domingo, 30 de mayo de 2010

A babor*


Magdalenas de cangrejo y curry

350 g de carne de cangrejo (yo puse surimi o palitos de cangrejo)
3 huevos
7 cucharadas de harina
1 cucharadita de cúrcuma
1 cucharadita de levadura
½ cucharadita de curry
1 cucharada de nata líquida
1 cucharadita de perejil picado
20 g de mantequilla fundida
sal y pimienta




Salsa*

2 cucharadas de cebollino picado
2 cucharadas de perejil picado
100 g de mantequilla

Batimos los huevos y lo ponemos en una ensaladera con el cangrejo, la harina, la levadura y el resto de los ingredientes excepto la mantequilla. Mezclamos hasta obtener una preparación homogénea. Precalentamos el hora a 210 Cº

Engrasamos los moldes con la mantequilla y la sobrante la añadimos a la preparación. Rellenamos los moldes y horneamos entre 12 y 15 minutos.
 


















*La salsa es opcional, se pueden utilizar otros ingredientes como yogur griego o mayonesa También se puede  tomar sin salsa.

Fundimos la mantequilla a fuego lenta y retiramos la parte blanca que se forma. Añadimos el perejil y cebollino cubrimos y dejamos en infusión fuera del fuego durante unos minutos.



Gran sol

Ignacio Aldecoa nació en Vitoria en 1925 y murió en 1969 se dedicó todas su vida a la literatura centrándose en la novela y el relato. En toda su obra se ha querido ver la influencia de Faulkner y de Truman Capote con sus novelas-reportajes. Su primer texto, y uno de los más conocidos, es El fulgor y la sangre que consiguió ser finalista del Premio Planeta en 1954. Pero la novela de la que hoy quiero hablaros es Gran Sol, Premio de la Crítica en 1958.

En Gran Sol se narra la vida de unos pescadores de altura con una vida intensa llena de lucha y derrota pero también de esperanza y soledad, esta última inunda literalmente la novela.  La narración recrea lo rutinario, el trabajo diario y el paso del tiempo; muchos lo han llamado realismo social, otros quisieron ver aquí un trasunto de la España de la época.
La obra iba a formar parte de una trilogía compuesta por las siguientes obras, Parte de una historia y al parecer, Viejas anclas que no pudo finalizar por repentina muerte del autor de un ataque al corazón.

Si existe algún protagonista es el mar, la mar, como dicen estos pescadores; ninguno de ellos sobresale: Macario Martín, el Matao, José Afá, Joaquín Sas, Paulino Castro o Simón Orozco son algunos de ellos y todos comparten la rutina y el peligro del mar, el miedo a no volver a ver a sus mujeres “condenadas” y sus hijos “fracaso”.

Toda el texto está escrito con una maestría absoluta pero existen algunos fragmentos, como el comienzo, absolutamente geniales:

“El sureste lento, cálido, hondo, picaba las aguas de la dársena. Lejana amarilleaba la mar abierta. En el cielo del atardecer se apretaban las nubes como un racimón de mejillones, cárdeno y nacarado. Las gaviotas daban sus gritos estremecidos revoleando el puerto, garreando las olas. Un barco bonitero navegaba hacia la línea de atraque: baja la mar, bajo y áspero el runrún del motor.”

Y aquí llega también el toque culinario, porque como habéis podido observar en el párrafo de arriba, los peces (pescados o no) son nombrados continuamente. Se habla: de bonito, atún, mejillones, pulpo y, por supuesto, cangrejos; rojos como la señalización de babor.

 










  
*Babor, en un barco y en cualquier medio de transporte en el agua, es el lado izquierdo en el sentido de la marcha o, más exactamente, el lado izquierdo mirando hacia proa (la parte delantera del barco). El lado derecho se denomina estribor. La señalización de babor se realiza con el color rojo y la de estribor con el color verde.


domingo, 23 de mayo de 2010

Las cosas claras y el chocolate espeso

Coulant de chocolate

160g de chocolate negro 70% cacao
120 g de mantequilla + 10g para los moldes
100 g de azúcar +20 g para los moldes
4 huevos
40 g de harina

Precalentamos el horno a 220ºC. Untamos con mantequilla y azúcar los moldes (de 8 a 10 cm. de diámetro aproximadamente)
Derretimos el chocolate troceado con la mantequilla en una cacerola a fuego muy lento.
Aparte batimos los huevos con el azúcar y añadimos a la mezcla anterior.
Tamizamos la harina y lo mezclamos todos removiendo un poco.
Vertemos en los moldes y horneamos durante 6 minutos.




En un pequeño pueblo de Francia llamado Lansquenet aparece una misteriosa mujer para abrir una bombonería donde vende maravillosos dulces que hace ella misma. Vianne Rocher provoca en este lugar una verdadera revolución: reaparecen amores de la juventud, los impertinentes se transforman en seres felices y los matrimonios se arreglan. Aparecen ciertas ideas enfrentadas: la lucha entre la pasión y la moral, entre la tradición y el cambio.
También es un canto a la vida, a disfrutar de los placeres, a sumergirse en las tentaciones teniendo en cuenta  los peligros que puede provocar la intolerancia y las prohibiciones, así como no dejar a los demás vivir su vida.



Hablamos de una película estrenada en el año 2000 dirigida por Lasse Halström y protagonizada por la dulce y encantadora Juliette Binoche  junto con Johnny Depp y Judi Dench entre otros. Está basada en una novela (menos conocida que la película) de Joanne Harris donde el chocolate ejerce como alimento totalmente tentador y, por otro lado, como un reconfortante maravilloso; una dualidad más.


Simplemente me apetecía hacer chocolate, necesitaba abandonarme en un reparador y reconstituyente dulce de chocolate porque la vida está llena de belleza y seducciones; ¡¡¡disfrutemos de ella!!!


sábado, 15 de mayo de 2010

Manojos de recetas


Espárragos con bechamel

Espárragos blancos
Leche
Harina
Mantequilla
Sal
Nuez moscada
Pimientos verdes italianos
Queso rallado

Freímos los pimientos cortados a tiras y se escurren muy bien. Los colocamos en el fondo de una fuente donde añadimos los espárragos (previamente pelados y cocidos). Hacemos la bechamel cubrimos todo con ella, añadimos el queso rallado y lo ponemos a gratinar en el horno durante unos 10 minutos a 200ºC.


 
 

  
Édouard Manet (1832 -1883) es conocido por ser uno de los iniciadores del Impresionismo, un estilo artístico que se caracteriza por la plasmación de la luz y del instante más allá de las formas. Era un hombre de personalidad controvertida, no se consideraba perteneciente al grupo de los impresonsitas pero si pretendía conocer la fama y obtener reconocimiento. Adquirió notoriedad con la realización de algunos lienzos considerados escandalosos sobre los que volveré en otra ocasión.

En su obra es posible apreciar la influencia de Velázquez y algunos pintores clásicos del barroco holandés como Frans Hals, sobre todo en sus últimos años cuando comienza a interesarse por los bodegones de pequeñas dimensiones.

Uno de ellos es el que traigo hoy Un manojo de espárragos, ellos son los protagonistas, nos recuerda a las naturalezas muertas aunque con más rapidez en la factura, pincelada corta y un foco de luz encima. "No es una naturaleza muerta como las demás, pese a muerta, al mismo tiempo es muy jovial" dijo George Bataille.

Esta cuadro fue hecho para  Charles Ephroussi, que le pagó 200 francos más de lo acordado; por ello Manet le envió otro, El espárrago, con este mensaje: "Le faltaba uno a su manojo". La historia es encantadora y pone de relieve el tacto del artista. Por cierto, estos espárragos sobraron de mi manojo.


Espárragos blancos con jamón ibérico

Espárragos blancos
Lonchas de jamón ibérico
Aceite de oliva
Pimienta negra

Enrollamos cada espárrago con una loncha de jamón ibérico y pasamos por la sartén (con un poco de aceite sólo) a fuego medio. Emplatamos y ponemos por encima unos hilos de aceite de oliva virgen extra y una pizca de pimienta negra. Podemos acompañar con un poco de ensalada a nuestro gusto.

domingo, 9 de mayo de 2010

COMIDA COMPARTIDA

Tartar de atún rojo, tomate y pepino

250 gr de atún rojo
2 tomates
1 pepino grande
1 cucharada de cebollino
½ cucharadita de semillas de sésamo negro
4 cucharadas de aceite de girasol
2 cucharadas de vinagre de vino blanco
2 cucharadas de salsa de soja
1 cucharadita de mostaza
½ cucharadita de jengibre
sal y pimienta






Mezclamos en un cuenco el aceite, el vinagre, la mostaza, la salsa de soja, el jengibre, la sal y la pimienta.

Picamos el atún en daditos muy pequeños y mezclamos la mitad con la salsa anterior.

Picamos el tomate y el pepino de la misma forma y lo reservamos.

En un molde circular ponemos una capa con la mitad del atún, después tomate y pepino. Aderezamos con un poco de salsa y volvemos aponer otra capa de atún.

Decoramos y terminamos de aderezar con la salsa.
 

El cielo es azul, la tierra blanca. Una historia de amor.

Hiromi Kawakami nació en 1958 y es una de las escritoras más conocidas de Japón junto con Haruki Murakami o Banana Yoshimoto. Ha escrito varios libros pero es conocida fundamentalmente por la encantadora novela El cielo es azul, la tierra blanca, ganadora del Premio Tanizaki.

Recientemente la editorial Acantilado ha publicado la novela en español con un criterio, como siempre, excelente. La autora cuenta la historia de un reencuentro, el de un profesor con su alumna. Tsukiko y el viejo profesor Harutsuna Matsumoto coinciden en una taberna y escogen la misma comida:

“-Atún con soja fermentada, raíz de loto salteada y chalota salada-pedí, y me senté en la barra. Casi al unísono, el viejo estirado que estaba a mi lado dijo:
-Chalota salada, raíz de loto salteada y atún con soja fermentada. Al darme cuenta de que teníamos los mismos gustos, me volví y él también me miró. Mientras  intentaba recordar dónde había visto aquella cara, empezó a hablarme.
-Eres Tsukiko Omachi, ¿verdad?
Cuando asentí, sorprendida, siguió hablando.
-No es la primera vez que te veo por aquí.”
Así comienza una historia que irá evolucionando poco a poco con el lector y terminará en una gran historia de amor (como nos anuncia el subtítulo). Una vez me dijeron: “los espíritus se huelen” y esto es precisamente lo que ocurre aquí, dos seres solitarios, que buscan el sentido de la vida y la felicidad, se unen en un recorrido compartido. Y no es lo único que comparten, la historia está llena de deliciosas comidas (cocido con nabos y albóndigas de pescado, sopa de setas, brotes de soja, berenjena frita, pulpo con wasabi) y de mucho sake que disfrutan juntos. Es también, un libro muy gastronómico.
Esto me ha llevado a pensar en la comida para dos y su elección pensando en el otro. Por eso hago este tartar, porque es para compartir, y  una de mis recetas favoritas; además, es atún y bien podría ser nuestra comida, porque él siempre escogería mi preferida.

sábado, 1 de mayo de 2010

DECID PA-TA-TA


Patatas a la parmesana

6 patatas
50 gr. de queso parmesano rallado
1 pizca de nuez moscada rallada
1 cucharadita de perejil fresco picado

jamón a taquitos
aceite 
sal


Pelamos y cortamos  las patatas por la mitad a lo largo y la cocemos en agua hirviendo durante 10 minutos. Mezclamos el parmesano rallado con la nuez moscada y el perejil.
Secamos las patatas ligeramente y las rebozamos con la mezcla anterior.
Vertemos aceite en una bandeja y con el horno precalentado a 200º C  incorporamos las patatas y el jamón a la bandeja.
Horneamos durante unos 20 minutos.



Vicent Willen van Gogh (1853-1890) fue un pintor holandés de estilo postimpresionista. Nacido en una familia de seis hermanos (el más conocido es Theo a quien escribió alrededor de 650 cartas, hoy publicadas en su mayoría) e hijo de un pastor protestante, desde muy joven destacó por su temperamento inestable y es eso, como dice E. H. Gombrich, lo que se demuestra en sus pinceladas aisladas; la agitación, su desesperada soledad además su crisis y exaltación espiritual. “Pintó como otros escriben”.
Comenzó a trabajar en una compañía de comercio de arte, fue trasladado a Londres y después a París donde verdaderamente sintió la vocación artística, pero pronto lo despidieron por anteponer su gusto personal a las ventas.
Se instaló en Bruselas donde se matriculó en Bellas Artes y comenzó a hacer sus primeras pinturas de campesinos. Aproximadamente de este momento es una de sus primeras pinturas más conocidas, me refiero a Los comedores de patata.
Aparecen cinco campesinos compartiendo una fuente de patatas en un interior prácticamente vacío donde solo aparecen la lámpara, el reloj y un cuadro con un crucifijo. El color oscuro que reina en el lienzo llega a trasmitirnos cierta angustia, melancolía y dolor, a Van Gogh le interesaba mostrarnos las cosas tal cual son:

“He querido poner conscientemente de relieve la idea de que esa gente que, a la luz de la lámpara come patatas sirviéndose del plato con los dedos, trabajó asimismo la tierra en la cual las patatas han crecido; este cuadro, por tanto, evoca el trabajo manual y sugiere que esos campesinos merecen comer lo que honestamente se han ganado. He querido que haga pensar en un modo de vivir muy diferente al nuestro. Así pues, no deseo en lo más mínimo que nadie lo encuentre ni siquiera bonito ni bueno”.


*De  izquierda a derecha  Peasant family a table de Josef Israël, grabado de Los comedores y estudio para la misma obra.

Y es en esto precisamente en lo que le da la contraria a su admirado Millet, no es partidario del idealismo romántico del artista que tanto le influenció, así como también la obra de Josef Israël, Peasant family a table. Quería que cualquier ser humano, sin importar su condición, pudiera disfrutar del arte

* Aguadora de Millet

Se suicidó con 37 años, después de 10 años de febril producción, en donde quiso expresar lo que sentía, renunciando a la esperanza de que alguien admirara sus cuadros.