Magdalenas de cangrejo y curry
350 g de carne de cangrejo (yo puse surimi o palitos de cangrejo)
3 huevos
7 cucharadas de harina
1 cucharadita de cúrcuma
1 cucharadita de levadura
½ cucharadita de curry
1 cucharada de nata líquida
1 cucharadita de perejil picado
20 g de mantequilla fundida
sal y pimienta
Salsa*
2 cucharadas de cebollino picado
2 cucharadas de perejil picado
100 g de mantequilla
Batimos los huevos y lo ponemos en una ensaladera con el cangrejo, la harina, la levadura y el resto de los ingredientes excepto la mantequilla. Mezclamos hasta obtener una preparación homogénea. Precalentamos el hora a 210 Cº
Engrasamos los moldes con la mantequilla y la sobrante la añadimos a la preparación. Rellenamos los moldes y horneamos entre 12 y 15 minutos.
Engrasamos los moldes con la mantequilla y la sobrante la añadimos a la preparación. Rellenamos los moldes y horneamos entre 12 y 15 minutos.
*La salsa es opcional, se pueden utilizar otros ingredientes como yogur griego o mayonesa También se puede tomar sin salsa.
Fundimos la mantequilla a fuego lenta y retiramos la parte blanca que se forma. Añadimos el perejil y cebollino cubrimos y dejamos en infusión fuera del fuego durante unos minutos.
Gran sol
Ignacio Aldecoa nació en Vitoria en 1925 y murió en 1969 se dedicó todas su vida a la literatura centrándose en la novela y el relato. En toda su obra se ha querido ver la influencia de Faulkner y de Truman Capote con sus novelas-reportajes. Su primer texto, y uno de los más conocidos, es El fulgor y la sangre que consiguió ser finalista del Premio Planeta en 1954. Pero la novela de la que hoy quiero hablaros es Gran Sol, Premio de la Crítica en 1958.
En Gran Sol se narra la vida de unos pescadores de altura con una vida intensa llena de lucha y derrota pero también de esperanza y soledad, esta última inunda literalmente la novela. La narración recrea lo rutinario, el trabajo diario y el paso del tiempo; muchos lo han llamado realismo social, otros quisieron ver aquí un trasunto de la España de la época.
La obra iba a formar parte de una trilogía compuesta por las siguientes obras, Parte de una historia y al parecer, Viejas anclas que no pudo finalizar por repentina muerte del autor de un ataque al corazón.
Si existe algún protagonista es el mar, la mar, como dicen estos pescadores; ninguno de ellos sobresale: Macario Martín, el Matao, José Afá, Joaquín Sas, Paulino Castro o Simón Orozco son algunos de ellos y todos comparten la rutina y el peligro del mar, el miedo a no volver a ver a sus mujeres “condenadas” y sus hijos “fracaso”.
Toda el texto está escrito con una maestría absoluta pero existen algunos fragmentos, como el comienzo, absolutamente geniales:
“El sureste lento, cálido, hondo, picaba las aguas de la dársena. Lejana amarilleaba la mar abierta. En el cielo del atardecer se apretaban las nubes como un racimón de mejillones, cárdeno y nacarado. Las gaviotas daban sus gritos estremecidos revoleando el puerto, garreando las olas. Un barco bonitero navegaba hacia la línea de atraque: baja la mar, bajo y áspero el runrún del motor.”
Y aquí llega también el toque culinario, porque como habéis podido observar en el párrafo de arriba, los peces (pescados o no) son nombrados continuamente. Se habla: de bonito, atún, mejillones, pulpo y, por supuesto, cangrejos; rojos como la señalización de babor.
*Babor, en un barco y en cualquier medio de transporte en el agua, es el lado izquierdo en el sentido de la marcha o, más exactamente, el lado izquierdo mirando hacia proa (la parte delantera del barco). El lado derecho se denomina estribor. La señalización de babor se realiza con el color rojo y la de estribor con el color verde.