domingo, 3 de mayo de 2015

Un mareo



Como me temía, un mareo.  Me siento en un bar para recuperar el pulso, saco el libro que guardé en el barco, y llega un leve olor a hierbabuena.


“Las avispas en el vaso de té.
dentro y fuera del vaso de té.
Quietas o volando
alrededor del vaso de té.

Allí, el dulzor condensado
en el agua humeante
de intenso color ámbar.
El perfume inequívoco
de las gotas de azahar
y yerbabuena.”


Estoy en Tánger. He cruzado el estrecho y todo me parece otro mundo: el sonido del almuédano, los vivos colores, las calles estrechas, el rostro de la gente, las miradas intensas y el olor a hierbabuena. No son tantos los kilómetros que me separan de mi tierra, pero observo “la promesa latente/de una vida distinta”



El viaje de vuelta se transforma en el viaje de ida, con los ojos aún bien abiertos para “retener” la belleza, acaso ya es difícil “evitar la deriva”.


Más allá, Tánger es un poemario de Álvaro Valverde editado por Tusquets a finales del año 2014 y no sólo es eso: también la historia de  su familia, la infancia de su madre, el deseo de volver, la imposibilidad de salir de Tánger. Mucho mejor que yo lo explica mi amiga Almoraima González en el número 377 de la revista Quimera de la que incluso el autor de libro se ha hecho eco en su blog. Tanto ella como yo sabemos que es un poemario “perfecto”,  porque comparten con él “igual desgarro”.







La sensualidad  inunda las calles de Tánger, las grandes avenidas, como Pasteur, las calles estrechas del zoco: haciendo que los sentidos se enciendan y la comida sea una fiesta. Es un derroche. El cuscús, las “olivas aliñadas", “la carne tomada por las moscas”, las berenjenas, “el pescado de escamas relucientes y agallas rojas”. De todas estas comidas he elegido el cuscús, sencillo, con tomate y cebolla, pero diferente, con una corteza, como el socarrat del arroz, esa parte crujiente que es la que más les gusta a todos los comensales.






Y sólo me queda recodar esos días pues la siguiente vez será diferente, “porque la vuelta atrás nunca es posible” allí queda: Más allá, Tánger.





5 comentarios:

  1. ¡Madre mía! Qué emoción. Mil gracias por mencionarme y por esta nueva entrada, vibrante, sensual y natural. Adoro Marruecos y su comida, ese libro de poemas y tu mirada culta sobre las cosas bellas. Qué bonito, amiga :-)

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  2. Reconozco el mismo pálpito...También mi familia tiene una historia en Marruecos... y siempre que voy, vuelvo con la sensación de haber vivido unos días con los sentidos elevados a su máximo exponente...

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  3. Que preciosidad, creo que no hace falta añadir más¡¡

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  4. Me encuentro por sorpresa con estas palabras y no puedo por menos que agradecerlas. Supongo que por cosas así escribe uno. O debería seguir haciéndolo. Gracias, insisto, y cordiales saludos.

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  5. Quiero probar este cuscús "socarrat" por lo sencillo atrae pero el final es lo que me gusta.

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