Charada es una película de Stanley Donen, director de películas memorables como Cantando bajo la lluvia o Dos en la carretera (de la que ya hablamos aquí). En este caso quiso hacer un homenaje a Alfred Hitchcok aunque ella no es rubia… pero es maravillosa.
El film es una mezcla sabia de ingrediente, como los buenos platos, que la auparon al éxito. Primero: dos protagonistas que explotan su encanto y su química: Cary Grant y Audrey Hepburn. Segundo: la ciudad de la luz, París, captada por una maravillosa fotografía. Tercero: la inolvidable banda sonora de, una vez más, Henry Mancini.
Regina Lamper (Audrey Hepburn) pasa sus vacaciones en la nieve; allí conoce a Peter Joshua (Cary Grant). Una vez acabadas las vacaciones, vuelve a París dispuesta a solicitar el divorcio. Se entera de que su marido ha muerto y que mantiene una deuda en Estados Unidos. El dinero, imposible de encontrar, es el objetivo de tres hombres que la persiguen constantemente para conseguir el botín. Peter (que cambia constantemente de nombre) también parece estar interesado por ella como por el dinero. Así se desarrolla la trama con toques de intriga, humor e incluso drama.
La historia transcurre al completo en París en un ambiente rebosante de elegancia y no solo por la ciudad misma, sino por los mismos actores, la música, y los vestido de Givenchy: el eterno y fiel amigo de Hepburn.
La comida juega un papel importante puesto que en una de las primeras escenas se inmortaliza a la actriz comiendo ávidamente. Su amiga le dice: “Cuando te pones a comer así algo te ocurre”. Lo mismo acontece en el despacho del inspector quien le ofrece un sandwich de “leberwurst”, de pollo o de “leberwurst”; claro: ella elige pollo.
Aunque de antemano sé que me estoy metiendo en un tema escabroso, eso es algo que le ocurre a muchas personas al igual que lo contrario. ¿Por qué la comida se puede convertir en un problema? ¿Por qué algo de lo que supuestamente debemos disfrutar se convierte en una pesadilla y en la salida de nuestras ansiedades y complejos? De sobra es conocido por todos los problemas alimenticios que padeció la actriz de esta película en la vida real… Quizás nosotros, los que nos dedicamos de una forma u otra a cocinar, a la gastronomía, debamos subrayar que es posible disfrutar de todos los sentidos, también del gusto. Y quizás debemos preguntarnos porque esas realidades hermosas pueden convertirse en angustia en la sociedad en que vivimos. Esta es una de las razones por las que también debemos alimentar nuestra alma.
Linda, pero que bocata mas sabroso... Y es que entra por los ojos, que fotos mas divinas!!!
ResponderEliminarBesos!
Estoy de acuerdo con Piluka, genial el bocadillo y las fotos. Un abrazo!!
ResponderEliminarMaravillosa la primera fotografía y riquísimo bocado.
ResponderEliminarBuf, es que solo por verles a ellos dos flirteando... es lo más. Y pensar que Cary pensaba q era demasiado mayor para ella. Bocadillazo, eh?
ResponderEliminarMuy buena la reflexión final, Linda.
ResponderEliminarQué gran película.. y el bocatín, maravilloso!
ResponderEliminarBesos
Me han entrado ganas de volverla a ver y de preparar ese bokata en cuanto pueda. Muchas veces comemos sin sentido, como una vía de escape.
ResponderEliminarPERFECTA ENTRADA,EXCELENTE COMBINACIÓN LA QUE NOS MUESTRAS SIEMPRE.
ResponderEliminarBESOS
Me encanta....esa fotografía es delicada, ensoñación de sabores :D
ResponderEliminarBesotes.
No he visto esta película. Declaro abiertamente que tengo una cita pendiente con algunos grandes clásicos. A menudo me dedico a ver estrenos y luego me doy cuenta que hago aguas en un tipo de cine que tiene lo mejor del género por ofrecer. Prometo verla en estos días.
ResponderEliminarTe voy a contar una curiosidad Linda. Dice que la señorita Hepburn los mayores problemas que tuvo con la comida derivan de una celiaquía no diagnosticada. El gluten le sentaba francamente mal, pero nunca se le diagnosticó la enfermedad, muy difícil de detectar en aquellos años.
Tu bocadillo me parece terriblemente apetecible.
Besitos.
toma ya! que súper foto!!!! tiene una luz preciosa. Besitos guapa
ResponderEliminarEs mi actriz preferida!!!!!!!
ResponderEliminarTienes razón: se tiene que alimentar también el alma que a veces no se le da la importancia que merece.
Ayer comimos pollo y sobró y estaba dando vueltas sobre cómo prepararlo para no repetir, probaré tu receta.
Besos.
Es una película absolutamente genial, como también Audrey!
ResponderEliminarEstos bocadillitos me han robado el corazón y las fotos no se quedan atrás
Besos
Sandra
Linda peli e idea de sandwich! bravo!
ResponderEliminarqué bueno!! me encanta este bocadillo, pollo, mostaza, rúcula... ummmm...
ResponderEliminarno sabía que Audrey Hepburn había tenido problemas con la alimentación y, por último, decirte que me encanta la última foto.
Alimentar el alma con este film, es todo un acierto.
ResponderEliminarGracias. Miriam el flirteo solo es maravilloso. Zerogluten no conocía ese dato, interesante, gracias y no dejes de ver la película es absolutamente deliciosa. Un beso a todos.
ResponderEliminarVaya bocata coqueto y parisino más majo que nos has traído.
ResponderEliminar¡Totalmente de acuerdo contigo Linda!
Aquí me quedo con ganas de bajar al videoclub y alquilar la película.
Beso gordo
Me gusta que tú versión sea como bocadillo y no como sándwich, es una delicia, un abrazo
ResponderEliminarGracias a todos. Un beso
ResponderEliminarla bocata, riquísima, y aparte eso de usar los restos me encanta porque con éstas épocas de recesion. uff. quien quiere gastarse sus ahorros comiendo caviar?.
ResponderEliminarel film, uff, he visto mil pelis de Audrey y de Cary, (ya sabes mi Mamá super fan) pero no recuerdo ésta. Y en Paris!! No puede ser.
tercero. mi analista dice que la comida y el dinero son de lo más represantivo y smbólico que tenemos los seres humanos. Nuestra forma de relacionarnos con los alimentos quiere decir algo. Carencias, necesidades, ausencias, dolores....
Pero tambien alegrias!.