martes, 25 de junio de 2013

La vida va en serio





Raquel Lanseros es una poeta jerezana nacida en 1973. Su formación se desarrolló fundamentalmente en León dónde estudió filología inglesa.  Desde el año 2005 ha publicado varios libros como: Leyendas del promontorio, Diario de un destello (accésit premio Adonáis), Los ojos de la niebla, Croniria y una última publicación en la que participa, una antología de nuevos poetas, Poesía ante la incertidumbre del que he extraído este poema.


Ahora ya sé que pasé por tu vida
Como pasan los ríos debajo de los puentes
-indiferentes, turbios, orgullosos-,
con la trivialidad desdibujada
de las pequeñas cosas que parecen eternas.

Muchas veces lo obvio
se oculta tras un halo de extrañeza,
tras la costumbre lenta, indistinguible
                                   del aura fugitiva de las vivencias únicas.
Es difícil saber
que la belleza abrupta del vivir cotidiano,
tan desinteresada de si misma,
nacida sin clamor ni pretensiones
es en esencia tan mágica y rotunda
que resulta imposible de imitar a propósito.

Y es aún más difícil
comprender que la fiesta de las cosas sencillas
            casi siempre termina
                       mucho antes que la voluntad del festejado

Inmóvil vi pasar ante mis ojos
el desfile callado de tu vida
con tus sueños cansados en otoño,
tus alegrías de puertas para adentro
y tus desvelos discretamente cálidos.
Creo acertar si digo
que nunca te di nada que no fuese
un préstamo a mí mismo.
            Te pedí, sin embargo, tantas cosas.

Hoy inmóvil de nuevo, asisto inerme
a este desfile amargo de tu ausencia
mientras mi corazón-dividido y atónito-
comienza a descubrir que la vida va en serio.

Te recuerdo. Hace frío
                       Y el frío me devuelve
aquella forma tuya tan sutil
de ofrecerme a la vez un corazón errante,
la suerte en un casino de Las Vegas,
la lluvia indescifrable del desierto,
los versos de Machado en un suburbio.

Ahora ya sé que pasé por tu vida
indolente y confiado,-sin asombro.
como suelen vivir todos los hombres
que no conocen todavía la pérdida.



Una año más el frío y amarillo junio  ha vuelto para hacerme comprender que “la vida va en serio”. El crujido lejano se acerca en esta fecha, desordena todo lo de hoy y hace inútil mi lucha contra el sol, ya no lo quiero, porque es amarillo limón, amarillo locura, amarillo como estas galletas. Tal vez nada termine, y a veces eso es lo que me dice mi cabeza, pero mi corazón, mi vida, desearía otra cosa, quizás otro mundo con él.







“Cryin' nobody know, nobody knows my pain”


Werewolf. Cat Power


martes, 18 de junio de 2013

La vida transfigurada




Wild Nothing es un grupo indie americano, de Virgina formado por  Jack Tatum desde 2009,  año en que formó la banda junto con Nathan Goodman, Jeff Haley, Kevin Knight y Jeremiah Johnson. Tienen varios discos publicados, uno muy reciente llamado Empty Estate y otros  igualmente geniales: Golden Haze, Gemini y Nocturne.


La música de Wild Nothing es una brisa nostálgica que nos acerca a los ochenta con sus sonidos eléctricos y nos llena de recuerdos:  cielos de la infancia, juegos en las tardes interminables, las carreras por el parque y  la sed insaciable. La canción de hoy, Cloudbusting (rompenubes), es una versión de Kate Bush, el tema que los hizo subir como la espuma, el tema que consiguió llamar la atención de, entre otros, Pitchfork, el portal de Chicago especializado en crítica de música,que posteriormente le daría el premio  “Best New Music”.  Toda la música de este grupo tiene un sonido especial, reconocible, temas como Chinatown, Nocturne o Shadow son magníficas. Su música tiene una cadencia elegante y rítmica de la que uno no se cansa, estas carcterísticas  acercan Wild Nothing a otros grupos  como Beach House.


Cloudbusting recrea una íntima historia de un padre y su hijo: Wilhelm Reich, un psiquiatra que cuenta a Peter, su hijo, su vida desde la madurez. Describe cómo pasaban el tiempo con ese maravilloso artefacto,  “rompenubes”, que provocaba una lluvia artificial; por eso, “me despierto llorando, estás haciendo lluvia, y mi sueño y tú os escapáis”. La canción habla del sentido de pérdida que rodea a Peter cuando Wilhelm es arrestado: “ eras el brillo en la oscuridad; por eso  cada vez que llueve estás en mi cabeza”. Así este cielo plomizo me devuelve a ti. Por eso la pesantez del gris me aplasta en esta época del año. Se acercan los días “rompenubes” y llueve y tú estás aquí en mi cabeza pero sé “ que algo bueno va a suceder y no sé cuándo, pero incluso podría hacer que sucediera” también porque estás aquí, en mi cabeza. ¿Qué podría suceder? No lo sé, ni siquiera sé cuando, pero algo bueno pasará porque estás conmigo, en mi memoria.


Una canción triste pero alegre; unos recuerdos melancólicos pero gozosos. Como este queso cubierto de ceniza, las apariencias engañan y nunca alcanzamos la verdad absoluta y definitiva. Hay días que nos sentimos apáticos, sin ganas de nada, tampoco de cocinar, desganados, pero la vida puede ser maravillosa y siempre estamos a tiempo de comenzar de nuevo, algo de lo que hablamos hace muy poco, podemos renacer de nuestras propias cenizas, de nuestros propios recuerdos. Algo bueno va a pasar: tiene que sucedernos algo bueno. Como en este queso en el que la ceniza gris encierra la fuerza del sabor, también nosotros encerrados en nuestra grisura, debemos romperla porque tenemos mucha vida dentro. Que el alimento nos dé fuerzas y la música energía. También para cocinar.

domingo, 9 de junio de 2013

Quizás si te pusieras en mi piel


Atticus Finch es el padre que todos quisimos tener; el hombre elegante, con una presencia impecable, que todas anhelábamos que nos cuidara; el abogado que todos desearíamos que nos defendiera.  Atticus Finch es el protagonista de Matar a un ruiseñor, una película de Robert Mulligan estrenada en el año 1962, basada en la novela homónima de Harper Lee.


La película arranca cuando muchos cayeron en la miseria, cuando todos no tenían los mismos derechos y las deudas se pagaban con nueces (quizás porque sentían vergüenza de su pobreza). Finch es un abogado viudo, padre de dos hijos, que lucha por los ruiseñores, para que puedan volar, es decir, lucha por los desprotegidos, por la gente sin derechos, por los indefensos sin recibir nada a cambio. Esos valores son los que han hecho a la película y a la novela conocidas, y al personaje interpretado por Gregory Peck, inolvidable.



Scoutt es la hija de este hombre de profundas convicciones, junto con Jem, y   la narradora del film: aporta una mirada llena de inocencia, de misterio y de entusiasmo por las cosas, por la vida; Scoutt está llena de preguntas, a las que su padre responde con paciencia y cariño. Poco a poco ella logra comprender las contestaciones ; por qué lo importante es sentirse cómodo en los zapatos de otra persona y no juzgarla por su apariencia. Sentirse cómodo en la piel de los demás: entonces quizás entenderíamos buena parte de la vida. Nunca se conocerá a alguien hasta que se haya caminado en sus propios zapatos.


Matar a un ruiseñor, como la brisa una noche de verano, nos permite regresar a la infancia, a la patria, para tener esa mirada pura y limpia capaz de no juzgar a los demás por las apariencias sino por lo que son, su sabor real y su olor real, por su presencia y su ausencia.


Como este plato que puede confundirnos por su apariencia y que contiene un buen puñado de nueces: lo importante es eliminar los prejuicios, no sentirse cohibido, probar, siempre probar, intentar dejar atrás las ideas preconcebidas y los sabores conocidos, no tener miedo a lo nuevo, a empezar desde lo desconocido o volver al principio porque la vida tiene mucho que ofrecernos y nunca seremos libres si no nos dejamos elevar por la belleza. En la cocina, como en la vida, a veces nos dejamos engañar por las apariencias. Por eso es importante probar las cosas por uno mismo; meter las manos en la masa para saber de qué están hechas las cosas, cómo se hicieron, por qué cocinaron para nosotros. Es posible que descubramos cosas interesantes.


Si te pusieras en mi piel, quizás lo entenderías.