El lienzo que os presento hoy, Los hijos del pintor en el salón japonés, fue realizado en 1874 casi
el mismo año en que está fechado Oblómov y podría ayudarnos a recrear la vida de este : el día entero recostado de la cama al chaise longe y del chaise
longue a la cama.
La obra pertenece a Mariano Fortuny, un pintor español que murió unas semanas después de comenzar esta
pintura con solo treinta y seis años, dejándola inconclusa. La imagen la plenitud de la elegancia :
aparecen los hijos del pintor, la niña tapándose la cara con un abanico y el niño sentado en la extensísima chaise logue, tapado por
una tela de un azul infinito, entre ellos y el muro unos cojines verde, azul y
naranja. En la pared de un color indeterminado unas ramas de almendro y unas mariposas nos hablan
de un orientalismo nuevo dentro de la producción del artista que hasta entonces se había dedicado más a la estética de escenas marroquíes y andaluzas. Quizás podríamos a Fortuny impresionista,
porque estos tuvieron claro que los objetos que rodean a una persona hablan de
ella y, por lo tanto, nos descubren su
universo. Nos asomamos al universo del pintor, su cotidianeidad; de hecho,
Fortuny pensaba regalarle esta obra a sus suegro, el pintor Federico de
Madrazo.
Por otro lado, la pintura tiene el misterio de lo que no se
ha terminado, de lo que ha quedado abierto, invitándonos a preguntar qué hubiera hecho el autor de seguir con vida y cómo habría ido cambiando su
estilo. La pintura queda abierta también se sí misma y nos invita a entrar
en ella, la obra habla también de nosotros: por eso es
arte. Esta pintura supone un cambio en su trayectoria, deja el lenguaje artístico anterior que lo instaló en una vida acomodada y sin
preocupación, deja atrás el academicismo, quizás esta obra es una ruptura y, por eso, un comienzo nuevo
para Fortuny harto de pintar por encargo. Lo importante es la pintura en estado
puro, que aquí es la protagonista y se
muestra en una creatividad de rápidas pinceladas, riqueza de
colores, la transformación de la realidad en colores,
en un estallido de luz. El espectador parece contemplar una imagen cotidiana,
los elementos decorativos japoneses ocupan el primer plano, protagonizan la
composición mucho más que sus hijos. El formato apaisado del lienzo aporta una
visón diferente a la habitual,
acaso es nuestro horizonte futuro lo que estamos mirando. Quizás la ventana a la belleza con la que soñamos cada día.
Las abundantes plantas del macetero como la llamada
alocasia o coloquialmente oreja de elefante es vida, verde y abre una grieta en
el fondo. La naturaleza no está ahí controlada su exuberancia es llamativa como esta montaña de espinacas también verdes, también llenas de vida.
La receta tenía que ser algún plato japonés y he escogido estas
espinacas escaldadas con salsa de soja porque es muy sencilla y casi no tiene
preparación, ni cocción, como si estuviera sin terminar al igual que esta
maravillosa pintura al igual que esta obra de Fortuny. Por otro lado es una
receta totalmente casera muy apreciada en los hogares japoneses y que podría entusiasmar…
Después de Fortuny: entrar, es una
puerta abierta, lo hemos dicho. De la misma manera los ingredientes de la receta nos entregan es
su sencillez el mundo como es, con sabores directos y nuevos. Podemos inaugurar
este mundo como inaugura una vida la luz que refleja el cuadro.
La bellesa delicada y serena de los impresionistas te lleva a lugares desconocidos -al menos a mi- es como subir en una balsa dónde la luz del sol lo llena todo y las formas bailan ante ti...como esta receta llena de sabores y colores suaves y potentes a la vez.
ResponderEliminarUn beso.
El cuadro de hoy desde siempre me gusta mucho.
ResponderEliminarMe costó identificar los personajes en ese cuadro. Creo que lo que has descrito nos pasa a muchos bloggers, hemos comenzado fotografiando de un modo y luego desvelamos lo que realmente queremos mostrar.
ResponderEliminarMe encanta como enlazas el arte con los platos, van tan de la mano...
Besos!
Es tan bello siempre lo que nos presentas, entrar aquí y leerte me transporta siempre a un lugar de paz y desasosiego, gracias.
ResponderEliminarLas espinacas, mi verdura favorita, se comen en casa por lo menos dos veces a la semana pero desconocía esta manera de prepararlas. Será la próxima!
Besotes
me gusta muchísimo la composición de hoy! besitos
ResponderEliminarQué hermoso cuadro, no lo conocía, y esa receta la anoto, es sanota y sin calorías :-)
ResponderEliminarme gustaría mucho probar esta ensalada. Está llena de sabores no habituales en nuestra dieta y eso me llama la atención.
ResponderEliminarBonitas fotos, como siempre.
Un beso.
Unos ingredientes muy especiales que me gustaría probar. Las fotografías que haces me gustan muchísimo, pero en este post además tienen algo especial.
ResponderEliminarProbaré esta receta con espinacas porque por fin he ido al supermercado asiático y he comprado mirin y un montón de productos que tenía en lista.Loq ue nunca he visto son las virutas de bonito seco, las buscaré porque el bonito me encanta!
ResponderEliminarlas fotografías simplemente preciosas! un beso
Precioso cuadro de Fortuny, no lo conocía. Una bella imagen, además de sugerente. Me encanta.
ResponderEliminarY en cuanto al plato, rico y sencillo. Unas espinacas siempre vienen bien!!!
Un besito.
Es el plato más original que he visto con espinacas.
ResponderEliminarCuando he visto el nombre de la soja me ha sorprendido, después ya he visto que ponías la receta.
Besos.
Mil gracias a todos.
ResponderEliminarQue bueno.
ResponderEliminarLas fotos ideales.
Un saludito