Silver and Gold es el nuevo disco de
Sufjan Stevens en el que recopila todos los volúmenes que ha ido sacando de
temas navideños; en total, 58 villancicos. Es un trabajo lleno de contrastes:
canciones alegres y tristes, marchosas y lentas, fantásticas y realistas. Como ya
lo indica título es una unión de contrarios: el oro imagen de la luz del Sol,
el símbolo de todo lo superior, significa felicidad y lujo; la plata es más
modesta, símbolo del valor material, imagen de la Luna, de la noche, del azul;
se vincula con la elegancia y la discreción.
Sufjan
Stevens nació en Detroit y desde pequeño se interesó por la música y por
algunos instrumentos exóticos como el banjo. Comenzó a tocar en una banda folk y mientras
estudiaba en la Universidad publicó su primer álbum. Posteriormente, se mudó a
Nueva York donde ha seguido trabajando y publicando discos de diferentes
estilos. Este es un músico de grandes proyectos; el más llamativo es el de los
cincuenta estados de su país: propone hacer un disco sobre cada uno de los
estados americanos; y por supuesto, este que nos ocupa con canciones navideñas.
Una
obra ingente como mis Navidades desde hace un tiempo, llenas de discrepancias,
llenas de choques. En estas fechas se mezclan momentos alegres, aunque a ratos
amargos, se reúnen todos esos sentimientos y sensaciones que Stevens ha sabido
plasmar en todas sus versiones navideñas. También en gastronomía mezclamos
sabores y texturas como en esta receta el suave chocolate con la crujiente
galleta interior y esos contrastes no anulan su sentido sino que lo hacen más
profundo. Vuelven estos días festivos: somos los mismos, pero tal vez somos
otros, quizás hemos aprendido algo durante el año, a lo mejor hemos sido
capaces de descubrir nuevos matices en la vida; también en la cocina vuelven
las recetas de siempre, con toques nuevos, como esté turrón de chocolate
contrastado con las especias de la galleta interior, una sorpresa, algo nuevo y
regreso al punto de partida recordando que la belleza siempre es nueva. En Navidad, al menos yo, siempre vuelvo al
pasado, regresan recuerdos de la infancia, el calor de la familia. Sabes que el
tiempo ha pasado y cargas algunos momentos malos, eso que te prestan una
máscara de insensibilidad tal vez porque solo quieres protegerte de tu vulnerabilidad.
El desamparo que te acecha cuando alguien se va y que a la vez te empuja a
sobreponerte, a vivir como él hubiera querido: acogiendo a los que quieres. Por eso,
estos días van a ser silenciosos, pero llenos de esperanza como este villancico
versionado por Sufjan Stevens: una noche silenciosa, Silent Night.