Millet (1814-1975) fue un pintor realista fundador de la Escuela de Barbizón conocido principalmente por sus escenas de campesinos. Nació en Normandía (Francia) y se trasladó muy rápido a París para aprender pintura, aunque siempre sintió nostalgia del campo; nació en una familia de campesinos, quienes, no obstante, en ese momento ocupaban uno de los puestos más bajos de la sociedad. En la Ciudad de la Luz conoció a Honoré Daumier de quien tomó los contrastes de luces y sombras apreciables en los lienzos del normando, sobre todos los que recrean escenas de la naturaleza.
Podríamos citar muchas de sus obras: El Angelus (quizás la más conocida) Las espigadoras, Pastora con su rebaño o El sembrador. En todas Millet representa aquello que vio en su infancia, humildes trabajadores que se encuentran realizando las tareas de su oficio, por lo tanto, se prima el recuerdo de sus primeros años aun que hay quienes quieren identificarlo con una crítica social, desde luego, nada de imágenes bucólicas.
En Las espigadoras vemos a tres campesinas en plena faena, iluminadas por la luz del atardecer que le dan cierto tono dramático a la tela, algo que se ha utilizado para emparentar al artista con los Impresionistas. Las mujeres están vestidas con la ropa típica de Normandía y recogen la cosecha sin ocultar su esfuerzo (una de ellas posa una de sus manos en la espalda en un gesto de dolor), quizás por ello también son vistas como personas dignas de admiración. Al fondo podemos ver un carro cargado de espigas, aquí los tonos se aclaran y complementan a la oscuridad más cercana.
Como dice Ernesto Sábato en La resistencia, ¿no es hora de disfrutar en silencio de la naturaleza o de la hora del atardecer, como nos recuerda la obra de Millet? Volvamos a “lograr la belleza en un guiso o una sopa de caldo humeante” acompañada de un buen trozo de pan “que nos vincule a un amigo en una noche cualquiera”. Al fin y al cabo como dice Ibán Yarza “el pan es algo simple, profundo y querido”; la importancia de lo cotidiano.