El mes de febrero no suele sentarme bien: ya son
varios los años que me inunda una, no
sé, podríamos llamarlo apatía vital, que no me deja disfrutar de todo lo bello
que me rodea. A veces la cabeza, la poca inteligencia que hay en la mía, dice
una cosa que, la otra inteligencia, la del alma o del corazón, no reconoce y siempre, siempre, gana la segunda.
Algo parecido hace setenta y un
febreros le pasó a Stefan Zweig. Tengo especial debilidad por este escritor
austríaco desde que lo descubrí y se podría decir que he leído una buena parte
de sus libros. Siento una admiración profunda por su sensibilidad y su forma delicada
de escribir. Nació en Viena un 28 de
noviembre de 1861 y, como sabéis, le tocó vivir una de las época más terribles que
ha conocido la historia. Zweig procedía de una familia judía acomodada por lo
que pudo permitirse estudiar Filosofía y hacer algún viaje a París. Podemos
constatar la influencia que ejercieron sobre él algunos autores franceses como
Verlaine. A la vez que empieza a
publicar, continúa su periplo por Europa, África, América y Asia.
Más tarde se instala en
Salzburgo, su casa estará siempre llena de intelectuales como Thomas Mann, su gran amigo Joseph Roth,
Strauss, etc; quizás esa compañía reforzó un oscuro presentimiento que le
persiguió durante toda su vida. Primero
marcha a Inglaterra; después, después a Estados Unidos y, más tarde, a Brasil,
Petrópolis donde un 22 de febrero decide suicidarse junto a su segunda mujer. A
su primera esposa le deja una carta bastante significativa en la que reconoce
su depresión, su tristeza y lo difícil que se lo ha puesto a aquellos que le
rodeaban; como a Lotte, su segunda mujer.
Las novelas de Zweig se
caracterizan por un entramado psicológico que revelan los poderosos
sentimientos del austríaco; su inteligencia del alma. Esta no lo dejó vivir en
paz, siempre sintiéndose perseguido, asustado, con miedo; siempre harto de esa
interminable guerra que lo había llevado tan lejos. Lotte, le ayudaba, lo hacía
imaginarse en las calles de Viena, en sus hermosas y elegantes cafeterías,
tomando un café vienés y un “applestrudel”; pero “la impaciencia de su corazón”
pudo más que la paciencia y los cuidados
de su mujer.
Zweig sintió siempre una honda
nostalgia por la cultura europea. Creyó que el nazismo saldría triunfante y eso
significaba la desaparición de la Europa que él amaba. La cultura es tal vez
como el hojaldre de este “appelstrudel”: fina, atrayente, pero a la vez capaz
de contener una serie de sabores-manzana, canela, pasas, azúcar-que no
percibimos de manera separada, sino como un conjunto nuevo. En este momento de
incertidumbre , quizás no estaría de más reivindicarla cultura europea, rica y
variada, como sus recetas.
Febrero es también mi mes más triste, desde siempre, hasta tal punto que tengo que hacer muchos esfuerzos por no meterme en la cama y no salir... menos mal que dura poco y enseguida llega el color....
ResponderEliminarYa no queda nada...un beso
ResponderEliminarHOla compi. Rica la recomendación y sensacional el autor. Me encanta desde hace tiempo. Empecé con "Carta de una desconocida" recomendada por mi hermano y yo te recomiendo "Memorias de ayer". Igual ya lo has leído porque tú andas fina en estas cosas. Muuuuuuuuuuuuuuuuuuchos besos.
ResponderEliminarLlegará el Sol de abril, pero mientras tanto quiero disfrutar el frío del invierno. Y con este postre riquísimo, mucho más. Lindas fotos, Linda.
ResponderEliminarBuenisimo! yo lo preparo con filo en lugar de hojaldre ! unas fotos preciosas. tiene una pinta genial. Ya se acaba febrero. ánimo. bss
ResponderEliminarCreo que sólo me faltan las nueces...mañana voy a ver si me hago con ellas. Una entrada preciosa, poética.
ResponderEliminarBesos
Voy a buscar a Zweig sin falta, me sedujo lo que describes de él.
ResponderEliminarUna delicia para acompañar el strudel, lo adoro.
Bss.
El strudel es casi tan seductor como Zweig, juntos son una delicia.
ResponderEliminarBesos!
Brillante homenaje.
ResponderEliminarConmovedera história.
Excelente binomio entre dulce y realidad.
...para mi empezar así la mañana, leyendo tu sensibilidad...es un buen principio para la semana.
Los sentimientos son los que nos conmueven, y nos mueven.
Viva la vida!
Tu enorme sensibilidad,tu buen gusto literario y tu forma de escribir me dicen que tu inteligencia es especial y única. Sólo he leído un libro de Zweig y era biográfico. Me gustó mucho su forma de escribir y le debo una segunda lectura. ¿Qué libro me recomiendas? Un abrazo Linda y gracias por alegrarme esta mañana de lunes de Febrero
ResponderEliminarsi hablamos económicamente estoy deacuerdo!!! una receta muy rica. besitos
ResponderEliminarPues ese estado "melancolico" por el que estas pasando es muy inspirador, no hay mas que leer y recrearse en el post que has publicado!
ResponderEliminarDe todas formas la primavera esta al caer y en Sevilla se que es maravillosa
Dejemos la tristeza en febrero y pasemos a un marzo más activo, aunque me llevaré el appelstrudel, sus matices son bienvenidos cualquier mes.
ResponderEliminarBesitos, linda
A mi febrero me gusta pero no eres la primera que oigo que no le gusta...
ResponderEliminarA mi me gusta mucho con helado de vainilla.
Besos.
Que rico el Apfelstrudel y que bien escrito. Y mayor sorpresa para mi porque ahora vivo en Salzburgo y no sabía que Stephan Zweig había vivido aqui y me encanta. Así que me has alegrado un poco este mes gris de invierno infinito que tenemos aqui.
ResponderEliminarUn beso.
Que manera mas elegante de hilar una historia con una receta. Me ha encantado este post. Saludos
ResponderEliminarLinda Susa ¿Cómo puedo obtener la receta del bizcocho con naranja del libro de cocina el judio, se publico a último de noviembre del 2012? Gracias. Llevo días investigando pero no llego a ella.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos, de corazón.
ResponderEliminarPara la última intervención, aquí está el enlace de la entrada del bizcocho. Pincha en la foto y la verás más grande:
http://www.laletraconsalsaentra.com/2012/10/un-aliento-citrico.html
A Sonia, por ejemplo, Amok, un libro de relatos o Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Gracias poe tuspalabras.
ResponderEliminarEsta receta me encantan, es una de mis preferidas. Y tu blog me ha enamorado. Tienes muy buenas recetas, pero esos contenidos mas allá de la gastronomía me parecen de lo mas interesantes. Así que ya tienes otra seguidora fiel. Voy a serguir bucenado un poco mas por tu rinconcito. Bss
ResponderEliminarVirginia "sweet and sour"
Zweig es también para mí un autor de referencia: muy popular en su tiempo, olvidado después por la falta de novedad y el aire clásico de su narrativa y recuperado ahora por su capacidad para analizar el alma de los personajes, sus dotes narrativas y su elegancia estilística. "El mundo de ayer" casi no tiene parangón en su género. Saludos.
ResponderEliminarGracias Linda por tu recomendación, voy a buscarlos. Últimamente estoy en una época en que mi cerebro y cansancio sólo me permiten leer los viejos libros de Agatha Christie. Tengo que romper este círculo. Ya te contaré. Un abrazo
ResponderEliminarUna receta fantástica! Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarBesos!