viernes, 25 de junio de 2010

Otra vez junio



Mousse de limón

1 lata de leche evaporada
5 cucharadas de azúcar
2 limones
medio vaso de leche

Batimos la leche evaporada con la leche y la raspadura de limón, se le agrega el zumo de los limones y el azúcar. Una vez mezclado lo vertemos en moldes que se llevan primero al congelador y luego al frigorífico.














Junio amarillo limón

Otra vez junio

Las acacias bañan
El paseo junto al mar. Son amarillas las flores
                   (en las ramas
y forman una alfombra de asombro, bajo el
                (pie, las que han caído al suelo.
Las acacias, un año más, tiñen de amarillo mis
                              (paseos.
Melancólico, con la vista en la lejanía, miro el
vaivén de las olas
-como la vida-
incansables.
Muevénse dentro del horizonte.

Volver al mismo sitio. El mismo movimiento.
El recuerdo…el esfuerzo para seguir lo mismo.
La luz del sol hiere la vista.




            José Luís Ruiz Castillo
           
            Ida y vuelta a Nueva York


“pero las lágrimas me dejarán ver las estrellas”

José Luís Ruiz Castillo es un poeta nacido en Montefrío (Granada)  pero pronto se marchó a Málaga para estudiar bachillerato. Más tarde ha vivido en Barcelona, donde ha ejercido de químico.

El libro está escrito según su autor, “bajo la fascinación del mundo”. Rey utiliza un lenguaje sencillo para expresar sus sentimientos, acontecimientos que  marcaron su vida  bajo la influencia de la poesía y los versos que le han acompañado en este recorrido de ida y vuelta.


















domingo, 13 de junio de 2010

Instintos

Salteado de tofu y brécol

Una pieza de tofu firme
1 manojo de brécol
Jengibre fresco
2 cucharadas de salsa de soja
2 cucharadas de azúcar moreno (opcional)
1 cucharada de aceite






Ponemos el aceite en un wok y añadimos el tofu cortado en cuadritos, movemos hasta que cambie de color. Mientras esto se hace cocemos el brécol en una olla.
Una vez cocido lo añadimos al wok con el jengibre y cocinamos hasta que el brécol este caramelizado. Añadimos la salsa de soja y el azúcar e si queremos hacerla versión más dulce de la receta.
Servimos inmediatamente.

 













Comer, beber, amar

Comer, beber, amar es una película de Ang Lee estrenada en 1994. Recibió el Oso de Oro en la Berlinale y estuvo nominada como película de habla no inglesa en los Oscar y los Globos de Oro. Lee es director de otras películas muy conocidas como Tigre y Dragón, Brokeback Mountain y la delicada y encantadora Sentido y Sensibilidad. Lo interesante de este autor es, como dice Carlos Boyero, que en todas sus obras “el inteligente y penetrante vagabundo retorne a sus chinas raíces, a esas señas de identidad expresadas inmejorablemente en alguna de sus películas”

Se trata de una comedia agridulce en la que se cuenta la historia de Chu, un viejo chef de Taipei, viudo y con tres hijas: Jen, Chien y Ning. Ellas representan tres formas diferentes de vivir y ver la vida: la mayor es una profesora convertida al catolicismo, la segunda una bella y agresiva ejecutiva y la pequeña una estudiante que trabaja en un burger. Esta familia se reúne (especialmente los domingos) ante una mesa repleta de platos deliciosos, que el padre cocina y no come, para contarse sus anhelos, problemas y los cambios que se van a producir en sus vidas.

La cinta tiene varias lecturas: la incomunicación y desorientación de los personajes (cuya metáfora puede encontrarse en el inicio: calles abarrotadas de tráfico en el Taipei de los 90); la educación de los hijos y la lucha por su independencia (finalmente veremos una paradoja muy interesante en este aspecto); el sentido de la vida  y la occidentalización de la sociedad (algo que se puede observar en Ning, la hermana pequeña).

Me dejo detrás muchos aspectos del film, la importancia del azar y lo imprevisible en la vida, el tono cómico que se establece, las diferencias generacionales, las relaciones entre hombre y mujeres; pero no puedo olvidar el aspecto gastronómico de Comer, beber, amar.

Resulta ser un auténtico festín, es una delicia ver al maestro Chu desplegar sus habilidades culinarias y es bastante curioso descubrir algunas técnicas de la cocina china tradicional que éste utiliza. Irónicamente no probará nada debido, entre otras cosas, a la pérdida de su paladar; otra metáfora.

domingo, 6 de junio de 2010

No es Vivaldi



Pan de calabacín

2 tazas de calabacín rallado

3 huevos
3 tazas de harina
2 tazas de azúcar
1 taza de aceite de girasol
1 cucharadita de jengibre
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 cucharadita de bicarbonato
1 cucharadita de canela
1 cucharadita de clavo en polvo
¼ cucharadita de levadura

Nueces 




Mezclamos la harina, la levadura, el bicarbonato y las especias.
Agregamos el aceite y los huevos con el calabaciín rallado y las nueces.
Batimos todo muy bien e introducimos en el molde previamente engrasado.
Dejamos  en el horno a 170 Cº una hora aproximadamente.









El verano

Giuseppe Arcimboldo nació en Milán en 1527 y murió en la misma ciudad en 1593. Fue un pintor conocido sobre todo por sus representaciones del rostro humano a partir de flores, frutas, plantas, animales u objetos; esto es, pintaba representaciones de estos objetos en el lienzo, colocados de tal manera que todo el conjunto tenía una semejanza reconocible con el sujeto retratado.

Su primera etapa fue totalmente italiana, parece que comenzó trabajando en el Duomo aunque después tuvo un taller en Roma, además hay datos que afirman su trabajo en la Italia meridional, trabajó durante un tiempo en la corte de Maximiliano II.

Era un hombre con una creatividad infinita, sin límites; llegó a ser retratista de corte en la corte de Maximiliano II en Praga y además fue el decorador y diseñador de trajes.
Aquí parece que vivió su máximo esplendor, también trabajó  para Augusto de Sajonia y Rodolfo II quien estaba fascinado por aparatos hidráulicos y los instrumentos musicales fantásticos que el artista le realizaba.

Aunque fundamentalmente es conocido por este tipo de pinturas que reúnen frutas, verduras, mariscos, peces… pero también hizo un tipo de pintura religiosa que ha quedado en el olvido.

El lienzo que nos ocupa pertenece a la serie de las Cuatro Estaciones de la que pintó numerosas piezas siendo cada una de ellas una copia sin apenas variación de la anterior, lo que refleja el éxito de la serie. El pintor ha representado los hipotéticos rostros de las estaciones mediante los elementos típicos de cada una de ellas. Así, el rostro del verano tiene rostro de frutos y cuerpo de trigo, y el  delicioso y “polifacético” calabacín que escogido para la receta.

Entre sus obras más conocidas se encuentra el retrato que le hizo a Rodolfo II, Vertumnus, con el que os dejo.