El
festín de Babette es una
película del año 1987 dirigida por Gabriel Axel; adaptación de un pequeño
cuento de Karen Blixen, y supongo que conocida por todos . La historia tiene
como protagonista a dos hermanas
educadas en el puritanismo protestante, solteras y “obligadas” desde jóvenes a renunciar a la felicidad.
La película nos sitúa a finales del siglo XIX en
una aldea danesa de pescadores donde de
repente aparece una francesa que huye del terror revolucionario y cambiará la
vida de los habitantes del pueblo. Ella trabajará como sirvienta de las
hermanas y se ganará a la gente de la aldea con su cocina, con sus platos.
Babette decide dar una cena cuando gana la lotería (las cosas buenas hay que
celebrarlas), algo que es mal visto por los aldeanos, que como puritanos, no
consideran legítimo este tipo de disfrute.
La historia es sencilla: se presenta la vida de
unos personajes, luteranos, obsesionados con la austeridad y la concepción de
la vida como un lugar para sufrir, sin prestar la mínima atención a la vida como
celebración y sí a la severidad y a la religión como imposición externa. Babette
consigue después de unos años celebrar una cena fastuosa y fabulosa con
productos traídos de desde París y es en ese momento, durante la cena, cuando
se hace presente la felicidad y el sentimiento de hermandad con las manos
unidas cantando a las estrellas. Entonces se dan cuenta de que, como me dicen siempre, la belleza nos salva y los
luteranos puritanos dejan atrás el castigo divino que les ha atemorizado toda
su vida.
Otra vez nos encontramos un contraste: el goce de
la francesa y la austeridad de los daneses, dejarse llevar por la felicidad o
por el rigor, el hedonismo o nihilismo; esos dos puntos son los que hacen significativa
la gran cena que organiza Babette porque es el momento en que finalmente todos
comulgan en los placeres de la vida.
Esos placeres tienen que ver con la belleza de
los platos, de la presentación de las cosas, de cuidar el mínimo detalle para
atender a los demás con delicadeza para eso también es importante la cocina,
quien cocina y el querer agasajar a los demás con lo mejor que sabes hacer. En
esto también nos salva la belleza.
Además tenemos el contraste del frío y el calor,
de lo dulce y lo ácido en este semifrío de cereza, no tan abundante y evidente
como la tarta de cerezas con frutas confitadas y licor que sirvió Babette
en la cena, pero si suficiente para
celebrar la vida, eso nos enseña la película.
El mundo es un contraste, como dices en el post, Linda. Y la severidad no es buena en la cocina. Me has hechos pensar y me dan ganas de hacer este semifrío de cerezas que tiene una pinta genial.
ResponderEliminarParecido a uno de piña que yo conozco...jajaja.Un saludo.
ResponderEliminarEs la segunda vez que leo sobre esta película, tendré que verla, no sé si con un poquito de semifrio, pero estaría bien.
ResponderEliminarUn besito
Preciosa película, intensa, una de mis favoritas sin duda....
ResponderEliminarY el semifrío.... dios santo!!!
Aquí se acabaron las cerezas pero aún así, viendo la pinta que tiene esta semifrío, no sé si probar con unas fresas que tengo congeladas...
ResponderEliminarLa pelicula, no la conozco, habrá que verla. ;-)
Besos,
Aurélie
leche condensada y cerezas....esto debe estar de vicio!!!! un besito guapa
ResponderEliminarTiene una pinta estupenda y con el calor que está haciendo por aquí se me apetece mucho este postre.
ResponderEliminarUn besito desde Las Palmas.
Pues no he visto esta peli y no sabes las ganas que me han entrado de verla. A ver si la puedo encontrar.
ResponderEliminarPues sí, creo que hay que celebrar la vida siempre y a través de la comida es una de las formas más sencillas de hacerlo. Tu semifreddo se ve divino, nunca lo he comido de cerezas. Pero qué pena que ya sea imposible encontrarlas, al menos por aquí.....
Besos.
Maravillosa receta y me apunto la película!
ResponderEliminarbesos
tienes toda la razón. con un postre así soy feliz! ;P besos
ResponderEliminarla película es preciosa, encantadora, la ví hace relativamente poco y la disfrute minuto a minuto...
ResponderEliminary tu receta también me encanta!
El juego de contrastes entre la austeridad y la belleza estética de la película hacen de ella un vicio total, me parece tan poética que incluso escribi sobre ella hace mucho tiempo...antes que cocinar me seduciera, casi tanto como este semifrío de cerazas que derrite de belleza y delicia hoy tu cocina ;)
ResponderEliminarBesos muchos.
Las recetas con gelatina todavía me asustan un poco.
ResponderEliminarNo he visto la película pero ahora tengo ganas.
Feliz fin de semana.
Película favorita donde las haya... Qué bien la cuentas y qué rica receta. No digo nada de las fotos, que me pongo muy pesada.
ResponderEliminar¡Un abrazo!