John Kennedy Toole (1937-1969) es el autor de La conjura de los necios, Premio Pulitzer de 1981. Cualquier persona observadora se preguntará la razón de este premio tardío: la madre fue la que luchó, tras el suicidio de su hijo por sacar el libro a la luz. Toole se había quitado la vida tras la negativa de varias editoriales pero la insistencia de su madre consiguió que obtuviera este maravilloso resultado.
El delirante personaje central de la novela es Ignatius J. Reilly, de unos treinta años, que aún vive con su madre y se ve obligado a buscar trabajo para pagar una deuda. Las peripecias por las que pasa son innumerables y los trabajos que consigue también. Uno de esos trabajos consiste en vender salchichas con un carro ambulante. La trama se desarrolla en Nueva Orleáns y es, sobre todo, en el barrio francés donde Ignatius se come todas las salchichas porque vender, vende pocas…
Por supuesto, mis salchichas tienen que ver con esto y con el buen rato que pasé este verano leyendo esta novela. Pero no relaciono a Ignatius con este alimento simplemente porque llegó a venderlo sino porque me ha llevado a pensar que quizás muchas veces somos lo que comemos o, en otras ocasiones, comemos lo que somos. Las salchichas son un alimento popular, cotidiano, corriente que a veces nos parece incluso vulgar aunque todo depende de cómo se cocine. De la misma forma, Ignatius puede resultarnos un poco grosero o tosco pero en poco tiempo descubrimos exactamente lo contrario: las apariencias nos confunden (si Freud levantara la cabeza). Por eso el protagonista quedará en mi memoria por algunas de sus notables frases:
“Su total ignorancia de lo que profesa enseñar merece pena de muerte. Dudo que sepa usted que a San Casiano de Imola le mataron sus propios alumnos atravesándole con sus estilos. Su muerte, un martirio perfectamente honorable, le convirtió en santo patrón de los profesores.
Encomiéndese a él, tonto extraviado, pseudopedante que se dedica a decir: “¿alguien para el tenis?” y a jugar a golf y a trasegar bebidas alcohólicas, pues necesita usted realmente un santo patrón. Aunque sus días están contados, no morirá usted como un mártir (pues no defiende usted ninguna causa santa), sino como el perfecto imbécil que en realidad es.”
Por último no he hecho referencia al título del libro y a su razón de ser. Toole lo tomo de un frase de Johnathan Swift que dice: “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.” Toole lo vivó en su carnes.
De vuelta al mundo...Cuando has puesto lo de Ignatius y que vivía con su madre...me he temido lo peor,jajaja.Un saludo a todos.
ResponderEliminarEsas papas se ven demasiado buenas! y las salchichas no se quedan atras!
ResponderEliminarLeí este libro hace mil años y apenas lo recuerdo, solo sé que me gustó. Y qué razón tenía Swift...
ResponderEliminarUm... que ricas se ven esas patatitas y las salchichas... Las fotos lindisimas como siempre.
ResponderEliminarBesitos,
Piluka de... Las recetas de Piluka
ya estás de vuelta???? espero que disfrutaras mucho de las vacaciones!!!! bienvenida. Besitos
ResponderEliminarYo también lo leí hace años, ni recordaba lo de las salchichas. Aunque lo que te ha quedado de lujo son las patatas!!
ResponderEliminarMe alegro de que ya vuelvas a andar por aquí!
una receta estupenda para tu vuelta. Y el libro lo conozco y nunca lo leí. Lo pongo en mi lista de pte. Bss.
ResponderEliminarme encantó ese libro! es genial!, también conocía la historia del suicidio del autor ¡qué cosas!también genial la frase que inspira el título...ah! y estoy deseando probar estas salchichas!
ResponderEliminarbesos
Vivir con un alemán te hace tener un concepto de las salchichas mucho más elevado pero es verdad que fuera de ese país se vulgarizan bastante. Yo creo que es por culpa de esos puestos callejeros en los que las preparan de aquella manera. Pero unas salchicas preparardas como se merecen, por ejemplo como tú las has preparado, pueden ser un plato de lo más digno.
ResponderEliminarHa sido un placer conocerte y conocer tu blog!
Un clásico de toda la vida del cual no me cansaré nunca. Mi marido me lo pide muchas veces ya que le recuerda a su abuela, se lo preparaba infinidad de veces.
ResponderEliminarUnas fotos y una entrada preciosa.
Besos.
Qué buenas estas salchichas!
ResponderEliminarY el libro... una maravilla. La entrada me ha encantado, tanto como tu blog.
Besos
Gracias a todos. El libro es fantástico, os lo recomiendo y la receta muy fácil. Zaida tienes razón, expones muy bien tu opinión.Un beso a todos.
ResponderEliminarAcabo de conocer tu blog a través de lo de las 1080 recetas, y me ha encantado, así que ya cuentas con una nueva seguidora más. Aprovecho para invitarte a que conozcas mi blog, aunque más modesto que el tuyo jejeje, lo hago con mucha ilusión. Un beso y encantada.
ResponderEliminarHe conocido tu blog a través de una de tus compañeras de trabajo. Está muy cuidado y las fotografías son buenísimas. ¿Has leído La biblia de neón? La escribió J.K. Toole con 15 años y pocos saben de su existencia, pero es soberbia. Gracias por regalar este fantástico blog a la red.
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