen y con el cambio llegarán, no tengo dudas, tiempos más luminosos.

La  amistad es una suerte de luz, un sentimiento fuerte e intenso que te une a una persona con la que compartes muchas cosas pero que también comprende y acepta vuestras diferencias, sin que ese lazo tenga que cambiar por ello. Ya lo decía Goytisolo:

Como la piedra, amigos,
como el canto rodado,
en perpetuo combate
con el agua y los años.
Sí, sed como la piedra,
como el canto rodado:
puros y resistentes,
terribles, obstinados.

Pues yo tengo la suerte de confiar en unos pocos amigos, seres luminosos que me acompañan en los buenos y malos ratos, siempre “terribles, obstinados”.


Y hablando de amistad, una siempre se alegra de las cosas buenas que les pasan a ellos porque sé que lo compartirán conmigo. Es el caso de dos amigos “virtuales”: los chicos de Libros con Miga y la “plumilla”, como a ella le gusta llamarse,  Pilar Calleja. Todos están de enhorabuena; los primeros por la revista PAN; una maravilla “panarra” que ha salido a la luz recientemente, allí encontrarás todo lo que quisiste saber sobre pan y nunca te atreviste a preguntar. La segunda por Planeta Vino una excelente revista a la que podemos llamar libro, en la que disfrutaras de “cosas que hay que saber para entender del vino actual”.





Por eso, os dejo un hermoso pan de centeno newyorkino (receta en la revista) y una copa de vino, para que brindemos por esos seres que nos alegran y nos facilitan la vida. Por la amistad y por una vuelta del verano con fuerza renovadas.

Os espero con novedades en septiembre (ahí va un adelanto), disfrutad de las vacaciones.


domingo, 10 de julio de 2016

Todo es tan verde


"Todo es verde” dice ella. Mira que verde es todo Mitch. Cómo puedes decir que sientes todo eso cuando fuera todo es tan verde.”

Esta es una frase de un cuento corto (apenas tiene dos páginas) incluido en La niña del pelo raro escrito por Foster Wallace que podéis encontrar aquí. Los protagonistas de la historia son una pareja que parece estar en los últimos momentos de su relación, pero quién sabe, si fuera todo es tan verde. 




David Foster Wallace era un escritor estadounidense acechado siempre por la depresión; terminó suicidándose el doce de septiembre de 2008. Su obra más conocida quizás sea La broma infinita, aunque también destacan en su trayectoria La escoba del sistema, Hablemos de langostas y, por supuesto, La niña del pelo raro. Me atrae su forma de escribir y mezclar temas serios con otros banales, su personalidad depresiva, su forma de resolver la vida... Un poco quizás como los colores, que nunca sé demasiado bien por qué me atraen en determinados momentos, pues, aunque todos tenemos un color preferido, hay días y días: verdes, azules o blancos, grises, malvas o negros… Están los colores de la infancia, tan alegremente chillones, y los de la juventud, que se tornan dorados; colores del entusiasmo y del fracaso; lo que no hay—no tengo duda—es una vida sin colores.


Muchas veces entendemos los colores según nuestro estado de ánimo; otras, con los ojos de las personas que amamos. Hay veces que el color de una comida nos provoca rechazo; otras, nos abalanzaríamos sobre ella sin dejar ni rastro del delicioso manjar. 


Hoy os traigo una refrescante  —por el color y el sabor— crema veraniega; muy verde: casi todos sus ingredientes son verdes y sabe a verde, riquísima aunque para mí estos días tenga  un sabor amarillo. Espero que la disfrutéis. También de los colores.