domingo, 17 de octubre de 2010

Confesión en la taberna


“-Ana ha hecho chupe de camarones y eso no me lo pierdo-dice Santiago-. Otro día, hermano.

-Le tienes miedo a tu mujer-dice Norwin-. Uy, qué jodido estás, Zavalita”

Conversación en La Catedral, escrita en 1969 es una novela de Mario Vargas Llosa, hoy reconocida como una de sus mejores obras. Según el escritor “si tuviera que salvar del fuego una sola de las que he escrito, salvaría ésta”

“-Este trajín me ha dado sed-dice Santiago-. Ven, vamos a tomar algo. ¿Conoces algún sitio por aquí?
-Conozco el sitio donde-como dice Ambrosio- “La Catedral”, uno de pobres, no sé si le gustará.
-Si tienen cerveza helada me gustará-dice Santiago-. Vamos Ambrosio.”

La novela tiene un eje central, la conversación de Santiago Zavala con Ambrosio en “La Catedral”. A raíz de ella se intercalan otras tres historias en las que el autor describe la situación de Perú desde todos los estratos sociales bajo la dictadura del general Odría.

“-Yo almorcé, pero tú pide algo de comer-dice Santiago.
-Dos Cristales bien fresquitas-grita Ambrosio haciendo bocina con sus manos-. Una sopa de pescado, pan y menestras con arroz.
No debiste venir, no debiste hablarle, Zavalita, no estás jodido, sino loco. Piensa: la pesadilla va a volver. Será tu culpa, Zavalita, pobre papá, pobre viejo.”
 

Las historias van intercalándose y encontramos diálogos cruzados: las voces se mezclan para ofrecernos una versión diferente de los hechos que transcurren el país sudamericano.

“-He dejado sueldos íntegros aquí-dijo Carlitos-. En este antro me siento bien.
-Yo es la primera vez que vengo al “Negro-Negro”-dijo Santiago-. Vienen muchos pintores y escritores, ¿no?.
-Pintores y escritores náufragos-dijo Carlitos-. Cuando yo era un pichón, entraba aquí como las beatas a las iglesias. Desde ese rincón, espiaba, escuchaba, cuando reconocía a un escritor me crecía el corazón. Quería estar cerca de los genios, quería que me contagiaran.”

Conversación tiene un carácter documental; la reconstrucción de los hechos es minuciosa, la escritura poderosa nos ofrece un tapiz político, social y sentimental muy interesante porque la literatura de Vargas Llosa no es solo preocupación por la belleza estética de la escritura sino también ideología. 

“-Ya era hora, ya era hora-repetía el Chispas, feliz, todavía incrédulo-. Espérate, voy a llamar a la mamá. No vayas a la casa hasta que te avise. Para que no le dé un síncope cuando te vea.

-No voy a ir a la casa ahora, Chispas-ahí su voz que comenzaba a protestar, pero hombre, tú no puedes-. El domingo, dile que voy a ir el domingo a almorzar.

-Está bien, el domingo, la Teté y yo la prepararemos-dijo el Chispas-. Está bien, niño caprichoso. Le diré que te haga chupe de camarones”

La moralidad también está presente, por eso  Zavalita elige la opción del fracaso porque vive en un mundo hediondo, putrefacto, una imagen que perdura y se conserva con el tiempo a través de sus palabras.

“-¿Todos muy cordiales contigo, todos te hacen sentir mal con sus sonrisitas y amabilidades?-dijo Carlitos-.Eso es lo que tú quisieras. En realidad no saben nada o les importa un carajo, Zavalita.

-Mentira, de aquí a la oficina llego más rápido que el Chispas-se rio don Fermín-. Además, ahorro, y he descubierto que me gusta manejar. A la vejez viruelas. Caramba, qué buena  cara tiene ese chupe.

Riquísimo mamá, claro que quería más, ¿te pelaba ella los camarones?, sí mamá. ¿Un actor, Zavalita, un maquiavelo, un cínico?...”

Es el retrato de una sociedad plural a través de una compleja y ambiciosa estructura en la que Zavalita es el héroe que se da cuenta del cenagal político en que se encuentra sumergido Perú. Decepcionado por una historia hasta en la que su padre se ve salpicado; renuncia, abandona su firme ambición aunque manteniendo sus principios.

“-Me va bastante bien-dijo Santiago-.No tengo ningún proyecto. Sólo seguir en “La Crónica”.

-¿Cuándo te vas a recibir de leguleyo?-dijo Popeye con una risita cautelosa-.Tu eres pintado para eso.

-Creo que nunca-dijo Santiago-. No me gusta la abogacía.

-En confianza, eso lo amarga mucho a tu viejo-dijo Poeye-.Siempre anda diciéndonos a la Teté y a mi anímenlo a que termine su carrera. Sí, me cuenta todo. Me llevo muy bien con tu viejo, flaco. Nos hemos hecho patas. Es buenísima gente.

-No tengo ganas de ser doctor-bromeó Santiago-. Todo el mundo es doctor en este país.

-Y tú siempre has querido ser diferente de todo el mundo-se río Popeye-. Igualito que de chico, flaco. No has cambiado.”

Me ha alegrado la concesión del Premio Nobel a Mario Vargas Llosa, algo que he compartido (repasando su trayectoria y comentando algunas de las fotos y artículos que se han publicado) con algunas personas. He aprovechado para releer Conversación en La Catedral y hacer esta entrada. Me encanta(diría que me ha enganchado más que la primera vez) y he tenido la suerte de contar con una edición de 1974 (años antes de nacer yo); quizás por eso me guste tanto. 



9 comentarios:

  1. Magnífica presentación de "Conversación en La Catedral" y el plato tiene una pinta estupenda. Oportuno post ahora que le han dado a Vargas Llosa el Nobel. Enhorabuena otra vez por tu blog.

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  2. que pintaza tiene este plato! y que color, es divino! Me encanta! besitos

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  3. Yo tambien me alegré mucho del merecidísimo premio a Vargas Llosa. Este post es una regalo maravilloso.

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  4. Me da pena que me miren esos bichitos con los ojitos saltones,jajaja.Un saludo.

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  5. Me ha gustado todo, el plato y el post. Bss.

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  6. Estupendo plato, como siempre que entro en tu blog me quedo encantada con tus recetas y tus escritos ! un beso y buen fin de semana guapa

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  7. Tienes un blogm uy interesante, con una combinación de comida-arte impresionante. Un gusto de blog. Gracias por visitarme y dejarme comentario, si no hubiese sido así no hubiese conocido tu blog.

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  8. Me ha gustado muchísimo, es un blog ideal y lo paso muy bien paseando por el.
    Me he tomado la licencia, espero que con tu aprobación, de trasladar este texto a mi blog, para que lo conozcan mis amigos.
    Besos desde el Sur

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