Banana Yoshimoto es
el pseudónimo de la escritora japonesa Mahoko Yoshimoto, hija de un conocido
filósofo, se dio a conocer con su primera novela Kitchen, de la que quiero hablar hoy.
Tanto el nombre de
la novela como de la escritora llamaron mi atención hace ya algún tiempo en una
librería. Me encanta abrir los libros y empezar a leer sus primeras
frases: “Creo
que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta.” Claro, no podía hacer
otra cosa que comprarlo. La protagonista se llama Mikage Sakurai, una chica que
se queda sola tras la muerte de su abuela; desde entonces comienza a cobijarse
en la cocina. Después aparece Yuichi Tanabe y su padre-madre Eriko, todo se
complica entre tecnología, ordenadores, cocina, amistad, amores y guisos. El
resto podéis encontrarlo en el libro: no quiero estropearlo con mis palabras.
Desde luego, como seguro que pensáis ,
he sacado una pequeña reflexión sobre el amor por la cocina y como puede unir a
gente de condiciones muy diferentes.
Mikage no sufre
en la cocina, esa estancia la protege de todo, ni siquiera le importa si está
limpia o sucia, pues… es el lugar para esconderse, el lugar para refugiarse.
Adora las cocinas grandes y llenas de alimentos e incluso podría quedarse
dormida en una de ellas. Todo este mundo es el que le ayuda a salir de la
tristeza tras la muerte de su abuela. Yoshimoto utiliza esa sensibilidad tan
típica de algunos escritores japoneses para enseñarnos que al lado del más
profundo abismo puede estar el paraíso,
que el afán de supervivencia del ser humano es tan grande que puede agarrarse
alas pequeñas cosas que la vida nos ofrece.
Entre muchos de
los platos que cocina Mikage está el famoso okonomiyaki, una receta de Japón,
originaria de Kansai e Hiroshima, aunque sea el plato típico de Osaka. El
significado de la palabra es “cocinado a la plancha” y de eso se trata: de una
mezcla de componentes hechos en la plancha. Como las cocinas el okonomiyaki
puede tener más o menos ingredientes pueden ser más simples o complejos, más o
menos elaborados, más bonitos o incluso feos,
buenos o malos; pero siempre será un okonomiyaki y una cocina. ¿Cómo lo
preferéis vosotros?
El libro me ha
hecho pensar en la cocina como refugio, de hecho, la palabra “hogar” tiene la
misma raíz que “hoguera” y hace referencia al lugar dónde está el fuego en la
casa. La cocina es el corazón de la casa, el verdadero hogar, allí donde nos
reunimos, nos refugiamos de la inclemencias del tiempo y de la vida. Todos
recordamos momentos en la cocina rodeados de gente querida y con una botella de
vino abierta. La cocina se convierte en el símbolo por excelencia de acogida,
por la calidez, por el olor que desprenden, por el humo de las chimeneas que nos hacen comprender que hemos encontrado
nuestro sitio en la vida.
¡Oooh! Me encanta, Linda
ResponderEliminarLe delicadeza japonesa es muy conocida y fundada...
ResponderEliminarYo puedo estar horas en la cocina, de modo que me he sentido identificada :-)
Preciosas fotos, Linda!
Besos,
Aurélie
No sufre en la cocina, que bonito, la cocina es un lugar en donde no se puede sufrir, todos los sentidos están alerta y hay que saber disfrutarlos de todos.
ResponderEliminarMe gusta la tortilla japonesa, me desconcierta el toque de mayonesa pero me gusta.
Besitos
Concuerdo contigo sobre el refugio que se encuentra en la cocina, es un sitio cálido y querido por todos.
ResponderEliminarEl libro quiero tenerlo, me ha encantado lo que cuentas de el.
La tortilla muy similar a la tamagoyaki, es una delicia, aunque el loto nunca lo he probado.
Un beso.
El alma de la casa está en la cocina, hermosísima entrada. Saludos.
ResponderEliminarNo hace mucho puse en práctica ese "agarrarse a las pequeñas cosas... " y en ello sigo... Me ha llamado la atención el libro, lo buscaré, leeré su primera hoja y si me engancha....
ResponderEliminarEn cuanto a la tortilla, me gusta que esta versión no tenga azúcar o mirim que no me gustan nada en tortilla. Habrá que probarla.
...da gusto leerte.
ResponderEliminarY esas uñas tan chisposas y simpaticas?
ResponderEliminarCreo que el verano pasado se tropezo en mis manos la lectura de un autor japones.. El encuentro fue corto pero intenso.
Tu lectura se me antoja!
Has despertado mi curiosidad hacia esta novela, creo que me encantará y también me quedo con la receta, a mi marido le encanta la comida japonesa
ResponderEliminarLos aromas, los sabores, las sensaciones emanando directas de tu cocina, de tus letras, de la historia del libro enlazada a las emociones y que se estampan contra esas uñas llenas de brillo y dulzura...nada que me encantas, siempre te lo digo...y no me importa ;)
ResponderEliminarBesote.