Dominique A (Ainé) es un músico francés nacido
en 1968 y con una larga trayectoria artística. Comenzó a trabajar en los años
90 y desde entonces ha cambiado de estilo en varias ocasiones; en la actualidad
ha hecho una pequeña gira por España, que terminó ayer, con su último disco Vers le leurs (Hacia la luz), uno de los mejores, que ha publicado el sello
sevillano Green Ufos. Ha trabajado con artistas como Yann Tiersen, Françoise
Breut, Sebastiàn Delerm y sigue componiendo para estos y muchos otros.
Una de sus canciones más conocidas, y una de
mis preferidas (no soy la única, mi amiga Jose me acompaña en esto y otras
muchas cosas) es Inmortels. Está
incluida en La musique, un disco del 2010 en el que podemos encontrar otras joyas
como Hotel Congress o Hasta que el cuerpo aguante, y claro, no
podemos olvidar Le courage des oiseaux,
Le twenty two bar, Loin du soleil, L`horizon o L'amour repartidas por toda su
discografía.
¿Por qué Inmortels?
¿No te lo había dicho antes? Porque somos inmortales, te has ido pero ya lo
sabías. Imagina que nada termine jamás, me darás la mano y todo seguirá igual
porque aunque no estés ahí, eres más inmortal que yo; pero te sigo de cerca.
¿No te lo he dicho nunca? Somos inmortales.
Así, inmortal parece esté
hombre encima del escenario, con una fuerza apabullante, transmite su pasión por lo que hace de una
forma rabiosa, te agita y te hace sentir que nada terminará nunca y seremos eternos.
Hace tres días pasó por mi ciudad y, por supuesto, no me lo perdí, la sensación
que traslada es extraordinaria, canción tras canción sin parar ni un solo
segundo; te arrasa y te arrolla como un viento del norte. Se entregó hasta en
los bises que fueron cuatro canciones, entre ellas, Inmortels como queriendo decirnos algo y tocando todos los
registros: el dramatismo de algunos temas rockeros como Pafois j’etends des cris u otros más armoniosos y sensibles como Le sens. Un directo imprescindible e
inolvidable.
En el vídeo que os dejo por aquí aparece
corriendo: es un hombre poderoso, va por un camino recto, sin parar y sabe que
está cansado, pero no importa, llegará.
Para llegar también necesita esta crema de espinacas
y los garbanzos especiados, el verde de
la verdura, la esperanza viva, lo vivificante,
el vigor y la contundencia de los garbanzos. Un plato antioxidante, necesario
para llegar, para seguir adelante, continuar y sentir extenuación y, sobre
todo, la satisfacción de sentirse vivo, de existir precisamente en este
momento. Quizás vivir el momento sea la única forma de ser inmortal y, así,
saborear esta crema puede ayudarnos a sentirnos vivos ahora, inmortales.
(Os dejo también, para los
que no habéis podido verlo y os hubiera gustado, un mini concierto para Radio 3)