Van Gogh (1853-1890) era un pintor postimpresionista del quien todos conocéis algunos de sus problemas. El equilibrio era precisamente lo que le faltaba a Vicent: tenía personalidad bipolar y epilepsia. Podía pasar de la euforia a la tristeza, con una enorme rapidez: en un día visitaba todos los estados anímicos. Su salvación estaba en su trabajo: cuando pintaba la melancolía se esfumaba con los trazos del pincel y entonces todo se volvía enérgico y optimista.
Como los girasoles que recorren los estados de su vida en solo un día, como los girasoles que se salvan gracias al sol, el Sol, que los alimenta y los cuida. Como ellos que son cortados en su plenitud, Van Gogh se suicida en el momento culminante de su existencia. Quizás por ello el pintor holandés les dedicó tantos lienzos a estas plantas. Repetía el mismo tema en infinidad de lienzos, esbozos, dibujos; concebía sus cuadros de la misma manera porque necesitaba crearse una familia; por eso, también le preocupó tanto la amistad y sentirse rodeado de seres queridos.
El primer lienzo de girasoles que realizó es bastante curioso: no se trata de un cuadro de flores decorativo sino que aquellos aparecen cortados y ni siquiera parecen lo que son. Se representan tumbados, son potentes e inquietantes. Aquí comienza el recorrido de Vincent recorrido hacia la brillantez y el color. El "tournesol" viene a representar a Dios como fuente de vida, como poder y misterio de la naturaleza. Van Gogh comienza a perseguir ese color abrasador, como Frida Kahlo decía: “el color de la locura”.
Y desde que pinta ese lienzo su vida será un proceso tormentoso, pasando por extremas y diferentes situaciones; por eso, cuando empezaba a caminar solo, a ser un hombre de éxito decide pegarse un tiro. Era el 27 de julio de 1890.
Van Gogh era un realista atado a la naturaleza que entendió que había otras formas de captar su entorno y la realidad del mundo, no solamente con los ojos, también con los demás sentidos y, por supuesto, con entusiasmo.
Con estos pastelitos de canela podemos sentirnos iluminados por el Sol, acogidos por la naturaleza e inundados por un sentimiento de euforia, porque tenemos muchas forma de percibir las cosas: solo se necesita una segunda visión alimentada e iluminada por la sensibilidad y las emociones de una existencia vivida al máximo: alegría de vivir, entusiasmo.