domingo, 30 de enero de 2011

Comerse los recuerdos



INTERIOR*

Dos manzanas en un plato,
verdes y rojas. Afuera
la oscuridad de la noche,
el frío y el vendaval.

Ese que está, medio en sombras
contra el celeste muro,
crea como una alegre
tonada sobre lo oscuro

con el frío y el invierno
que afloran de pronto adentro:
breves notas son mis notas,
y las escucho contento.

Virgilio Giotti, Colores (Antología 1909-1955), Valencia, Pretextos, 2010.
*Al final aparece el texto original, en el dialecto triestino.



Colores es una antología poética publicada recientemente por la editorial Pre-textos de un poeta italiano, de Trieste, que vivió entre los años 1885 y 1957. Durante la mayor parte de su vida residió en Florencia y ejerció los oficios más peregrinos: desde inspector de asilos hasta empresario aunque durante toda su vida se relacionó con artistas y escritores. La peculiaridad de Giotti reside en la utilización del dialecto triestino; de hecho, es considerado por Pasolini como uno de lo más importantes poetas dialectales de Italia; y no sólo eso, sino que utiliza su dialecto como algo puro y delicado.



Aquello a lo que llamamos “puro” son las cosas que han pasado de unos a otros sin modificación o sufrimiento alguno y lo “delicado” aquello  tan especial que se quiere y necesita tanto que merece la pena protegerlo. Estas ideas están representadas para mi en esta tarta de manzana: la pureza de la tradición familiar y, por ello, algo tan delicado que da miedo elaborarlo para no maltratarlo o desbaratarlo. Esta tarta la hace siempre mi tía e invariablemente le queda deliciosa. Los recuerdos que me despierta son innumerables: la vieja rustidera, el desaparecido grill, la dedicación y conmovedora preocupación de la cocinera porque todo estuviera bien y el indescriptible olor que llenaba toda la casa. Una receta intocable… Hoy  toca alimentarse de los recuerdos.


INTERNO

Do pompi xe s´un piato,
bei, verdi e rossi. Fora
ghe xe la note scura,
ghe xe el fredo e la bora.

E là chi´xe, un fià in ombra,
sul celeste del muro,
i fa come un´alegra
musicheta col scuro,

col fredo, co´l´inverno
vignudi a cucar dentro:
pice note, mie note,
che mi scolto contento.

domingo, 23 de enero de 2011

Un ritual


El erizo (Le Hérisson) es una película de Mona Achache protagonizada por Josiane Balasko y, como ocurre mucha veces con las adaptaciones, es mucho menos conocida que el libro que le ha dado forma: La elegancia del erizo (L’élégance du hérisson) de Muriel Barbery. Tanto la película como el libro son producciones francesas y he tenido la suerte de poderla ver en versión original. Os dejo el cartel francés, por cierto, mucho mejor que el español.
La protagonista es una niña un tanto impertinente y repelente llamada Paloma Josse. La chica vive en un inmueble parisino muy elegante donde se hace amiga de la portera del edificio, llamada René Michel. Esta tiene un aspecto bastante sobrio y parece una mujer muy seria, pero la llegada de otro vecino despierta cierto interés en Renée. Ya he dicho en alguna ocasión que los espíritus se huelen y esto sucede entre la mujer, la niña y Kakuro Ozu, el nuevo inquilino. Los tres interesados por los libros, los tres interesados por la cultura oriental, especialmente la japonesa, los tres interesados por el interior de las personas. Curiosamente cada uno de ellos pertenecen a un mundo diferente, a un estrato social distinto pero comparten aficiones e intereses que los llevan a unirse y a mantener una enriquecedora amistad también alimentada con té y chocolate. El té y el chocolate son los alimentos preferidos de Renée y disfruta de ellos leyendo porque la mayoría de las veces la comida es algo más que alimento para el cuerpo, es un ritual, algo que nos hace sentirnos cómodos y protegidos. Creo que todos alguna vez hemos comido algo con un estricto ceremonial, algo casi protocolario y litúrgico que nos resguarda y ampara del exterior. 
Esto ocurre con la ceremonia del té: una forma de preparar el té verde o matcha influenciada por el budismo, puesto que fueron los monjes budistas quienes introdujeron el té en Japón. La persona que realiza la ceremonia debe estar familiarizada con la producción y los tipos de té además del kimono, la caligrafía, el arreglo floral o ikebana, la cerámica y otras disciplinas. Todo ello durante unas horas que nos  alejan de la realidad y nos acercan a la estética wabi: la quietud y  el refinamiento. 
¿Y el erizo? El erizo es esa capa que todos nos colocamos para protegernos del exterior y nos lleva a tener ocultas nuestras pasiones más importantes, a defendernos, en este caso, de la superficialidad que nos rodea. Con los erizos pasa igual que con estas trufas de chocolate blanco y té matcha: tienen algo por fuera que nos resulta chocante, incluso extraño pero si la conocemos en la intimidad, si probamos el interior,  tenemos la suerte de que las defensas desaparecen y hallamos un interior luminoso, delicioso. 

martes, 18 de enero de 2011

¿A qué sabe el azul?




Picasso es un pintor malagueño nacido en 1881 conocido sobre todo por ser uno de los creadores del cubismo junto con Georges Braque y Juan Gris. Este movimiento, como todos sabemos, consiste en mostrar la naturaleza de forma geométrica, con pequeñas formas de cubos. Al parecer, esta idea procede de una carta escrita por Cézanne donde aconsejába ”contemplar la naturaleza traduciéndola en cubos, conos y cilindros”. Se renuncia a la perspectiva tradicional, a los colores reales y a ver las figuras desde el punto de vista único. Al fin y al cabo, como dice Gombrich, todos los artistas realizan “un estudio del equilibrio entre color y composición”. Y los cubistas lo hacen de forma diferente a través de ellos descubrimos el mundo de forma diferente, eso es lo que aprendemos de ellos; a ver el mundo de otra forma y color. 

La trayectoria de Picasso es larga y muy prolífica. Son de sobra conocidos los períodos artísticos por los que pasó desde su formación hasta el final de sus días en 1973. Estos períodos anunciaban un cambio en su vida o eran producidos después de un acontecimiento traumático que marcaba sus sentimientos; por ejemplo, la etapa azul: tras la muerte de su gran amigo Casagemas. En cambio, hay otras obras que marcan un momento de transición como Pesca nocturna en Antibes: esta pintura fechada en el año 1939 refleja cierta tranquilidad o serenidad que puede llevarnos a recordar a Henri Rousseau, pero los colores son oscuros (azul, negro, verde, marrón y violeta oscuro), quizás estos colores nos acercan a la tristeza, al desamparo y a la incertidumbre. Solo encontramos dos puntos de luz: la enorme luna llena del Mediterráneo y el faro de los pescadores, que además están arponeando a los peces; según algunos historiadores del arte es como si se estuviera esperando la desgracia inminente.
 

La relación entre la gastronomía y los colores llega a ser apasionante, todos comemos con los ojos, eso quiere decir que también nos alimentamos de la belleza, de la luz y el color. Hay colores que nunca comemos y dentro de ellos están algunos de los que aparecen en este cuadro: azul, violeta…Habitualmente nuestro cerebro asocia los colores con la comida y rechaza ciertos a los que no estamos acostumbrados. Igual que para Leonardo o Holbein los colores poseen una realidad corpórea y llevan consigo un valor; para nosotros los colores en los alimentos representan una realidad y un significado. ¿Es posible comer el valor, la valentía, la esperanza, la pasión o la evasión? Hay días que nos decantamos en gran medida por esto…; hoy quiero un menú evasión: un poco de azul, un poco de violeta, el mar por delante y un rinconcito donde esconderme.
 
 

jueves, 6 de enero de 2011

La generosidad del pan





Djata es un niño de once años protagonista de la novela de György Dragomán, El rey blanco. El libro está estructurado en pequeños relatos, que cuentan en primera persona la vida de este chico con una infancia normal: juegos, primeros amores, travesuras, amigos... y miedo escondido, mucho miedo escondido a la enorme maquinaria política y burocrática del Telón de Acero. Los “hombres con gabardina” son los que se llevan a su padre un domingo cualquiera y por esa lúcida lógica infantil, Djata decide estar todos los domingo en su casa, puesto que como no puede ser de otra manera, su padre regresará otro domingo.

Cada episodio nos acerca a alguna de las aventuras de este chico espabilado que nos transmite su visión pura e inocente de la vida. Las peripecias del protagonista, tan espabilado, nos conmueven porque están llenas de ternura; así, la recogida de tulipanes para su madre, a la que quiere cuidar de manera especial pues se siente el hombre de la casa, y otras brutales como el entrenamiento de fútbol y la vileza de su entrenador don Gica. Nos emocionan las dificultades por las que pasaban los opositores a esa burocracia. Por ejemplo, lo complicado que resultaba conseguir algunos alimentos: “estaba deseando terminar los deberes porque tenía muchas ganas de comerme el rollo de castañas que me había hecho mamá para mi cumpleaños, había conseguido con mucha dificultad los ingredientes…” Las asociaciones que hacemos con la comida:”lo había comido por última vez hacia más de un año, cuando mi padre estaba todavía en casa, antes de que se lo llevaran al Canal del Danubio, sabía que también era el dulce preferido de mi padre, y desde entonces no habíamos podido conseguir las castañas…” Por eso se trata de un día tan especial, distinto: no sólo por que era su cumpleaños, sino porque, además, teniendo tan poco Djata aprende el significado de la generosidad con la aparición de Marius. Esto me ha llevado a pensar en los días de abundancia que hemos pasado, ¿no disfrutamos menos de lo que nos rodea porque cada vez tenemos más cosas? Los días de fiesta deben celebrarse y está muy bien hacerlo entorno a una mesa con las personas queridas, compartiendo un pan como este. Si en vez de este pan tuviéramos veinte iguales, se perdería su importancia; pienso que debemos saber que es suficiente y conveniente para que celebrar signifique alegría y agradecimiento.

Dragoman es un escritor  y traductor muy joven (1973), que aunque nació en Rumanía estudió inglés y filosofía en Budapest. El rey blanco ha sido su novela más exitosa gracias a las críticas recibidas en el extranjero. Posiblemente será uno de los autores europeos que serán relevantes en las próximas décadas, aunque una primera novela bien escrita puede ser un obstáculo para las que vengan después; de todos modos ha sido un descubrimiento.




lunes, 3 de enero de 2011

Alimentos para el alma

LLUVIA SOBRE LA LLUVIA


Al fondo,
sobre una mesa, debajo de
            un árbol desnudo,


una taza
desborda la lluvia.


Desborda, cae, y dibuja un charco,
            un espejo, una vida.


      Hugo Mújica. Casi en silencio.