¿Hay
dos fotografías iguales? ¿Hay dos tortas iguales? ¿Hay dos personas iguales?
¿Vivimos todos en el mismo mundo? ¿Saboreamos todos lo mismo? Mary Ellen Mark
es una fotógrafa americana que hizo una reflexión sobre este tema en un
maravilloso trabajo llamado Twins. Es de las grandes fotógrafas contemporáneas.
Empezó en los setenta como imagen fija en algunas película y de aquí llegó a
hacer una investigación social centrado en varios aspectos como el desahucio,
además tiene varios reportajes en el circo.
Ayer
a esta hora no era esta hora, porque no hay dos instantes iguales. La igualdad
es una apariencia, porque en cada pequeña diferencia hay un mundo. Mary Ellen
Mark ha hecho fotografías de gemelos, ¿por qué? ¿Para retratar la igualdad? Me
parece que es justo lo contrario: para plasmar la diferencia. Acostumbramos a
ver la realidad de un vistazo: como si de un solo golpe de vista pudiéramos
abarcar el mundo completo pero las diferencias se nos escapan y en cada una de
ella duerme un mundo que espera ser convocado. Darnos cuenta de esas
diferencias es despertarnos, ver amanecer, la luz y el color de la verdad.
¿Quién nombrará a las diferencias? En un mundo en el que hay, por desgracia,
cada vez más uniformidad quedan, sin embargo, resistencias: el creador buscando
una chispa de luz latiendo en lo que nadie mira y así nos deja en el abismo de la
belleza. Aquella que no permite que su ojo sea una cámara, sino que transforma
está en un ojo para hacernos ver. Tal vez el cocinero que repitiendo el mismo
plato logra que cada vez sea nuevo. No quien busca novedades sino quien nos
hace llegar lo nuevo: convocar la diferencia de lo igual como nos muestra las
fotografías de Mary Ellen Mark.
Igual
que los gemelos, las tortas de aceite vienen en grupo de dos porque nunca
puedes comerte una sola. Igual que los gemelos, no son idénticas sino que
tienen pequeñas diferencias, igual que los gemelos pueden tener versiones
distintas: dulces o saladas, suaves o ásperas, grandes o pequeñas; siempre
verdaderas. También aquí buscamos esa chispa de luz, ese haz luminoso que late
en el corazón de las apariencias semejantes: disfrutemos esas pequeñas
diferencias que hacen grandes mundos.
Me encantan las fotografías y las tortas. Me hubiese gustado tener un hermano gemelo, porque imagino que se comparten de otra manera todas esas diferencias de las que hablas. Felicidades por el post.
ResponderEliminarNieves.
Genial! Este fin de semana voy a Almería a ver a mis padres y buscaba alguna receta dulce y sana!, ya la tengo!! Gracias
ResponderEliminarQue interesante!, de verdad que puede parecer algo igual o parecido pero en sí nunca lo será, ni las personas, ni las tortas, ni las galletas, todo es diferente entre si.
ResponderEliminarMe encanta como enfocas todo y las tortas deben ser deliciosas!
Besos
Acabo de llegar a tu blog y me encuentro con ideas y fotos interesantisimas. Debo seguir aprendiendo. Gracias.
ResponderEliminarEsta reflexión es perfecta mientras degustamos tus tortas de aceite ;)
ResponderEliminarTus entradas siempre tan interesantes Linda! un beso guapa
Mientras más miro tu blog, más me gusta. Felicidades
ResponderEliminarPues como te dije, las he hecho... No tengo palabras! Han encantado a todo el mundo! Ya me están preguntando que cuándo repito!,
ResponderEliminarMe encantan las tortas de aceite y esa sensación de que no andamos solos por el mundo que hay uno o más parecidos a nosotros, no solo en lo físico, sino en el alma que vibra, como la tuya siempre...un beso grande y mucha buena vibra!!
ResponderEliminarGracias a todos.
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