Os traeré algo de Madrid.
domingo, 23 de febrero de 2014
domingo, 16 de febrero de 2014
Julio en febrero
Argentina nació en Bélgica
un 26 de agosto de 1914; en ese momento recién había comenzado la I Guerra Mundial. Bélgica estaba ocupada
por los alemanes.
A los cuatro años
Argentina se trasladó de continente donde pasó toda su infancia, enferma y obsesionada
con la escritura: Allan Poe, Julio Verne y Víctor Hugo la iniciaron en el mundo
en que vivió siempre y llenaron sus sueños de pesadillas.
A estas alturas seguro
que todos habéis supuesto que Argentina es Julio Cortázar porque, ¿qué otra
cosa puede ser Argentina que no sea Julio Cortázar? El cronopio escribió
muchísimo: su primera novela está hecha con nueve años pero es evidente que la
obra que le dio reconocimiento se llama Rayuela,
sin embargo era un excelente cuentista y yo, al menos, sigo sucumbiendo ante Octaedro.
De todas formas, me
encantaría tener la sensación, estos días de febrero, que sentí hace ya algunos
años leyendo la novela de las infinitas lecturas: esa pasión, ese
deslumbramiento que sólo se siente con los genios, caes rendida a sus pies e
inmediatamente, ávida de esas sacudidas,
quieres leer todo lo que ha escrito esa persona. Aún así me han quedado algunas
cosas que leer algo más tarde para revivir ese tiempo feliz y placentero: La autopista del Sur. El volumen, aunque
sea una antítesis, es un librito de Nørdica Editorial, un cuento sobre un
atasco interminable en un autopista de
Fontaineblau a París.
Ante un atasco nada
mejor para “pasar el rato” y soportar el inmenso hastío y aburrimiento (si es
que no llevas un libro a mano) que
compartir con tus “ vecinos” estos frutos secos especiados. Como en el cuento
del argentino, hay diferentes tipos, igual que conductores y acompañantes; los
dos son metáforas de vuestras propias vidas; eso sí, todos especiados.
Argentina murió en París un 12 de febrero de 1984; por eso tanto Cortázar estos días, incluso aquí, y por eso tampoco puedo olvidarme de la muerte dulce de Sylvia Plath un día antes, pero de 1963. Sylvia, como Julio tenía siempre la muerte presente, por eso escribieron respectivamente sobre ella: “Morir/ es un arte, como cualquier otra cosa. /Yo lo hago excepcionalmente bien. “
“Precisamente porque en el fondo
soy alguien muy optimista y muy vital, es decir
alguien que cree profundamente en la vida y que vive lo más profundamente
posible, la noción de la muerte es también fuerte en mí. (…) Para mí la muerte
es un escándalo. Es el gran escándalo. Es el verdadero escándalo. Yo creo que
no deberíamos morir. (…) La muerte es un elemento muy muy importante y muy
presente en cualquiera de las cosas que yo he escrito”
Hay muchas formas de sentirse vivo: correr contra viento y
marea, levantarse después de haber caído para compartir con las personas que te
quieren unos frutos secos especiados.
jueves, 13 de febrero de 2014
domingo, 2 de febrero de 2014
El poder está en nuestras manos
Uno de los personajes históricos que más me ha
impactado por su actitud, por su vida, por su filosofía es Mathama Gandhi. El
día 30 de enero se cumplieron años de su asesinato y esa fecha ha sido tomada
como Día Mundial de la Paz. Sobre él se han escrito miles de textos, se han
realizado numerosos estudios pero hay una película del año 1982 que recoge
buena parte de su trayectoria vital. Recuerdo un verano de hace ya muchos años,
una de esas largas temporadas de vacaciones en que mi tío me suministraba
libros y películas que bebía y devoraba con fruición, con los ojos muy abiertos
para “aprender como si fuera a vivir siempre pero con la certeza de que podía morir mañana”.
Gandhi sufrió una gran transformación a lo
largo de su vida, ese cambio, esa evolución le llevo a tomar una serie de ideas
como lema. Su perseverancia, seguridad y disciplina me parecen sencillamente envidiables.
El vegetarianismo de Gandhi
también me impresionó, pues como él decía la alimentación afecta también a
nuestra alma. Parece claro que está convicción hunde sus raíces en la doctrina
de la no violencia (ahîmsa) que implica no ocasionar daño a ningún ser vivo. Es
cierto, como cuenta en su autobiografìa que de joven se sintió tentado y comió
carne porque un amigo lo convenció de que los ingleses (que por entonces
dominaban la India) eran poderosos por ser carnívoros; pero, incapaz de engañar
a su madre, hizo voto de no comer carne mientras viviese ella. Fue en Londres
tras la lectura de Defensa del vegetarianismo de Salt donde se convirtió en un
vegetariano convencido y, por lo tanto, libre.
La película de Richard
Attenborough se basa en su autobiografía Historia de mis experiencias con la
verdad donde escribe:"Siento que el progreso espiritual nos demanda
el que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos... No comer carne
constituye sin la menor duda una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro
espíritu". En la película se refleja la evolución de Gandhi: me maravilló su
capacidad de resistencia no violenta y el autocontrol sobre sus propios impulsos,
que él atribuía en parte a su dieta.
Hoy he hecho un palak paneer,
una de mis comidas indias favoritas: espinacas, queso blanco (paneer) y una
gran variedad de especias. Es verde, como la esperanza que Gandhi contribuyó a
extender en un mundo cada vez más lleno, por desgracia, de violencia; es
sabroso, blanco y, en definitiva, vegetariano. Tenemos el poder en nuestras manos,
en nuestro gusto y en nuestras decisiones.
Aquí podéis ver la peli.