Uno de los personajes históricos que más me ha
impactado por su actitud, por su vida, por su filosofía es Mathama Gandhi. El
día 30 de enero se cumplieron años de su asesinato y esa fecha ha sido tomada
como Día Mundial de la Paz. Sobre él se han escrito miles de textos, se han
realizado numerosos estudios pero hay una película del año 1982 que recoge
buena parte de su trayectoria vital. Recuerdo un verano de hace ya muchos años,
una de esas largas temporadas de vacaciones en que mi tío me suministraba
libros y películas que bebía y devoraba con fruición, con los ojos muy abiertos
para “aprender como si fuera a vivir siempre pero con la certeza de que podía morir mañana”.
Gandhi sufrió una gran transformación a lo
largo de su vida, ese cambio, esa evolución le llevo a tomar una serie de ideas
como lema. Su perseverancia, seguridad y disciplina me parecen sencillamente envidiables.
El vegetarianismo de Gandhi
también me impresionó, pues como él decía la alimentación afecta también a
nuestra alma. Parece claro que está convicción hunde sus raíces en la doctrina
de la no violencia (ahîmsa) que implica no ocasionar daño a ningún ser vivo. Es
cierto, como cuenta en su autobiografìa que de joven se sintió tentado y comió
carne porque un amigo lo convenció de que los ingleses (que por entonces
dominaban la India) eran poderosos por ser carnívoros; pero, incapaz de engañar
a su madre, hizo voto de no comer carne mientras viviese ella. Fue en Londres
tras la lectura de Defensa del vegetarianismo de Salt donde se convirtió en un
vegetariano convencido y, por lo tanto, libre.
La película de Richard
Attenborough se basa en su autobiografía Historia de mis experiencias con la
verdad donde escribe:"Siento que el progreso espiritual nos demanda
el que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos... No comer carne
constituye sin la menor duda una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro
espíritu". En la película se refleja la evolución de Gandhi: me maravilló su
capacidad de resistencia no violenta y el autocontrol sobre sus propios impulsos,
que él atribuía en parte a su dieta.
Hoy he hecho un palak paneer,
una de mis comidas indias favoritas: espinacas, queso blanco (paneer) y una
gran variedad de especias. Es verde, como la esperanza que Gandhi contribuyó a
extender en un mundo cada vez más lleno, por desgracia, de violencia; es
sabroso, blanco y, en definitiva, vegetariano. Tenemos el poder en nuestras manos,
en nuestro gusto y en nuestras decisiones.
Aquí podéis ver la peli.
Gandhi me encanta y tu post me ha parecido fantástico. Lástima que no haya muchos hombres así. Felicidades.
ResponderEliminarExcelente tu post, besos
ResponderEliminarSano y rico, me encanta.
ResponderEliminarme ha encantado la receta!
ResponderEliminarAh! y aunque en su día vi la película, me han dado ganas de verla otra vez!
Ghandi para mi es un referente en muchos sentidos, y encontrarlo en tu espacio para mi no es sorpresa, es sonrisa y buena vibra, como cada palabra, cada imagen y cada sabor que haces arte, sencillo y profundamente humano. Gracias Linda, por estos regalos.
ResponderEliminarUn abrazo!