Hasta ayer era un personaje de esta novela, era la Linda
Susan pero en realidad ni soy Linda, ni soy Susan y mucho menos un personaje de
Bryce Echenique. Soy Ernestina Causse: encantada.
¿Por qué Linda Susan? Porque es uno de los personajes de Un mundo para Julius y me encanta. ¿Por
qué un adulto vuelve a su infancia? Porque siente nostalgia de ella, pero no de
cómo fue, sino de cómo le hubiese gustado que fuera. Recordamos el pasado para
construir el futuro: sabiendo de dónde venimos podremos imaginar adónde vamos.
¿No llamamos a eso experiencia? Construimos nuestra identidad a base de
recuerdos. Lo mejor está siempre por venir y recordar es una forma de decirnos
a nosotros mismos quiénes somos. Julius elige sus recuerdos.
Yo elijo un bocadillo de Nocilla porque son las largas
tardes de verano saltando por la casa; también las cortas de invierno, al calor
de Pumuky. Nocilla blanca, siempre preferí la blanca: era más dulce y yo siempre (tuve debilidades) fui de dulce.
Era el mejor momento del día.
Julius es un niño peruano miembro una familia acomodada.
Su padre muere muy joven y su madre, la linda Susan, se vuelve a casar. Todos
lo dejan solo, como su hermana Cinthia, que no volvió de Boston, su padre, y su
madre que está siempre de cóctel en cóctel. Julius se construye un mundo para
él, un mundo para Julius, y descubre la “crueldad” del de los adultos a medida
que va creciendo.
Yo me construí un mundo de cosas bonitas, un mundo de mis cosas bonitas, las cosas que me
gustan, reunidas en este blog que tantas alegrías me ha proporcionado: fotografía,
cocina, literatura, música, arte, cine… Por La letra con salsa entra he
conocido a gente maravillosa, he disfrutado mostrando las realidades que me
apasionan, las verdades que me obsesionan y me dan qué pensar. En este blog he
invertido tiempo, mi tiempo, que es
mi vida y en él están ya algunos de mis recuerdos: los guardo con cariño porque
ellos me dicen también quién soy y de dónde vengo.
He vivido en este árbol durante tres años largos; pero como Julius, también
he crecido, con el tiempo se han desplegado mis alas y ha llegado la hora de
empezar algo nuevo. Como dice Jorge Drexler: "Cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da, nada es más simple, no hay otra norma: nada se pierde, todo se transforma" y esto sigue adelante pero
de otra manera, ¿me acompañáis?
De chico me comía la nocilla a cucharadas sin pan; pero así debe estar tambien muy bueno. La foto del cuchillo me recuerda al dedo con el que rebañaba el bote y me encanta. Feliz Navidad.
ResponderEliminarMmm! Yo más bien soy de la nocilla clásica!
ResponderEliminarRecuerdo que cuando era joven deseaba llegar a los 18, a diferencia de mis homónimos, para poder comerme un bote de nocilla a cucharadas, cosa que en casa, a muy buen juicio suyo, nunca me dejaron.
...No hace mucho lo hice... bastantes muchos años más allá, y por suerte o desgracia el juicio ya se había apoderado de mi, y solo rebané el culo del vaso
; )
Pues aunque yo siempre me decante más por la nutella y el color negro me atrapaba mas que el blanco ;)... sin duda vuelvo mucho al pasado para encontrarme conmigo misma sobre todo en estos últimos tiempos en los que el presente nos hace ser un poco más fuerte... estoy segura de que será emocionante emprender una nueva aventura contigo, así que yo definitivamente me apunto, al final siempre acabas animando mis mañanas y mis tardes :)
ResponderEliminarEnhorabuena por atrévete al fin a dar el salto y empezar de verdad a dejarte conocer y comerte el mundo.
ResponderEliminarYo todavía hoy no puedo tener un bote de nocilla en casa sin sucumbir a la tentación de meter la cuchara una y otra vez. Y por supuesto la blanca mucho mejor que la negra, faltaría más ;-)
ResponderEliminarTe acompaño encantada allá donde te lleven tus alas y tu metamorfosis, ya lo sabes...
Yo he sido de las de Nocilla de toda la vida pero...me he pasado a la Nutella!
ResponderEliminarYa en serio, en su día me fascinó ese libro, por qué nunca he caído en lo del nombre?
Me has intrigado con tu nuevo proyecto, por supuesto que sigi! Feliz año!
Que todo salga como tu quieras....
ResponderEliminarQue si te acompaño?nada me gustara más que ser tu compañera de viaje en esta metamorfosis. Me encantó lo de construir el futuro a partir del pasado,nunca me lo había planteado así. Un beso muy fuerte y felices fiestas Susan o quién quiera en qué te conviertas
ResponderEliminarDescubrí este blog hace bastante tiempo y me sorprendió la mezcla de cocina, literatura, maravillosa fotografía... Aunaba algunas de mis pasiones y eso me atrajo. Pero pronto descubrí que era algo más: exquisitez, delicadeza, sutilidad, emociones.... No lo utilizo a la manera del blog tradicional, controlando lo último que publicas, sino que cuando me apetece, y me apetece a menudo, me sumerjo en él, de entrada en entrada, y siempre me aporta algo nuevo, aunque sea entradas que he leído varias veces. Hace tiempo que te lo quería decir, pero quizá sea este el momento mejor, y -por supuesto- te seguiré en esta nueva transformación, sea la que sea. Suerte.
ResponderEliminarErnestina, mira que justo al ver el enlace pensé "oh, pero no escribía Linda en este blog¿?".
ResponderEliminarAsí que ha sido una sorpresa, pero una grata sorpresa, eh. :-)
¡Encantada igualmente de reencontrarnos!
Yo no añoro la infancia para nada, no me fue ni feliz ni especialmente agradable. Tampoco soy de Nocilla, porque en Francia no había y me sigue gustando mucho más la Nutella que sí se vendía en Francia. Había "pasta de untar" negra y blanca, que venía en un bote con los dos sabores separados, y yo iba cogiendo con el cuchillo el lado blanco sólo, así que en eso estamos de acuerdo. El dulce me sigue tirando más, ¡jeje!
En fin, durante la infancia, se suele construir un mundo de fantasía y ver las cosas con otros ojos más inocentes, que hoy en día pueden llegar a ser recuerdos muy dulces...
¡Te mando un beso y te deseo unas felices fiestas y un precioso 2014!
Un abrazo,
Aurélie
Muchas gracias. Es una alegría contar con todos vosotros. Un beso
ResponderEliminarEncantada.
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