Esperad…, el sabor… y ya
se escapa.
… Sólo algo de música,
retumbar de pasos, tarareos.
Danzad muchachas mudas y
ardorosas,
¡danzad el sabor de la
fruta conocida!
Danzad la naranja.
¿quién puede olvidarla?
Cómo ella, ahogándose en
si misma, se defiende
Contra su dulzura. La
habéis poseído y
Deliciosamente se ha
convertido ella en vosotras.
Danzad la naranja.
Arroja de vosotras el cálido paisaje
¡para qué así la madurez
irradie
en los años de la
patria! Revelad enardecidas,
aroma pro aroma. Cread
el parentesco
con la cáscara para que
se niega,
con el jugo que se colma
a la dichosa.
En al última entrada del blog dejé escritos los primeros
versos del soneto XV incluido en Sonetos a Orfeo de Rainer María Rilke y no he
querido dejar pasar el momento sin hablar del poema completo. El escritor,
conocido por todos, nació en Praga en 1875 y murió en Suiza en 1926, es uno de
los autores más importantes en alemán y entre sus obras más conocidas están Los Sonetos a Orfeo, Las Elegías a Duino y en prosa Cartas a un joven poeta.
Los
Sonetos a Orfeo fueron escritos
en el año 1922 en un arrebato de inspiración motivado por la muerte de una
joven bailarina, Wera Ouckama-Knoop a quien admiraba especialmente. Orfeo era
uno de los personajes que más obsesionaba a el poeta; enamorado de Eurídice
baja al infierno a por ella y allí la pierde por segunda vez ante su
impaciencia. En muchos de estos sonetos se hace referencia a él mismo y a los
temas que llamamos órficos: la celebración, el canto y la ofrenda, y otros como el vínculo entre el amor y el
dolor, además del maravilloso mundo del gusto y el olfato, como este que nos
ocupa hoy.
En el poema el protagonista es el sentido del
gusto, pero también las naranjas y algunas muchachas bailarinas (referencia
clara a Vera). Las naranjas empiezan a estar en temporada y son mi cítrico
preferido, como todos ellos, tienen mucha diferencia de sabor y textura entre
su cáscara y su piel. La cáscara es amarga y aceitosa, el interior es jugoso y
algo más dulce pero no del todo, como dice Rilke “se defiende contra su
dulzura”. De manera que tenemos dos caras muy diferentes, el pastel posee la
densidad de la almendra y el carácter
especiado de la naranja; como también todos nosotros: un lado dulce y amargo,
alegre y triste, divertido y aburrido…muchas veces las apariencias engañan y ante
un aspecto desagradable hallamos la máxima delicadeza y elegancia.
La poesía del alemán tiene una extraña
profundidad que nos conduce al fondo de las cosas. Poesía que nos abre una
ventana nueva, la de la salvación, la de la belleza y la de lo nuevo porque los tres conceptos van
de la mano. Rilke nombra lo que llega a nuestra boca, a nuestro gusto en un
instante y en ese momento lo hacemos nuestro. La lírica, como este dulce de naranja,
nos lleva más allá de la apariencias porque nos hace ver de otro modo la
cotidianeidad ante la cual no nos queda más remedio que rendirnos cautivados
para siempre. “Un soplo en Dios. Un viento.”
Las naranjas han inspirado tanto arte, pinturas maravillosas, cuentos, novelas enteras, el sentido de la belleza se desgrana en ests y otras tantas poesías llenas de pasión dolorosa, me has recordado a otra escritora, de un tiempo ya posterior a estos sonetos, Else Lasker, cuando decía aquello de: "Un vestido de duda tenía puesto, qué antiguo dolor, consagrado a mí, tejió en la rueda del tiempo".
ResponderEliminarMe fascina visitarte...y si, la receta es tan noqueadoramente deliciosa, la naranja cocida a es como las pasiones, a pesar de volverse blandas, suaves, su sabor no disminuye, sino que resalta, como el disfrute del arte en tu blog.
Besote.
Las fotos maravillosas, se salen de la pantalla.El texto rebosa poesía, elegancia y la receta tiene que estar riquisima. Pienso hacerla.
ResponderEliminarEspectacular el post y el pastel.
ResponderEliminarUn abrazo, Linda!
Me ha encantado este post, sobre todo la receta.
ResponderEliminarHoy es el primer cumpleaños de mi blog y publico una receta de devil´s food cake para chuparse los dedos, te invito a verla y de paso a compartir un día tan especial para mi.
Un besito desde Las Palmas.
Estos colores y este texto tan intenso me ha recordado este cuadro de Matisse: http://EN.WahooArt.com/A55A04/w.nsf/OPRA/BRUE-5ZKCQC/$File/Henri%20Matisse%20-%20Still%20Life%20with%20Oranges%20.JPG
ResponderEliminarPrecioso...
Un beso,
Aurélie
Un post magistral, Susan. El texto es magnífico y las fotografías, deliciosas. Así debe estar también la receta que yo, por supuesto, haré un día de éstos.
ResponderEliminarMe encanta este tipo de bizcocho, queda húmedo y jugoso.
ResponderEliminarMil besos
Este bizcocho tengo que probarlo, parece distinto!
ResponderEliminarme ha encantado lo de ..."se defiende contra su dulzura"... Rilke me parece complicado, por eso me ha encantado este post!
Qué delicioso se ve este bizcocho! muchas gracias!
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